Estableciendo contacto con Dios

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¿Cómo podemos percibir lo Infinito si estamos atorados en un mundo finito?

La dimensión planilandia

Tenemos un problema fundamental al tratar de entender lo que significa estar más allá del tiempo y el espacio, porque todas nuestras concepciones mentales existen dentro del tiempo.

Al imaginar la eternidad, lo máximo que podemos visualizar es una imagen de algo que va hacia atrás en el túnel de la historia y que se estira hacia delante en dirección al futuro. Pero eso no es eternidad, porque la eternidad está más allá del tiempo y no dentro de él.

¿Cómo puede un ser finito entender lo infinito? ¿Cómo puede una persona ciega entender el color?

¿Cómo puede un ser finito entender lo infinito? ¿Cómo puede una persona ciega entender el color?

La respuesta yace en el punto donde las dos dimensiones se intersectan.

"Planilandia", la novela de Edwin Abbott, describe un mundo bidimensional en donde todo es absolutamente plano. La profundidad y la altura no existen en este mundo; sólo hay longitud y amplitud.

Imagina que viviéramos en este universo plano y bidimensional. ¿Qué veríamos al mirar a otra persona? Sólo veríamos una línea. Líneas grandes, líneas pequeñas, dependiendo del ancho de la persona o del objeto. No hay lugar para nada más.

Sin embargo, más allá de este mundo plano hay otra dimensión – la tercera dimensión, en donde las cosas tienen una extraña cualidad llamada altura y profundidad.

La gente que vive dentro del mundo bidimensional no tiene la capacidad de entender lo que significa ser tridimensional. Están atorados en su dimensión limitada; todo lo que perciben es bidimensional.

Imagina un dedo tridimensional cruzando a través de un mundo plano. ¿Cómo se vería?

Imagina un dedo tridimensional cruzando a través de un mundo plano. ¿Qué verían en dicho mundo? Verían sólo una línea – un corte lineal del dedo. Cuando la longitud completa del dedo pasara por este mundo moviéndose lentamente hacia arriba y abajo, ellos verían miles de cortes transversales. Pero seguirían sin poder juntar todos los cortes transversales del dedo para obtener un entendimiento completo del mundo tridimensional.

Sin embargo, ellos sí pueden relacionarse con este dedo que existe en otra dimensión. Pueden percibir aspectos parciales del reino tridimensional cuando este se cruza con su mundo bidimensional; pero un entendimiento completo está más allá de sus posibilidades.

Nuestro mundo

Existen barreras similares entre lo finito y lo infinito. Existimos en el mundo finito, aprisionados por el tiempo y el espacio. Por lo tanto, es imposible que entendamos la esencia de la dimensión infinita.

Esto no significa que no podemos entender un poco sobre lo infinito. Podemos entender ciertos aspectos de lo infinito en la medida que se cruza con nuestro mundo, filtrado con un lente finito – al igual que las personas bidimensionales entienden el dedo cuando se cruza con su mundo. Percibimos lo infinito de acuerdo a su relación con nuestro mundo, desde nuestra perspectiva finita.

Lo que el infinito NO es

Podemos hablar del infinito de dos formas: La primera es definiendo lo que el infinito no es, y la segunda es describiendo lo que el infinito es mediante el uso de metáforas antropomórficas. Ambas formas están basadas en nuestro entendimiento de lo finito, que es lo que está a nuestro alcance.

Dado que somos parte de un mundo finito, podemos entender y definir propiedades que hacen que algo sea finito. Sabemos que las entidades finitas tienen bordes y límites. Por lo tanto, todo lo que existe en el espacio debe ser, por definición, finito – ya que es limitado y está contenido en el espacio. Podemos dar el paso lógico siguiente y concluir que lo infinito (que por definición no tiene propiedades finitas) no está limitado y no existe dentro del espacio. Si lo hiciera sería finito, y no infinito.

Al trazar la línea que distingue entre lo finito y lo infinito, logramos un indicio de una dimensión completamente diferente.

Este enfoque describe lo que el infinito "no es" – por medio de la negación de cualidades inherentemente finitas. Esto es exactamente lo que significa, literalmente, la palabra 'infinito': in-finito, no finito. Al trazar la línea que distingue entre lo finito y lo infinito, logramos un indicio de una dimensión completamente diferente.

Lo que el infinito SÍ es

Cuando hablamos sobre lo que el infinito es – eterno, absoluto, universal – las palabras que utilizamos son finitas. Es difícil describir lo infinito en sentido positivo – dado que el único lenguaje que tenemos es, por definición, inadecuado.

[La simplicidad de Dios] está, en realidad, mucho más allá del alcance de nuestro entendimiento y de nuestra imaginación, y prácticamente no hay forma de expresarla y ponerla en palabras. Nuestro intelecto y nuestra imaginación sólo son capaces de entender cosas que están sujetas a las limitaciones naturales que fueron creadas por Dios, ya que éstas son las únicas cosas que nuestros sentidos pueden detectar y transmitirle a nuestra mente (Rav Moshe Jaim Luzzatto en El Camino de Dios 1:1:5).

El Talmud enseña que la Torá habla en el lenguaje del hombre. Toda percepción de Dios debe ser filtrada por un lente finito – por lo que, en realidad, nunca podemos describir la esencia de Dios. Lo único que podemos hacer es emplear metáforas humanas (por ejemplo, "La huella de Dios") para describir a Dios desde nuestra perspectiva finita utilizando nuestro lenguaje finito.

Obviamente ninguna terminología antropomórfica es completa y precisa, pero igualmente es útil ya que describe nuestra relación con Dios, otorgándonos de esta manera medios efectivos para percibir cómo la dimensión infinita se relaciona con el mundo finito.

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