La transición del liderazgo: de Moshé a Iehoshúa

6 min de lectura

Un líder judío debe combinar la audacia con un profundo sentido de humildad.

Lectura requerida: Números 27:12-23, Deuteronomio 31:1-9

La transición del liderazgo es algo que la moderna ciencia de administración trata en profundidad. Busca en Google las palabras “Moses Joshua transition leadership” (transición de liderazgo de Moshé a Iehoshúa) y verás que una conocida consultora de administración aplica este relato bíblico como una lección para las compañías modernas.

De todas maneras, analicemos cómo ve la Torá este cambio:

Para una nación, no hay mayor transformación que pasar de una vida nómade en el desierto a vivir en su tierra patria. Por otro lado, la Torá es inalterable e inmutable. ¿Cómo debía pasar el pueblo judío de una clase de existencia a otra, manteniéndose fiel a los ideales de la Torá?

Aún más básico: ¿Cómo se prepara uno para ese cambio? Por definición, un cambio es algo nuevo y por lo general inesperado. ¿Cómo eliges a alguien que pueda adaptarse a estas situaciones nuevas? ¿Y cómo entrenas a esa persona?

En la nación judía, había una persona que había demostrado tener el potencial para llevar a cabo una exitosa transición del liderazgo de Moshé: Iehoshúa.

Trataremos los temas siguientes:

  • ¿Quién es Iehoshúa?

  • La relación maestro-alumno

  • La diferencia entre la era de Moshé y la de su sucesor

  • Las cualidades del liderazgo

Iehoshúa

La primera vez que escuchamos hablar de Iehoshúa, él es un general que lidera a los judíos en la guerra contra Amalek (1). Recuerda: esto ocurrió apenas un mes después de que los judíos salieran Egipto, después de haber estado esclavizados durante generaciones. Una persona cuya experiencia de vida estaba limitada a la servidumbre, debería ser incapaz de luchar una guerra. Sin embargo Iehoshúa fue la excepción; él tenía una fuerza independiente que se elevó sobre la multitud y se volvió un líder.

¿Cómo esperaríamos que Iehoshúa pasara los siguientes 40 años en el desierto? Podríamos imaginar una carrera de disidente, siempre poniendo a prueba el liderazgo de Moshé. Sin embargo no fue así. A lo largo de la Torá, Iehoshúa siempre es descripto como alguien subordinado a Moshé:

  • Él es el único que espera pacientemente a Moshé al pie del Monte Sinaí (2).

  • Él y Caleb son los únicos espías que no se rebelan en contra de la aspiración de Moshé de entrar a la Tierra de Israel (3).

  • Cuando surge un potencial desafío al liderazgo de Moshé, Iehoshúa lo rápida y apasionadamente (4).

Iehoshúa es ese extraño individuo consciente de sus capacidades, pero que mantiene una clara perspectiva respecto a los puntos en que los demás son más capaces. Iehoshúa aprecia la grandeza de Moshé y se subordina para aprender todo lo que pueda. Logra esto apegándose por completo a Moshé, estando siempre a su lado. Como lo describe la Torá: “…y su asistente, Iehoshúa, hijo de Nun, un joven, no se apartaba de la tienda” (5).

Maestro y estudiante

Hay dos enfoques principales para la transmisión del conocimiento: 1) por memorización o 2) enseñando principios que pueden ser aplicados a situaciones nuevas y diferentes.

El primer método es simple de llevar a cabo y aún más fácil de medir. ¿El estudiante es capaz de repetir el conocimiento memorizado? El segundo método es mucho más difícil, tanto para el maestro como para el estudiante.

El Talmud discute mucho sobre cuál es el método correcto para enseñar Torá. El método optimo es llamado shimush talmidei jajamim (el servicio a un sabio de Torá) (6). Esto incluye no sólo el estudio formal, sino también vivir con el sabio y observarlo en toda clase de circunstancias. Al observar cuidadosamente los detalles, el estudiante consigue un entendimiento mucho mayor de la perspectiva del maestro y, a partir de allí, puede extrapolar cómo el maestro respondería en una variedad de situaciones diferentes.

Esto ayuda a explicar otra anomalía. La Torá nos cuenta el acto heroico de Pinjás, quien saltó con una lanza en la mano para salvar al pueblo judío de una plaga de inmoralidad. Cuando la situación requirió un acto audaz, Pinjás estuvo listo y dispuesto a dar un paso adelante. Pinjas es alabado y recompensado por todas las generaciones (7).

Pero sorprendentemente, cuando Dios anuncia quién será el sucesor de Moshé, no es Pinjás. ¿Por qué?

Es cierto, Iehoshúa no hizo ningún acto heroico que lo hiciera figurar en los titulares. Sin embargo, a su manera tranquila y consistente, su prioridad fue acercarse a Dios, absorber la sabiduría judía y hacer lo que estuviese a su alcance para ayudar a los demás a hacer lo mismo. De hecho, el Talmud dice que Iehoshúa iba a la sinagoga temprano todos los días para ayudar a acomodar las sillas (8).

Piensa en esto: Lo que Dios más valora son esos actos humildes de dedicación, incluso más que las dramáticas demostraciones de valentía y heroísmo.

Por lo tanto Iehoshúa fue el elegido para liderar al pueblo judío en la crucial etapa siguiente de desarrollo. Él tomará las leyes que Moshé enseñó y las aplicará a una situación nueva y diferente, tal como las hubiera aplicado Moshé mismo.

La Torá no está en el Cielo

Esto nos lleva a una pregunta más básica: ¿por qué nos preocupa tanto esta transición? Así como Moshé siempre que tenía una duda le preguntaba a Dios qué hacer, el líder siguiente del pueblo judío podría hacer lo mismo. A fin de cuentas Dios se comunicó con Iehoshúa y con muchos profetas posteriores. ¿Por qué Iehoshúa no podía confiar que Dios le informara las leyes de manera directa?

Después de la muerte de Moshé, la profecía cambió. De allí en adelante los profetas pueden reprender y advertir al pueblo, pero no pueden introducir nuevas leyes. En términos talmúdicos: “La Torá no está en el Cielo” (9). La entrega de la Torá de Dios a través de Moshé terminó. En este punto, Dios dice: “La Torá está en manos de los Sabios, para que la interpreten y la clarifiquen de acuerdo con las reglas de derivación que le ordené a Moshé. De aquí en adelante, les doy el control de las decisiones que se deban tomar” (10).

Este es el mayor regalo que Dios le hizo al hombre: la máxima expresión de Su confianza en nuestra capacidad lógica y en nuestro uso responsable del libre albedrío. Obviamente, hay un sistema detallado para entender cuál es la voluntad de Dios, pero el camino que tomamos hacia el destino está en nuestras manos. Esa es la razón por la que la elección del liderazgo es tan crucial, porque hay que asegurar que el nuevo líder tenga un carácter impecable y sea fiel a las enseñanzas recibidas de Moshé.

La Torá misma enfatiza esta idea. El último versículo de la Torá se refiere a “todas las grandes acciones que Moshé realizó frente a toda la nación” (11). Rashi explica que este versículo se refiere a cuando Moshé rompió las Tablas al ver el Becerro de Oro. ¿Esta es la mayor alabanza a Moshé? ¿Acaso él no sacó a los judíos de Egipto, los hizo cruzar el Mar de los Juncos y los llevó hasta el Monte Sinaí?

La respuesta es que romper las Tablas fue un acto que decidió Moshé solo (12), el ejemplo más claro de asunción de responsabilidad con un resultado que fue placentero para Dios. Por lo tanto la Torá cita esto como un puente entre dos fases: la del período de aprendizaje en donde todo se le pregunta a Dios y la fase en que se espera que el hombre tome por sí mismo las decisiones correctas.

Las cualidades del liderazgo

¿Cuáles son las características específicas de liderazgo que poseía Iehoshúa? Examinemos los versículos en que Moshé expresa los atributos de un líder.

Que el Eterno, Dios de los espíritus de toda carne, nombre a un hombre sobre la asamblea, que salga al frente de ellos y que entre al frente de ellos, y que los saque y los traiga, para que la asamblea del Eterno no sea como un rebaño que no tiene pastor (Números 27:16-17).

Presta atención a la mención de que Dios es “el espíritu de toda carne”. La palabra “toda” enfatiza que el líder no es sólo para las masas, sino también para los individuos. Tal como Moshé fue elegido para ser líder por su preocupación por cada oveja de su rebaño (13), también su sucesor debía reflejar ese ideal.

Otro factor clave es “ir antes que ellos”. El grito de batalla del ejército del moderno Estado de Israel es ajarai, síganme. El oficial lidera desde el frente (14). La fuente de este tipo de liderazgo es este versículo. Moshé no buscó alguien que se sentara en una oficina y enviara a sus subordinados al campo de batalla. Buscó un líder activo que se involucrara en la acción.

Otro punto: a menudo el líder saliente se aferra al poder, celoso de la persona joven que lo reemplaza. La preocupación es aún mayor en una situación como esta, en donde Moshé no viviría para ver la culminación de la obra de su vida y no lideraría al pueblo a la Tierra Prometida.

Sin embargo, vemos la grandeza y la humildad de Moshé, quien pide específicamente que Dios designe un sucesor.

Conclusión

La transición puede ser traumática. Cuando asume un nuevo líder, a menudo la nación se encuentra a la deriva. Moshé se elevó sobre sí mismo e inició la continuidad del liderazgo. Iehoshúa había demostrado tener dos rasgos casi contradictorios: por un lado la iniciativa y el liderazgo que se vieron en la batalla contra Amalek y, por otro lado, la capacidad para subyugarse a quien era superior a él.

Por lo tanto, Iehoshúa estaba equipado no sólo para continuar la tradición de Moshé, sino también para dirigir al pueblo judío en la transición hacia su hogar permanente en la Tierra de Israel. Los eventos del liderazgo de Iehoshúa están registrados en el primer libro de Profetas: Iehoshúa.


Notas:

(1) Éxodo 17:9

(2) Rashi (Éxodo 24:13)

(3) Números 14:6

(4) Números 11:28

(5) Éxodo 33:11

(6) Talmud – Brajot 47b

(7) Números 25:11-12

(8) Meam Loez (Iehoshúa 1:1)

(9) Deuteronomio 30:12

(10) Deuteronomio 17:11 con Midrash Tanaim; Talmud – Baba Metzía 59b

(11) Deuteronomio 34:12

(12) Talmud – Ievamot 62a; Rashi (Deuteronomio 34:12)

(13) Midrash Rabá (Éxodo 2:2)

(14) El ejército de Israel tiene el índice más alto del mundo de bajas de oficiales.

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