Soy Un Refugiado

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Forzado a dejar Algeria, mi padre y yo – y casi un millón de otros judíos expulsados de países árabes – tenemos derecho a compensación.

Como miembro activo de un gobierno democrático, puede parecer raro que declare que soy un refugiado. Sin embargo, mi padre, sus padres y sus respectivas familias fueron sólo unos cuantos de casi un millón de judíos que fueron expulsados o forzados a dejar tierras árabes. Mi padre y su familia eran de Algeria, pertenecientes a una comunidad judía de miles de años que precedió la conquista árabe de África del Norte e incluso al islam. Al independizarse, Algeria sólo permitió que los musulmanes se convirtieran en ciudadanos, y echó a mi familia y al resto de la autóctona comunidad judía afuera.

Mientras que mucha gente se refiere constantemente a los refugiados árabes o palestinos, pocos siquiera saben de los refugiados judíos de las tierras árabes.

Mientras que los árabes que huyeron o dejaron el Mandato de Palestina e Israel suman apenas 750.000, hay casi 900.000 refugiados judíos de las tierras árabes. Antes del establecimiento del Estado de Israel en 1948, habían casi un millón de judíos en las tierras árabes. Hoy hay unos 5.000.

Una importante distinción entre los dos grupos es el hecho de que muchos árabes palestinos estuvieron involucrados activamente en el conflicto iniciado por las naciones árabes de alrededor, mientras que los judíos de las tierras árabes estaban viviendo pacíficamente, en sus países de origen por muchos siglos, si no milenios.

Además, los refugiados judíos eran más urbanos y profesionales y, a diferencia de los palestinos más rurales, tenían muchas más propiedades y riqueza, que tuvieron que dejar en sus países de origen.

La suma total de las propiedades perdidas por los refugiados judíos de las tierras árabes es casi el doble que la de las propiedades perdidas por los refugiados palestinos.

Los economistas financieros han estimado que, en números de hoy en día, la cantidad total de propiedades perdidas por los refugiados judíos de las tierras árabes, incluyendo propiedades comunales como escuelas, sinagogas y hospitales, es casi el doble que las propiedades perdidas por los refugiados palestinos. Más aún, uno debe recordar que durante la década del 50, Israel devolvió más del 90 por ciento de las cuentas bancarias, cajas de seguridad y otros ítems bloqueados que pertenecían a refugiados palestinos.

Aunque el número de refugiados judíos y sus propiedades es mayor que el de los palestinos, la comunidad internacional sólo parece ser consciente del reclamo de los últimos.

Hay muchas organizaciones internacionales importantes que se dedican a los refugiados palestinos. En las Naciones Unidas hay una conferencia anual, y se creó una agencia sólo para los refugiados palestinos. Mientras que todos los refugiados del mundo tienen una sola agencia, la Agencia de la ONU para Refugiados (UNHCR), los palestinos tienen también el auspicio de otra agencia, la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA).

El presupuesto de la UNRWA para 2010 fue casi la mitad del de la UNHCR.

Es igualmente impresionante el hecho de que la UNHCR se enorgullece de haber encontrado “soluciones durables” para “decenas de millones” de refugiados desde 1951, el año de su establecimiento. Sin embargo, la UNRWA ni siquiera afirma haber encontrado “soluciones durables” para nadie.

Si eso no es lo suficiente tergiversado, veamos las definiciones y cómo son aplicadas: por lo general, la definición de refugiado sólo aplica a la persona que huyó y buscó refugio, mientras que un refugiado palestino es la persona que huyó, y además de esto, también todos sus descendientes para siempre son considerados refugiados. Entonces, de acuerdo a la definición de la UNRWA de conferir el estatus de refugiado a los descendientes, yo sería un refugiado.

Sin embargo, no me considero uno, soy un orgulloso ciudadano del Estado de Israel. Los refugiados judíos encontraron Israel, y así también, los refugiados árabes deberían encontrar sus aspiraciones nacionales en un Estado Palestino.

Cuando continúen las negociaciones directas entre Israel y los palestinos, el foco volverá a estar en este asunto. El llamado “derecho del retorno” de los palestinos es una ficción legal. La resolución 194 de la Asamblea General de la ONU, la supuesta fuente para este “derecho”, no menciona este término, no es aplicable legalmente y, como todas las otras resoluciones relevantes de las Naciones Unidas, utiliza intencionalmente el término “refugiados” sin ningún apelativo.

La resolución 242 del Consejo de Seguridad de la ONU, todavía visto como el principal marco legal para resolver el conflicto árabe-israelí, sostiene que un arreglo de paz integral en Medio Oriente tendría por la fuerza que incluir “un justo arreglo sobre el problema de los refugiados”.

No se hace ninguna distinción entre los refugiados árabes y los judíos.

De hecho, uno de los principales redactores de la resolución, el juez Arthur Goldberg, Delegado en Jefe de los Estados Unidos en la Organización de las naciones Unidas, dijo: “La resolución habla del objetivo de lograr un justo acuerdo sobre el problema de los refugiados. Este lenguaje presumiblemente se refiere tanto a los refugiados árabes como a los judíos”.

Además, toda conferencia de paz y acuerdo intentado o firmado entre Israel y sus vecinos árabes utiliza el término “refugiados” sin ningún calificativo.

Durante las famosas discusiones de Camp David en 2000, el presidente Clinton – facilitador y anfitrión de las negociaciones – dijo: “Tendrá que haber alguna clase de fondo internacional para los refugiados. Interesantemente, creo que hay, en ambos lados, algún interés en tener un fondo que compense a los israelíes que se transformaron en refugiados a partir de la guerra que se desató después del nacimiento del Estado de Israel. Israel está lleno de gente, gente judía, que vivió predominantemente en países árabes y que vinieron a Israel porque se transformaron en refugiados en sus propias tierras”.

En 2008, el Congreso de los Estados Unidos aprobó la House Resolution 185, garantizando por primera vez un reconocimiento igualitario para los refugiados judíos, y afirmando que el gobierno norteamericano reconoce que todas las víctimas del conflicto árabe-israelí deben ser tratadas igualitariamente.

Estoy orgulloso del hecho de que la Kneset aprobó una resolución que hará que la compensación a los refugiados judíos de los países árabes después de 1948 sea parte integral de cualquier negociación futura por la paz. El proyecto de ley israelí estipula que “El Estado de Israel no firmará, ni de manera directa ni con un delegado, un arreglo político en el Medio Oriente sin asegurar los derechos de los refugiados judíos de los países árabes de acuerdo al tratado de refugiados de la ONU”.

Antes de 1948 había cerca de 900.000 judíos en tierras árabes, ahora quedan sólo unos pocos miles. ¿En dónde está la ira, las conferencias y las exigencias internacionales por indemnización y compensación? Mientras que el tema de los refugiados palestinos se ha convertido en un arma política para atacar a Israel, y la Liga Árabe le ha ordenado a sus miembros no otorgar ciudadanía a la población palestina, Israel en cambio, ha absorbido a todos sus refugiados, ya sea que hayan estado huyendo del Holocausto o de la persecución y expulsión de tierras árabes.

La gente como mi padre, los cientos de miles que vinieron a Israel y los millones de israelíes que descendieron de estos refugiados, tienen derecho a ser indemnizados. Es vital que este asunto vuelva a la agenda internacional, para que no volvamos a ver un trato de árabes y judíos asimétrico y distorsionado en el conflicto árabe-israelí.

Esta opinión editorial apareció en The Jerusalem Post.

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