[Historia Judía #42] El surgimiento del islam

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Mahoma reaccionó con furia cuando los judíos se negaron a reconocerlo como el último de los profetas.

En la entrega anterior, discutimos extensamente sobre el impacto que tuvo el pueblo judío en los intelectuales de Roma antes del advenimiento del cristianismo. De la misma manera, los judíos que vivían en la Península Arábiga tuvieron un impacto positivo en sus vecinos árabes.

Durante los días de los enfrentamientos judíos con el Imperio Romano, hubo muchos judíos que huyeron a áreas que estaban fuera del control de Roma y fundaron varias ciudades y pueblos en Arabia. Una ciudad muy famosa que casi con seguridad fue fundada por judíos es la ciudad de Yatrib. En la actualidad, Yatrib es más conocida como Medina, y es considerada la segunda ciudad más sagrada del islam (después de Meca).

Al igual que en Roma, los judíos locales atrajeron a su estilo de vida a un gran número de conversos y admiradores.

M. Hirsch Goldberg, en su libro Jewish Connection (Conexión judía, p. 33), resume la historia previa a principios del siglo VI:

En Arabia, hubo tribus enteras que se convirtieron al judaísmo, incluyendo dos clases de himyaritas. Ernest Renan, crítico francés de la Biblia, destacó que 'por un pelo Arabia no se convirtió al judaísmo'.

Una de las personas que se impresionaron por la inflexible devoción al monoteísmo de los judíos fue el joven mercader llamado Mahoma ibn Abdala.

En sus inicios, Mahoma se vio sumamente impresionado por los judíos.

A pesar de que los viajes de Mahoma lo habían expuesto al cristianismo y que claramente se había visto influenciado por él, algunos de los aspectos de éste le resultaban sumamente problemáticos, en particular la doctrina de la Trinidad, la cual no le parecía que fuese estrictamente monoteísta. Está registrado que Mahoma habría dicho:

No creyentes’ son quienes dicen: "Alá es el Mesías, el hijo de María…" ‘No creyentes’ son quienes dicen: "Alá es uno de tres". Sólo hay un Dios. Si ellos no desisten de decir eso, quienes no creen serán severamente castigados (Corán 5:71-73).

Sin embargo, no hay duda de que en los inicios de su despertar espiritual, Mahoma se vio muy impresionado por los judíos. S.D. Goiten escribe en su libro Jews and Arabs (Judíos y Árabes, p. 58-59):

"El valor intrínseco de la creencia en un solo Dios, creador del mundo, el Dios de la justicia y la misericordia, ante quien todas las personas tienen que rendir cuentas, le llegó a Mahoma —como él nunca dejó de enfatizar— desde Israel".

Claramente tenía algo de conocimiento de Torá, ya que posteriormente citaría a Moshé (aunque por lo general no de forma precisa) más de cien veces en el Corán, el registro de sus enseñanzas que luego se convirtió en el libro sagrado de su nueva religión. De los 25 profetas que aparecen enumerados en el Corán, 19 provienen de las escrituras judías; además, muchas leyes rituales y civiles del islam son paralelas a leyes del judaísmo, como por ejemplo la circuncisión y la prohibición de comer cerdo.

Hijos de Ishmael

Mahoma creía en la antigua tradición que dice que los árabes son los otros hijos de Abraham —por medio de la línea de su hijo Ishmael, a quien tuvo con la sirvienta Hagar— y decía que ellos habían olvidado las enseñanzas de monoteísmo que habían heredado hacía tanto tiempo. Mahoma consideró que su misión era traerlos de vuelta. Paul Johnson, en su libro History of the Jews (Historia de los judíos, p. 167), explica:

Lo que paresia que él [Mahoma] deseaba era destruir al paganismo politeísta de la cultura del oasis por medio de entregarles a los árabes un monoteísmo ético judío en un lenguaje que pudieran entender y en términos que estuvieran adaptados a sus costumbres. Él aceptó al Dios judío y a sus profetas, la idea de una ley fija que estaba contenida en la escritura —siendo el Corán un sustituto en árabe para la Torá— y la adición de una Torá Oral que fuera aplicada en cortes religiosas.

No hay dudas de que el mundo árabe en el que nació Mahoma necesitaba valores morales y una reforma social de forma imperiosa. La Meca de ese entonces era un lugar central para la idolatría pagana. Los miembros de las tribus árabes de la región idolatraban allí a un panteón de dioses, incluyendo a Al-Lat, la diosa del sol, y a Al-Uza, una diosa asociada con el planeta Venus, ambas hijas de la deidad principal conocida como Al-Ilá (Alá) o "el Dios".

El santuario Kaaba enclaustra el famoso meteorito negro, el cual solía ser utilizado para la idolatría pagana.

El Kaaba, el santuario que enclaustra el famoso meteorito negro que era idolatrado en la Meca previo al tiempo de Mahoma, también albergaba un altar en el que se ofrecían los sacrificios de sangre a esos y otros dioses.

La moralidad de las tribus vecinas podría ser descrita en el mejor de los casos como caótica. Huston Smith, en su clásico The Religions of Man (Las religiones del hombre, p. 219), llega a llamar a la sociedad árabe previa al advenimiento de Mahoma "barbárica". Las lealtades tribales eran supremas; no había nada fuera de eso que lograra mitigar las enemistades a muerte, las camorras por borracheras y las orgías a las que predisponía la dura vida del desierto.

La visión de Mahoma

Mahoma se sintió repelido por la cruda y cruel realidad que lo rodeaba. En el año 610 EC, a los 40 años, escapó a una cueva en el desierto donde, de acuerdo a la tradición musulmana, tuvo una serie de visiones místicas que incluyeron revelaciones del Ángel Gabriel. Del desierto volvió con la misión espiritual de transformar a la sociedad pagana que lo rodeaba.

Predicando un fin al desenfreno y la necesidad de paz, justicia y responsabilidad social, Mahoma advocó por mejorar el trato a los esclavos, los huérfanos, las mujeres y los pobres, y por que fueran reemplazadas las lealtades tribales por la confraternidad de una nueva fe monoteísta a la que llamó Islam, que significa "entregarse a Dios" (Quien se somete a ella es llamado ‘Musulmán’).

El Islam estaba, de acuerdo a Mahoma, construido sobre cinco pilares:

  • Fe en un Dios ("No hay Dios sino Alá").
  • Plegaria (cinco veces al día).
  • Caridad (2,5% del ingreso personal).
  • Peregrinaje a la Meca llamado Haj (una vez en la vida).
  • Ayuno (un ayuno desde el amanecer hasta el anochecer durante 30 días, durante el mes de Ramadán)

Otro principio fundamental del Islam es la Jihad. (A pesar de que la mayoría de la gente cree que el término Jihad significa guerra santa, el significado real de la palabra es "lucha" y puede ser usado tanto para referirse a la lucha interna entre el bien y el mal que ocurre en todos nosotros, como a la lucha externa entre el mundo del musulmán (dar al Islam) y el mundo del no musulmán, llamado el Mundo de Guerra (dar al Hare). El primer uso del término Jihad, como es mencionado en el código de ley islámica (sharia) del siglo siete, se refiere a la lucha externa en contra del mundo no islámico) (1).

En sus inicios, Mahoma atrajo muy pocos seguidores; después de tres años tenía apenas cuarenta conversos. Pero, imbuido con una pasión que ha sido la marca distintiva de los visionarios realmente grandes de la historia, Mahoma no renunció. Poco a poco construyó un firme sequito de comprometidos seguidores.

Y mientras más seguidores atraía, más atención obtenía, lo que a su vez generaba una mayor hostilidad. Los mercaderes de Meca, cuyo sustento dependía de los sitios paganos y de los rituales de la ciudad, no iban a ser fácilmente dejados de lado. Se tramó un complot para asesinarlo, pero Mahoma escapó en el último segundo.

Mientras que la persecución a los musulmanes en Meca estaba en ascenso, la ciudad de Ytrab estaba viviendo problemas de lucha interna y una delegación decidió que el fogoso predicador de Meca sería el hombre idóneo para terminar con el caos. Después de lograr el compromiso de los representantes de la ciudad sobre que sólo se adoraría a Alá, Mahoma aceptó emigrar. Su viaje a Ytrab en el año 622 EC, el año 1 del calendario islámico, fue inmortalizado en el Hegira.

Así, su vida fue salvada y se abrió un nuevo horizonte para sus enseñanzas. Fue en Ytrab —que luego sería conocida como Medina, "la ciudad del profeta"— que el Islam se abrió paso.

Después de convertir a Medina en su fortaleza, Mahoma movilizó un ejército de 10.000 hombres y, en el año 630 EC, volvió a Meca con la intención de purificar el Kaaba y convertirlo en un centro de adoración del único Dios, Alá.

Su éxito es legendario. Dos años después, cuando murió, toda Arabia estaba bajo control musulmán.

Mahoma y los judíos

El gran problema que tuvo que enfrentar Mahoma en Medina —y en todos lados— fueron los judíos, quienes no estaban listos para aceptar su versión árabe del judaísmo. Al igual que habían rechazado previamente al cristianismo, también rechazaron el islam.

Sin embargo, debemos señalar que los judíos tenían muchos menos problemas con el islam que con el cristianismo. El islam era puramente monoteísta, mientras que el cristianismo había incorporado buena parte de la mitología pagana a su religión. El islam no afirmaba que Mahoma fuera "dios" ni "hijo de Dios" ni que Dios viniera en tres partes. El islam seguía muchas leyes y costumbres judías, a diferencia del cristianismo que desautorizaba la ley de la Torá en favor de la fe en Jesús.

Había un consenso en que Abraham era tanto el padre de los judíos como de los árabes.

El consenso más importante era que Abraham era tanto el padre de los judíos (a través de su hijo Itzjak) como de los árabes (a través de su hijo Ishmael), lo que convertía a los dos pueblos en hermanastros. La mayor discordia era respecto a si Mahoma era realmente el último de los profetas que serían enviados por Dios y si su palabra era la revelación final o no. Los judíos consideraban que esta idea era inconcebible, siendo que la profecía había terminado hacía mucho tiempo y que las palabras de la Torá nunca serían substituidas.

Su rechazo era doloroso para Mahoma, quien reaccionó con hostilidad hacia los judíos y se esforzó mucho para separar al islam de sus raíces judías. El día más sagrado de la semana fue cambiado al viernes; la dirección de las plegarias pasó de ser hacia Jerusalem a ser hacia la Meca; la mayoría de las leyes alimenticias fueron removidas del islam con la excepción de los rituales de faenado, la prohibición respecto al cerdo y el consumo de sangre.

Es más, Mahoma sostenía que los judíos habían distorsionado su propia Biblia: Abraham no habría intentado sacrificar a Itzjak a Dios en el Monte Moriá, una de las colinas de Jerusalem, sino que habría llevado a Ishmael a Meca, donde habría ofrecido sacrificarlo a Alá en la Piedra Negra de Kaaba.

Si los judíos habían reprobado previamente las afirmaciones de profecía de Mahoma, ahora se burlaban abiertamente de lo que consideraban un absoluto invento; con esto, las cosas sólo empeoraron. La ira y las maldiciones de Mahoma en contra de los judíos están registradas en el Corán:

  • "Y humillación y miseria estaban estampadas en ellos, y fueron visitados con la ira de Dios" (Sura 2:61).
  • "De todos los hombres seguramente encontrarán que los judíos… son quienes tienen enemistad más fuerte hacia los que creen" (Sura 5:85).
  • "Vendedores de error son ellos y son deseosos de que te desvíes del camino… Pero Dios los ha maldecido por su descreimiento" (Sura 4:48-49).

La ira de Mahoma hacia los judíos no sólo era en forma de retórica; el período que abarcó desde el año 622 EC hasta su muerte en el año 632 EC estuvo marcado por períodos de intensa violencia antijudía en los que Mahoma sistemáticamente expulsó, saqueó e incluso asesinó a las tribus judías de Nadir, Kaibar y Banu Quaraiza que vivían en la Meca y sus alrededores. Las victorias de Mahoma sobre los judíos aparecen discutidas extensamente en Sura 59 del Corán.

Después de la muerte de Mahoma, algunos de sus seguidores interpretarían sus declaraciones como un permiso para purgar al mundo de los judíos. Otros musulmanes se concentrarían más en el legado y creencia común que Mahoma también había enfatizado y tratarían a los judíos un poco mejor (en futuros capítulos de esta serie veremos cómo ocurrió esto).

Jihad

Cuando murió Mahoma en el año 632 EC, Arabia estaba unida y lista para la jihad, la "guerra santa" o la "lucha santa" para traer al mundo a Alá. En breve se movilizó con un temible poder en contra de los imperios Bizantino y Persa.

¿Qué significó eso para los judíos?

Responde Rav Berel Wein en su libro Echoes of Glory (Ecos de gloria, p. 299):

La mayoría de los historiadores judíos (hasta los recientes historiadores revisionistas) están convencidos de que la Iglesia Bizantina hubiera intentado erradicar al judaísmo por completo si la Iglesia misma no hubiese sido derrotada y su plan para lograr la hegemonía en Asia Menor y en la cuenca del Mediterráneo no hubiese sido frustrado por la creciente marea del islam. Así, la llegada del islam puede ser vista como una ocurrencia providencial que permitió que los judíos se escurrieran entre las grietas que causó el islam en la persecución de la Iglesia Bizantina. Sin embargo, al igual que con todos los 'regalos' históricos en la historia judía, el ascenso del Islam probaría ser sólo una ventaja a medias para Israel.

Los judíos fueron clasificados como ahl al-dimma, "pueblo protegido", y se les permitió vivir en países islámicos sin ser forzados a convertirse. Pero un grupo completo de leyes aplicaba a ellos, de las cuales la mayoría estaba diseñada para separarlos, humillarlos y enfatizar su status inferior.

Por ejemplo, un judío nunca podía tener su cabeza más alta que un musulmán; si un judío estaba caminando y un musulmán le pasaba por al lado, el judío tenía que meterse en las canaletas en deferencia al estatus superior del musulmán. Un judío nunca podía testificar en contra de un musulmán en una corte (lo que significaba básicamente que no había justicia para los judíos). Un judío no podía tener una casa de adoración más alta que una mezquita, que es la razón por la que (por ejemplo) las Cuatro Sinagogas Sefaraditas en la Ciudad Vieja de Jerusalem son subterráneas. Debemos notar que, a lo largo de la historia, algunas de estas leyes no fueron forzadas de forma uniforme, y hubo períodos en que los judíos que vivían en los países árabes eran perseguidos abiertamente y otros períodos en los que eran tratados muy bien.

A continuación analizaremos una importante comunidad judía que, al menos durante un tiempo, floreció bajo el dominio musulmán.


Notas:

1. Para una buena explicación del concepto de Jihad ver: Bernard Lewis, The Middle East-A Brief History of the Last 2.000 Years (El Medio Oriente: Una Breve Historia de los Últimos 2.000 Años, New York, 1995, p. 233-8).

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