[Historia Judía #49] Los judíos de Polonia

9 min de lectura

El Rey Boleslao de Polonia invitó a los judíos, garantizándoles una cantidad de derechos y privilegios sin precedentes.

El período histórico que estamos analizando se conoce como el ‘Renacimiento’, el cual los historiadores suelen datar entre los años 1350 y 1650. Pero, ¿a qué "renacimiento" se refiere específicamente este nombre? La respuesta: a un renacimiento del conocimiento.

Ya dejamos atrás la Edad Oscura, la cual estuvo dominada por las políticas opresoras de la Iglesia en Roma, y ahora comenzamos un período asociado con la expresión individual, la conciencia de los actos propios, la experimentación con el materialismo y los logros en erudición, literatura, ciencia y arte.

En el Renacimiento vemos algunos poderosos reyes que aparecieron en Inglaterra y Francia, mientras que el poder de la Iglesia comenzó a disminuir. Algunas de las personalidades famosas de este período fueron Miguel Ángel, Leonardo da Vinci, Shakespeare, Macchiavello, Petrarca, Rebeláis, Descartes y Copérnico, sólo por nombrar algunos.

También fue una época en que los judíos se encaminaron hacia Polonia. Hoy tendemos a pensar que la vida judía en Polonia estaba confinada a un shtetl, pero eso ocurrió recién en el siglo XVIII. También tendemos a pensar que Polonia es sinónimo de antisemitismo, pogromos, etc., pero durante la época del Renacimiento las cosas eran bastante distintas.

Antes de comenzar la fascinante historia de los judíos de Polonia, tenemos que recordar el patrón histórico que vemos constantemente en la historia judía: los lugares en los que los judíos florecen son, casi siempre, los lugares en donde los judíos más terminan sufriendo. Uno esperaría encontrar lugares buenos para los judíos y otros en donde los judíos tuvieran dificultades, pero eso no es lo que suele ocurrir.

Los mejores y los peores tiempos tienden a ocurrir en el mismo lugar. Lo acabamos de ver en España, ahora lo veremos en Polonia, y más adelante lo veremos en Alemania. Es uno de los grandes patrones que vemos en la historia judía desde que los judíos fueron invitados a Egipto y luego terminaron siendo esclavizados allí.

Entonces, ¿cómo llegaron los judíos a Polonia?

Una invitación polaca

Polonia se volvió cristiana muy tarde, recién a comienzos del siglo XI, y recién en ese momento se unió a la comunidad europea de naciones (por decir así). Después de eso, le llevó unos 200 años comenzar a emerger como una nación-estado con un fuerte potencial de desarrollo.

Si quieres desarrollar tu país económica y culturalmente, ¿qué necesitas?

Necesitas judíos.

¿Por qué los judíos eran tan necesarios? Primero, porque podían leer y escribir. Los judíos tenían siempre un alto nivel de educación, ya que debían ser literatos para estudiar y cumplir la Torá, y la educación general era parte del conjunto. Segundo, los judíos eran excelentes banqueros, contadores y administradores que sabían activar la economía.

Entonces, en 1264, el Rey Boleslao de Polonia proveyó una carta de privilegios invitando a los judíos a ir allí. La carta de privilegios era un documento increíble, que le otorgaba a los judíos derechos y privilegios sin precedentes. Por ejemplo, declaraba que:

  • “El testimonio de un cristiano no puede ser admitido solo en un asunto concerniente al dinero o la propiedad de un judío. En todo incidente de esta naturaleza debe haber un testimonio tanto de un cristiano como de un judío. Si un cristiano hiere a un judío de cualquier forma, el acusado pagará una multa al tesoro real”.

  • “Si un cristiano profana o deshonra un cementerio judío de cualquier manera, es nuestro deseo que sea castigado severamente como es exigido por la ley”.

  • “Si un cristiano ataca a un judío, el cristiano será castigado como es exigido por las leyes de esta tierra. Prohibimos rotundamente que alguien acuse a los judíos de nuestro país de usar la sangre de seres humanos”.

  • “Afirmamos que si un judío clamara en la noche como resultado de un acto de violencia que sufriera y los vecinos cristianos no respondieran a su llanto y no brindaran la ayuda necesaria, serán multados”.

  • “También afirmamos que los judíos son libres para comprar y vender todo lo que deseen, al igual que los cristianos, y que si alguien se los impide, deberá pagar una multa” (1).

Este documento era increíble. Vimos antes (en el capítulo 46) que los judíos eran aceptados como prestamistas (teniendo prohibido practicar otras profesiones) y luego, cuando un obispo o un noble quería que su deuda fuese anulada, inventaba un libelo de sangre en contra de los judíos para que los expulsaran o mataran. El Rey Boleslao prometió audazmente a los judíos que esto no ocurriría en Polonia.

Los judíos no emigraron en masa a Polonia inmediatamente, aunque sí hubo algunos que se asentaron allí para tantear el terreno. Sin embargo, cuando otros países comenzaron a expulsar a los judíos (Inglaterra fue el primero, en el siglo XIII, Alemania siguió en el XIV e Italia y Portugal en el XV, como vimos en los capítulos 46 y 48), Polonia se convirtió en un atractivo destino.

Luego, en 1569, Polonia se unificó con Lituania y como resultado expandió sus fronteras hacia el este. Lo que hoy en día conocemos como Ucrania y parte de Bielorrusia se convirtió en tierras vasallas de Polonia, el cual aún era un país semi-feudal. Esas tierras debían ser trabajadas y se abrieron puestos laborales para administrarlas (algo que los judíos hacían muy bien) por todos lados. A menudo los judíos arrendaban parcelas de tierra de la nobleza polaca, convirtiéndose en mediadores en la estructura económica feudal de la Europa Oriental.

Otro rey polaco, Segismundo II Augustas, emitió una nueva invitación. Este es un extracto de su edicto, el cual les brindaba permiso a los judíos para abrir una Ieshivá en Lublin, fechado el 23 de agosto de 1567:

“Como resultado de los esfuerzos de nuestros consejeros y de acuerdo a los pedidos de los judíos de Lublin, por medio de la presente les otorgamos permiso para erigir una Ieshivá y para equipar la Ieshivá con todo lo necesario para el estudio avanzado. Todos los hombres y rabinos eruditos de Lublin se reunirán para elegir de entre ellos a uno para servir como el líder de la Ieshivá. Que su elección sea un hombre que engrandezca la Torá y traiga su gloria” (2).

La era dorada de la judería de Polonia

En Polonia, a principios del siglo XIV, los judíos tenían permitido tener su propio cuerpo de gobierno, llamado el Váad Arba Artzot, ‘El consejo de las cuatro tierras’, que estaba compuesto por varios rabinos de las cuatro provincias principales de Polonia (Gran Polonia, Pequeña Polonia, Volhinia y Polodia), quienes supervisaban los asuntos de los judíos en Europa Oriental. Los polacos no interferían en la vida judía y la erudición floreció.

Algunas personalidades importantes de este período fueron:

  • Rav Moshé Isserles (1525-1572), de Cracovia, también conocido como el Ramá. Después de que el rabino sefaradí Yosef Karo escribiera el Shulján Aruj, el código de Ley Judía, Rav Isserles hizo anotaciones en la obra para agregar las decisiones rabínicas de Europa Oriental. Su comentario fue, y continúa siendo, sumamente importante en la vida judía.

  • Rav Yaakov Pollack (1455-1530), de Cracovia. Abrió la primera Ieshivá en Polonia y luego fue nombrado Gran Rabino de ese país. Desarrolló un método de estudio de Talmud llamado pilpul, que significa distinciones finas. Consistía en una forma de razonamiento dialéctico que se volvió muy popular, en el que los hechos o ideas contradictorias eran sopesadas sistemáticamente en vistas a la resolución de sus contradicciones aparentes o reales.

  • Rav Yehudá Loewe (1526-1609), quien, a pesar de no haber sido de Polonia, fue sumamente importante para la judería de Europa Oriental. Fue conocido como el Maharal de Praga y fue uno de los grandes eruditos de mística de su tiempo. Su nombre también fue asociado con la famosa leyenda del Gólem de Praga (el Gólem era un ser similar a Frankenstein creado por el Maharal para proteger a los judíos de Praga), aunque posteriormente se demostró que la leyenda es falsa.

Auge poblacional

Junto con el crecimiento en la erudición en Torá hubo también un crecimiento en la población. En 1500 había unos 50.000 judíos viviendo en Polonia; en 1650 había 500.000. ¡Esto significa que para mediados del siglo XVII al menos el 30% de la población judía mundial estaba viviendo en Polonia!

¿En qué parte de Polonia se asentaron estos judíos?

Los judíos de la Diáspora eran por lo general gente de la ciudad, porque históricamente no se les permitía poseer tierra en la mayoría de los lugares en que habían vivido. Sin embargo, también crearon sus propias comunidades agrícolas llamadas shtetls (idish para “ciudad pequeña”). A pesar de que hoy tendemos a pensar que un shtetl era una aldea agrícola humilde (como en El violinista en el tejado), durante la Era Dorada de la judería en Polonia muchas de esas comunidades eran bastante prósperas y había miles de ellas.

Los judíos de esas comunidades independientes hablaban su propio lenguaje, llamado idish. El idish original se escribía con letras hebreas y era una mezcla de hebreo, eslavo y alemán. El idish tuvo un desarrollo constante y el idish moderno no es igual al antiguo —que apareció por primera vez en el siglo XIII— ni al idish medio que dominó en este período de tiempo.

En general a los judíos les iba bien, pero trabajar junto a los cristianos polacos y ucranianos (que creían que los judíos mataron a Jesús) tenía sus desventajas.

En muchas ocasiones los cristianos se amotinaron en contra de los judíos. Por ejemplo, en 1399 en Poznan, un rabino y trece ancianos fueron acusados de robar propiedad de la Iglesia y fueron torturados y quemados en la estaca (los polacos deben haber olvidado el edicto del rey).

Otro problema fue que los judíos trabajaban como administradores y recolectores de impuestos para los señores feudales polacos. Esta actividad no los hacía populares con el pueblo, que necesitaba poco aliento para darle rienda suelta a su ira antisemita.

Esto fue especialmente cierto en lugares como Ucrania, en donde los católicos polacos eran vistos como un poder invasor en la tierra oriental ortodoxa y lo más fácil era resentirse con los judíos, quienes eran representantes de las fuerzas invasoras.

Y a pesar de que la nobleza polaca necesitaba a los judíos, a los polacos normales les resultaban dispensables. Hubo instancias en que los soldados polacos abandonaban la ciudad intencionalmente, dejando a los judíos a merced (o a la falta de esta) de los ucranianos. Esto ocurrió, por ejemplo, en 1648 en la ciudad de Tulchin. Los soldados polacos hicieron un trato con los cosacos y abandonaron la ciudad. Los judíos defendieron la ciudad por sí mismos hasta que cayeron y fueron asesinados en su totalidad.

Pogromos

Cuando los ucranianos decidieron expulsar a los polacos de su tierra, comenzó una masacre de judíos a gran escala.

En el año 1635 ocurrió la primera explosión de violencia en Ucrania en contra de los polacos y los judíos, pero este intento de revolución fue aplacado.

Trece años después volvió revigorizado. Esta segunda rebelión, en 1648, la cual logró liberar gran parte de Ucrania de la soberanía polaca, fue liderada por un cosaco ucraniano llamado Bogdan Chmielnicki. Y en gran parte estuvo dirigida hacia los judíos.

Chmielnicki fue uno de los mayores antisemitas de la historia humana, a la par de Hitler. Su objetivo fue el genocidio y sus fuerzas asesinaron a un estimado de 100.000 judíos en las formas más horrendas.

He aquí una descripción (de Ieven Mezula, pp. 31-32):

“Algunos de ellos [los judíos] fueron despellejados y sus pieles fueron arrojadas a los perros. Las manos y los pies de otros fueron cortados y ellos [sus cuerpos] arrojados a la calle, en donde carruajes los atropellaban y eran aplastados por las pisadas de los caballos… Muchos fueron quemados vivos. Niños fueron asesinados en el regazo de sus madres y muchos niños fueron desgarrados como peces. Desgarraron los vientres de mujeres embarazadas, tomaron los fetos y los arrojaban frente a ellas. Abrieron los vientres de algunas de ellas y pusieron un gato vivo en el interior y las dejaron vivas, primero cortando sus manos para que no pudieran sacar el gato vivo del vientre… y jamás hubo una muerte no natural en el mundo que ellos no les hayan infligido”.

He aquí otro relato del rabino lituano Sabetai ben Meir HaCohén (1621-1662), también conocido como el Shaj, que sobrevivió esta época:

“En un solo día, 1.500 personas fueron asesinadas en la ciudad de Umán en Rusia, en Shabat. Los nobles [cosacos] con quienes la malvada multitud se había aliado persiguieron a todos los judíos de la ciudad hasta los campos y los viñedos, en donde los villanos los rodearon en círculo, los desnudaron y les ordenaron que yacieran en el piso. Los villanos le hablaron a los judíos con palabras amigables y de consuelo: '¿Por qué quieren ser matados, ahorcados y asesinados como ofrenda a su Dios Quien vuelca Su ira hacia ustedes sin piedad? ¿No sería más seguro para ustedes adorar a nuestros dioses, nuestras imágenes y cruces y seríamos todos un pueblo unido?'. Pero el santo y fiel pueblo que tan a menudo se dejó matar en nombre de Dios, elevó su voz en conjunto y con gran fuerza hacia el cielo todos clamaron: 'Escucha a Israel, Señor nuestro Dios, el Santo y el Rey del Universo, hemos sido asesinados por Ti tan a menudo. Oh, Dios de Israel, permítenos permanecer fieles a Ti'. Después de eso recitaron la confesión de los pecados y dijeron: 'Somos culpables y reconocemos el juicio Divino'. En ese momento, los villanos fueron hacia ellos y no hubo uno de Israel que no haya sido asesinado”.

No sorprende que los judíos temblaran al oír la palabra "cosaco". Los cosacos mataron a 100.000 judíos y destruyeron 300 comunidades judías en las formas más brutales que se puedan imaginar.

Sin embargo, hasta hoy en día, Chmielnicki es considerado un héroe nacional en Ucrania, en donde se le considera una especie de libertador. En Kiev hay una gran estatua erigida en su honor.

Así es como, en 1648-1649, la Edad Dorada de la judería polaca fue destrozada.

Estos pogromos ocurrieron en Polonia Oriental y los judíos en otras partes permanecieron allí. Polonia continuó durante muchos años siendo el centro del mundo judío ashkenazí, como veremos en entregas futuras.

Sin embargo, antes de que cubramos ese período histórico, volveremos un poco hacia atrás para hablar de la Reforma Protestante, que también ocurrió durante el Renacimiento.


Notas:

(1) Alexis P. Rubin ed., Scattered Among the Nations-Documents Affecting Jewish History 49 to 1975, (Jason Aronson, 1993), pp. 87-88.

(2) Alexis P. Rubin ed., Scattered Among the Nations-Documents Affecting Jewish History 49 to 1975, (Jason Aronson, 1993), pp. 89-90.

Haz clic aquí para comentar sobre este artículo
guest
0 Comments
Comentarios en línea
Ver todos los comentarios
EXPLORA
ESTUDIA
MÁS
Explora
Estudia
Más
Contacto
Lenguajes
Menu
Donar
Únete a nuestro newsletter
Redes sociales
.