El arma secreta de Hamás

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Hamás cuenta con la compasión judía para compensar su debilidad.

Mucho se ha hablado del arsenal de Hamás. Al parecer hay miles de misiles y una innumerable cantidad de túneles y depósitos de armamentos cuyo objetivo es cumplir con la meta del acta constitutiva de Hamás: destruir a Israel y asesinar a todos sus habitantes.

Sin embargo, ninguna de éstas es el arma más poderosa de Hamás.

El arma secreta de Hamás tiene una milenaria historia detrás. Su fuente es bíblica. Y tiene raíces en el primer asesinato de la historia.

La Torá nos cuenta que al comienzo de la humanidad, la rivalidad entre hermanos escaló hasta llegar al asesinato. El texto bíblico no deja en claro qué fue lo que motivó a Caín a matar a Abel. El Midrash sugiere que sintió que el mundo simplemente no era lo suficientemente grande para ambos. La coexistencia era imposible. Así que un día, Caín se precipitó sobre su hermano. Él estaba seguro que el elemento de la sorpresa le haría más fácil cumplir su cometido.

Pero eso no ocurrió.

La historia, según como aparece en la Torá, es escasa en detalles. Son los comentaristas los que, mediante su genialidad para analizar cuidadosamente el texto, le dan cuerpo a los detalles.

Y Caín se levantó contra su hermano Abel, y lo mató” (Génesis 4:8). La palabra hebrea que es traducida como “se levantó” sugiere un movimiento físico de gran significancia. Caín tuvo que levantarse porque estaba en el suelo. De acuerdo a la tradición judía, Abel era más fuerte que su hermano. Al verse atacado sin ninguna razón, Abel se defendió tan bien que prontamente tenía a su hermano bajo su control, indefensamente atrapado bajo él. Aquí debería haber terminado la historia. Pero ese fue el momento en el cuál Caín decidió usar su poderosa arma secreta.

En lo que aparenta ser un versículo sumamente desconcertante, la Torá nos dice: “Y Caín le dijo a Abel su hermano”, ¡y no completa la frase! En el medio de esta batalla, después de que su ataque fue aparentemente frustrado, Caín dice algo que altera la dinámica de la situación y que le permite finalmente lograr su nefasto plan de asesinato.

¿Qué puede haber dicho? ¿Qué motivó a Abel a dejar ir a su hermano, quien hasta entonces claramente quería matarlo? El hecho que la Torá no comparta con el lector toda esta relevante información pareciera ser algo muy poco razonable.

El arma secreta de Caín era el sentido de compasión de Abel.

Y es que la respuesta es obvia. Lo que Caín le dijo a Abel fue simplemente que ¡era su hermano! Fue un ruego por misericordia que él sabía que Abel no podría resistir. “Al igual que tú”, rogó Caín, “yo también soy un hijo de Dios. Ambos somos seres humanos que compartimos la imagen Divina. Sí, es verdad que recién intenté matarte, pero tú, con tu mayor sentido moral y con tu mayor cercanía a Dios, no puedes transformarte en culpable del mismo crimen”.

El arma secreta de Caín era el sentido de compasión de Abel. Y cuando Abel se dejó persuadir y permitió que la compasión se impusiera a la razón, sembró las semillas de su propia muerte.

La fortaleza y debilidad judía

Cuando el fuerte le permite al débil tomar la delantera a pesar de la clara intención que éste tiene de matarlo, y efectivamente muere, entonces el resultado no es simplemente asesinato, sino que también es una forma de suicidio.

Por eso la ley bíblica hizo obligatorio poner límites a la misericordia. En la ley talmúdica, quienes intentan perpetrar un asesinato pierden su derecho a la vida. Basado en Éxodo 22:1, el caso del ladrón que entra a una casa preparado para matar a sus ocupantes si fuese necesario, el Talmud declara: “Aquel que viene a matarte, levántate antes y mátalo tú a él”.

Y cuánto más verdadero es esto en el contexto de una guerra. Sí, la guerra es el infierno. Mueren inocentes y sufren los civiles. Sin embargo, la generación anterior a nosotros, quienes pelearon con éxito para salvar a la humanidad de las barbáricas metas de los Nazis, se ganaron el honor de ser llamados la “Gran generación” (nombre acuñado por el periodista Tom Brokaw para describir a la generación que peleó en la Segunda Guerra Mundial), a pesar de las desafortunadas muertes del enemigo que se requirieron para alcanzar la victoria.

Al igual que el Caín de antaño, Hamás cuenta con la bondad judía para compensar su debilidad. Ellos saben que el talón de Aquiles del pueblo judío es su incapacidad para lidiar con el dolor ajeno, incluso a expensas propias. Y por lo tanto, Hamás lanza de forma indiscriminada misiles a las ciudades israelíes, las cuales están llenas de civiles, sabiendo que la respuesta de Israel va a venir acompañada de advertencias de alejarse de mezquitas, escuelas y hogares, que son los lugares donde esconden sus armas.

Y efectivamente Hamás tiene razón. La compasión judía prácticamente no tiene límites. La piedad judía trasciende la razón.

Israel es el demonio para Hamás, excepto cuando un líder palestino o alguno de sus familiares requieren tratamiento médico urgente. En noviembre del 2013, Amal Haniyeh, la nieta del Primer Ministro de Hamás Ismail Haniyeh, estuvo en condición crítica por contraer una aguda infección en el tracto digestivo. Entonces Haniyeh envió sin titubear a la pequeña de un año a Israel para ser tratada, y el estado judío, también sin titubear, la recibió con los brazos abiertos. Similarmente, en el verano del 2012, el cuñado de Haniyeh fue llevado de urgencia a Israel para ser operado del corazón en un hospital cerca de Tel Aviv.

Setenta mil gazatíes de Khan Younis y de Deir el-Balah estaban sumidos en la completa oscuridad hace unos días luego de que un misil de Hamás que había sido disparado en contra de Israel diera con la línea eléctrica que provee electricidad a dichos lugares. Mientras seguía la lluvia de misiles, la Compañía Eléctrica de Israel envió un equipo de reparación, a pesar de que se estima que Gaza le debe a la Compañía Eléctrica cerca de 220 millones de shekels (que forman parte de la deuda palestina de 1.500 millones de shekels que debe la Autoridad Palestina). Después de todo, la gente inocente no debe sufrir.

En la historia moderna de las guerras, no hay ningún país que haya actuado con tanta preocupación por las vidas de los civiles inocentes como Israel.

En muchas ocasiones, las misiones israelíes en contra de líderes terroristas son abortadas cuando el precio de éstas incluye la muerte de civiles. El arma secreta de Hamás —saber que Israel se identifica con la respuesta de Abel ante el plan de asesinato de su hermano más débil Caín— es lo que les ha dado el coraje de rechazar cualquier acuerdo sobre un eventual cese al fuego.

En la historia moderna de las guerras, no hay ningún país que haya actuado con tanta preocupación por las vidas de los civiles inocentes como Israel. Es un atributo ejemplar. Pero al mismo tiempo, no podemos permitir que nuestra compasión se vuelva un obstáculo para luchar contra nuestro enemigo, quien está tratando de matarnos y está poniendo en peligro a vidas inocentes israelíes. Hamás conoce nuestra debilidad. Tengamos la fuerza de diferenciar entre proteger a los civiles inocentes (lo cual debemos hacer) y remover la amenaza de quienes se levantan para matarnos (lo cual también debemos hacer).

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