¿Debo irme a vivir a las afueras?

8 min de lectura

Él quiere que me mude a un área rural. ¿Seré capaz de acostumbrarme?

Queridas Rosie y Sherry:

Soy una profesional de 27 años. Hace unos meses conocí un chico que tiene muchas de las cualidades que estoy buscando. Es inteligente, exitoso, piensa como yo y tenemos estilos de vida similares.

Él me dejó en claro que quiere comprometerse, pero yo aún tengo mis dudas.

Este hombre vive a pocas horas de distancia, en una comunidad muy rural, pero yo siempre he vivido en la ciudad. Nunca viví tan lejos y no estoy segura de que me vaya a gustar. También tendría que renunciar a mi trabajo, el cual me gusta, y probablemente no podría encontrar otro, ya que su pueblo no tiene trabajos en mi área.

Además, yo tengo una relación muy cercana con mis padres y mi familia, y siempre me imaginé viviendo cerca de ellos. Sería muy difícil para mí verlos cada un par de semanas.

Finalmente, no estoy segura de que mis sentimientos por este chico sean lo que se supone que deben ser. Tenemos una buena conexión y lo siento como un buen amigo, pero no me excito mucho antes de verlo.

Me sorprende lo difícil que es para mí —una mujer inteligente, bonita y exitosa— conseguir citas serias, por no mencionar un noviazgo. Me preocupa que si dejo pasar esta oportunidad puede que no consiga otro buen muchacho. ¿Qué debería hacer?

Melisa

La respuesta de Rosie y Sherry:

Querida Melisa:

Entendemos que te sientas un poco abrumada por las preguntas de si este hombre es el correcto para ti y si serías capaz de acostumbrarte a los importantes cambios de vida que implicaría casarte con él. Aplaudimos tu honestidad. Por lo general quienes salen de citas asumen que sólo porque alguien pareciera ser adecuado “en el papel” o porque “se aman mutuamente” entonces todas las dudas y los dilemas se resolverán después de la boda. La experiencia ha mostrado que no funciona así, porque la mayoría de esos temas sin resolver tienen su raíz en la compatibilidad o incompatibilidad de la pareja.

Analicemos primero lo que deberías estar sintiendo en esta etapa. Crees que deberías sentir algo por él antes de comprometerte y tienes toda la razón. Aún no lo sientes pero por cómo lo describes, pareciera que estás en buen camino: sientes una conexión y una amistad, admiras sus cualidades y lo respetas como persona.

Lo único que debes hacer es seguir saliendo, darle a tus sentimientos tiempo para crecer.

Debes seguir saliendo, darle a tus sentimientos tiempo para crecer.

Es importante que te tomes tu tiempo, a pesar de que él diga que ya está listo para comprometerse. Es muy común que una persona llegue al punto de la decisión más rápido que la otra. Cada uno de nosotros tiene sus propios tiempos y forma de desarrollar una conexión emocional y atravesar por todos los aspectos conscientes e inconscientes de este proceso. En nuestra experiencia, el hombre generalmente se siente listo mucho antes que la mujer, por lo que tiene que ser capaz de esperar que ella llegue a su propio paso al mismo punto.

También es normal que quien aún no está listo se preocupe: ¿Cuánto tiempo debería llevarme? y ¿qué pasa si continuamos saliendo y nunca llego al mismo punto que él? No hay una respuesta única a estas preguntas pero, de acuerdo a nuestra experiencia, muchas personas pueden beneficiarse de entre 1 y 3 meses de seguir saliendo para permitir que sus sentimientos se desarrollen más o, por el contrario, para darse cuenta que el componente emocional no está creciendo como corresponde y que lo mejor es cortar la relación.

Si una relación tiene potencial, debes invertir tiempo y esfuerzo para ver si se puede desarrollar más. No hay garantías de que lo hará, pero es un riesgo que vale la pena tomar. El que no arriesga, no gana.

Dieta de citas

A veces las parejas deciden que si salen más seguido podrán acelerar el proceso. Confunden más tiempo con más citas, y no se dan cuenta que eso puede ser abrumador y puede interferir con el proceso por el que necesitan atravesar.

Pon atención a la experiencia de estar juntos y al rango de emociones.

Por eso te sugerimos lo que llamamos una dieta de citas. En el próximo mes, no se vean más que dos veces a la semana y limiten las conversaciones telefónicas a 10 minutos al día. Cuando estén juntos, traten de estar presentes en el momento. Préstenle atención a la experiencia de estar juntos, enfóquense en la forma en que interactúan, en el contenido de la conversación y en el rango de emociones que sienten durante el tiempo que pasan juntos. ¿Qué sonidos escuchas? ¿Qué estimula a tu olfato? ¿Qué se ve tentador? Si comes algo, concéntrate en cómo se siente la comida en tu boca y en cuál es su sabor. ¿Cómo se sienten las cosas que tocas con tus dedos? Trata de permanecer en la experiencia que estás teniendo.

Resiste la tentación de analizar toda cita y conversación telefónica que tengan para ver si tus sentimientos están aumentando; hacerlo en realidad bloquea el desarrollo de los mismos. Cuando termine el mes, hazte una pregunta: ¿Qué cambió entre nosotros?

No busques excitación; algunas personas la sienten, mientras que otras desarrollan otros sentimientos positivos, como satisfacción o felicidad. Puede que sientas que lo quieres, que a veces lo extrañas o que te gustaría verlo o hablar con él por más tiempo. Puede que te sientas bien/feliz/a salvo/completa con él. Cada una de estas son señales de que tus sentimientos están creciendo en una dirección positiva. Si es así, entonces probablemente el proceso deba continuar y con el tiempo tus sentimientos serán lo suficientemente fuertes como para decidir casarte.

Ajustándose a un pueblo

También es posible que, cuando te sientas más cómoda con los demás temas con los que tienes que lidiar, te relajes un poco y tus sentimientos se puedan desarrollar con mayor libertad. Casarte con este hombre involucraría muchos cambios: mudarse de la familiaridad de una ciudad al estilo de vida diferente que ofrece un pueblo, dejar de ver a tus padres todos los días y renunciar a un trabajo y una carrera que disfrutas.

Pareciera que lo que más te preocupa sobre estos cambios es cómo harás la transición: cómo te adaptarás al ritmo más lento y a la perspectiva diferente de la vida en un pueblo, cómo te definirás a ti misma después de renunciar a tu carrera, cómo te las arreglarás para tener una menor dependencia emocional de tus padres. ¿Desarrollarás nuevas amistades? ¿Lograrás tener una nueva carrera? ¿Descubrirás nuevas formas de canalizar tus intereses y tu creatividad? ¿Encontrarás un lugar para ti en la comunidad? Y no sólo eso, sino que también estarás haciendo la transición más grande que hay: construir una nueva vida con tu marido.

Las transiciones pueden ser más fáciles cuando la gente se prepara entendiendo qué cosas buenas traen con ellas y qué cosas pueden ser difíciles, y cuando saben que hay recursos que los pueden ayudar a enfrentar los desafíos encuentren en el camino. Por ejemplo, nosotras alentamos a todos los recién casados a aprovechar la creciente cantidad de programas de educación para parejas que existen (ya sean grupales o individualizados). Esos programas promueven expectativas más realistas sobre el matrimonio y enseñan diferentes maneras de ajustarse a la vida de casados. Aprenderán herramientas y habilidades para hacer esos ajustes, y además tendrán a quien recurrir cuando necesiten guía. Esto los ayudará a tener menos baches en el camino, porque podrán anticiparlos de mejor manera y contarán con las herramientas para lidiar con ellos.

Una forma clave para ajustarse a una transición importante es pensar qué cosas serán difíciles del cambio y luego explorar los recursos e ideas que hay disponibles para hacerle frente a esa dificultad.

En tu caso, por ejemplo, estarás cambiando la vida de ciudad que siempre has tenido por una vida en una pequeña comunidad rural. ¿Qué extrañarías de vivir en la ciudad? ¿El vértigo, la abundancia de restaurantes, tiendas, sitios de entretenimiento y transporte público?

Puede que el ritmo de vida de un pueblo sea más lento, pero también es menos estresante.

Puede que el ritmo de vida de un pueblo sea más lento, pero también es menos estresante. Investiga un poco sobre la disponibilidad de las cosas que crees que extrañarás cuando te mudes. Pregunta dónde hace las compras la gente que vive en esta comunidad, cuáles son los mejores salones de belleza y las diferentes opciones para entretenimiento y estimulación intelectual. Te sorprenderá saber que podrás encontrar la mayoría de las cosas que disfrutas: clases de gimnasia, clubes de lectura, educación judía, clases de artesanía, equipos deportivos, librerías, orquestas locales y grupos de teatro. Probablemente no te perderás oportunidades por estar allí.

Cambiarse de ciudad también significa encontrar nuevas amigas y construir una conexión con una nueva comunidad. Al comienzo puede que a veces te sientas sola. Haz que este hombre sepa que esa es una de tus preocupaciones, para que pueda comenzar el proceso de presentarte a las pareas que conoce, a las esposas de sus amigos, a vecinas, a la gente de su sinagoga. Si bien es tentador para los recién casados quedarse en su burbuja durante un tiempo, puede serte de gran ayuda comenzar desde el principio a cultivar amistades. Haz planes para encontrarte con gente para tomar un café y comienza a participar en algunas de las actividades de la comunidad.

Uno de tus mayores desafíos probablemente será renunciar al trabajo que te gusta. Puede que tengas que usar tus habilidades y entrenamiento para reinventarte en una nueva carrera o profesión. La gente hace esto más a menudo de lo que crees, debido a todo tipo de cambios sociales y tecnológicos. Quienes vivimos en Israel vemos esto todos los días en los nuevos inmigrantes, quienes tenían profesiones exitosas y hacen giros de 90 grados para zambullirse en nuevos campos laborales o que trabajan a distancia en su área de experticia.

Mientras exploras las opciones laborales que hay en tu nueva comunidad, es una buena idea que te encuentres un desahogo productivo de media jornada. Piensa en algún servicio comunitario, volver a estudiar, estudiar judaísmo o una forma de explorar tu creatividad. Esta es una manera saludable de mantener tu identidad y autoestima. La gente que se reubica y tiene tiempo libre a veces pierde estas cosas porque se siente improductiva. Además, si te sientes productiva y creativa no pondrás una carga irrealista sobre tu marido esperando que sea tu única fuente de entretenimiento, empatía, compañía, amistad, validación, etc.

Lazos familiares

Tu último gran ajuste será no ver a tu amada familia tan a menudo como la ves ahora. Sin embargo, el matrimonio involucra crear una cierta separación entre ti y tu familia, en particular con tus padres. Junto a tu nuevo marido necesitarán crear un lazo propio, lo que implica pasar más tiempo entre ustedes y menos con tus padres y hermanos.

Puede que esto te parezca difícil si aún no te has separado por completo de tus padres. Puede que aún vivas con ellos, que los veas todos los días, que te dirijas a ellos para que te ayuden a tomar decisiones y que dependas de ellos para que se ocupen de algunas cosas tuyas. Si algo de esto es cierto, entonces sería bueno que comiences ahora mismo a ser menos dependiente con las cosas cotidianas, como encargarse de las finanzas, fijar citas, lavar la ropa y hacer mandados. Pídeles consejos menos a menudo; busca la información tú misma y, cuando les pidas consejos, evalúa su sugerencia y toma tu propia decisión. Estos pasos te ayudarán a volverte más independiente, tanto práctica como emocionalmente, y facilitarán tu transición hacia ser una mujer casada.

Alejarte un poco de tus padres puede ayudar a este proceso. La mayoría de las parejas casadas, incluso las que viven en la misma ciudad que sus padres, no los ven a diario, ni siguiera todas las semanas. Los recién casados, más allá de lo mucho que se quieran, aún deben aprender a confiar en el otro, a dar y pedir consejos, a estar en compañía del otro, a sentirse como amigos cercanos, a dirigirse hacia su pareja en búsqueda de apoyo emocional y a hacer cosas buenas por ella. Una pareja no puede formar un matrimonio si alguno de los integrantes continúa haciendo todas estas cosas con sus padres o hermanos.

Si logras anticipar realísticamente lo que podrías enfrentar si te reubicas y si logras entender las diferentes formas en que puedes ajustarte a esos cambios, estarás menos ansiosa sobre la idea de avanzar en la relación con este hombre.

También mencionaste lo difícil que es encontrar un buen hombre y tu temor de que si lo dejas ir puede que ningún otro se presente en tu camino. Esa no es una razón convincente como para casarse con alguien. Debes tener una fuerte conexión emocional con quien te casas. Pareciera que esta relación tiene un buen potencial; date tiempo para permitir que tus sentimientos se desarrollen.

Te deseamos éxito al atravesar el laberinto de las citas,

Rosie y Sherry.

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