Viviendo en medio del terror

3 min de lectura

Ellos arriesgan sus vidas para pelear por nuestro derecho a vivir en la tierra de Israel.

Una amiga, que vivía en una comunidad en Gush Etzion, me contó que una vez le habían disparado varias veces mientras manejaba hacia su casa. Ella era una dulce mujer de Sudáfrica, y en aquella ocasión llevaba a dos de sus hijos en el asiento trasero del auto.

“¿Qué hiciste?”, le pregunté aterrada.

“Bajé mi cabeza y seguí conduciendo lo más rápido que pude”, me respondió.

"¿Cómo hiciste eso? ¿Cómo lograste mantener la calma? ¿Cómo lograste seguir conduciendo?".

"Porque tenía que hacerlo. Quería vivir más de lo que me asustaba moverme".

Recientemente escuché una historia que me recordó la valiente respuesta de esta joven. Un anciano iba caminando por la calle en pleno invierno, y había algunos lugares de la acera que estaban cubiertos de hielo. El hombre resbaló en uno de ellos y cayó. Un joven lo vio caer y corrió a ayudarlo.

Luego de que el anciano le agradeciera, el joven le dijo: “Quédese en su casa, donde estará seguro”.

El anciano se paró erguido, lo miró a los ojos y le dijo: “Quiero caminar más de lo que temo caerme”.

Sus palabras resonaron en mi mente cuando me enteré de las terribles noticias de los ataques ocurridos en Israel. Luego de que la joven de 13 años Hallel Yaffa Ariel fuera asesinada en su cama la semana pasada, su padre se sentó al lado de la sollozante madre y le dijo: “Anoche ella volvió a casa luego de una actuación de baile. Era una niña increíble; trabajó muy duro durante varios años para volverse bailarina. Se esforzaba muchísimo en todo lo que hacía. Dios le dio una gran mente, mucha sabiduría. Era tan inteligente. Hallel amaba vivir aquí, amaba este lugar. No le tenía miedo a nadie. Nunca imaginó —ni ella ni nadie— que una malvada persona, una que sólo buscaba inundar el mundo con un río de sangre, la asesinaría mientras dormía. Para eso viven. Para matar. Es terrible, tan sólo piensa en ello. Una pequeña niña que no hizo nada”.

Y justo después de que Israel enterrara a Hallel Yaffa Ariel, un terrorista disparó a una familia que viajaba en su automóvil rumbo a su casa en Otniel. Michael Mark, director de la Ieshivá Hesder de Otniel y padre de diez hijos, fue asesinado delante de sus hijos; además, su esposa y dos de sus hijos se encuentran gravemente heridos.

Nunca conocí a la familia Ariel o a la familia Mark, pero he tenido el privilegio de visitar Kiryat Arba y otras tantas comunidades cerca del borde con poblados palestinos. La gente que vive allí son de las personas más inspiradoras que he conocido. Me sorprende su fortaleza, su coraje, su profundo amor por el pueblo judío y por la tierra de Israel. Me sorprende su bondad y su hospitalidad.

Pero más que todo, cuando reflexiono sobre estas familias que viven constantemente bajo la sombra del terror, pienso inmediatamente en las palabras del anciano “quiero caminar más de lo que temo caerme”. Ellos viven en el ‘frente de batalla’, pero no se irán a ningún lado. ¿Por qué? Porque quieren salvar al pueblo judío más de lo que le temen a la muerte. Día tras día arriesgan sus vidas para pelear por nuestro derecho a vivir en el hogar nacional judío. Así de duro y así de simple: quieren dar más de lo que quieren tomar. En cada instante. Día tras día.

Y es por eso que merecen no sólo nuestros rezos y condolencias, sino también nuestra más profunda gratitud. Que Dios consuele a sus familias y sane a quienes fueron heridos en los desgarradores ataques de la semana pasada. Por favor reza por la esposa de Michael Mark HY’’D, Java Rajel bat Ayelet, y por dos de sus hijos, que fueron heridos en el ataque, Tehila bat Java Rajel y Pedaya Menajem ben Java Rajel.    

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