¿Cómo lidiar con el rechazo en las citas?

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La clave para continuar después de que te dejaron.

Suena mi teléfono y oigo del otro lado de la línea la doblegada voz de una amiga cercana: “Dijo que no. Esta vez pensé que iba a funcionar. Me siento tan rechazada”.

Rechazo. La palabra misma lastima.

Para quienes estuvimos involucrados en citas durante un tiempo, la idea del rechazo no es nueva. Puede ocurrir después de haber conocido a alguien y habernos entusiasmado, o después de que ya pasó un tiempo y la relación se volvió más seria, generando en nosotros mayores esperanzas. Eventualmente, esa abrasiva palabra comienza a desgastarnos. Mientras nos volcamos a la cocina para aplacar la angustia con calorías, comenzamos a preguntarnos: ¿Hay algo mal conmigo?

Nuestra mente comienza a ser atacada con pensamientos: ¿Tengo que perder unos kilos? ¿Es mi culpa que mis padres no sean profesionales? ¿No soy lo suficientemente religiosa? ¿No me expresé correctamente?

La gente por lo general decora el pasado para sentirse bien. Muchos recuerdan al otro como un idiota o inmaduro. Por alguna razón, mientras salías con esa persona, pensabas que era lo máximo, pero apenas escuchaste la palabra “no” comenzaste a mutilar todo recuerdo que tenías.

Esa es una forma de lidiar con el rechazo.

Puedes seguir adelante y a la vez continuar creyendo en la bondad y calidad de la otra persona.

 

Pero hay otra forma de ver la situación, una forma más saludable y alineada con los valores judíos. Es una forma que nos da la oportunidad de seguir adelante y a la vez continuar creyendo en la bondad y calidad de la otra persona.

Las últimas palabras que el padre del Baal Shem Tov (el fundador del movimiento jasídico) le dijo antes de morir fueron: “Témele sólo a Dios. Ama a todo judío, sin excepción, con todo tu corazón y con el fuego de tu alma, independientemente de quién sea o de qué tenga”. Toda persona tiene una chispa divina y merece mi respeto. Tiene un alma y un propósito único en esta Tierra, que sólo ella puede cumplir.

Gracias a Dios hay muchas personas maravillosas en el mundo, pero sólo una de ellas está destinada a ser tu pareja.

En el proceso de salidas, muchas veces tenemos la fortuna de conocer a algunas de esas objetivamente fantásticas personas. Todos sabemos cómo son: son esos individuos que nos hacen sentir felices de vivir en el mismo mundo que ellos. Y, durante un tiempo, esperamos que esa hubiese sido la persona con la que compartiremos el resto de nuestras vidas. Pero, por alguna razón, no funcionó.

El hecho de que no haya funcionado no necesariamente es un reflejo de las características de alguno de los dos. No necesariamente indica que tengo defectos o que la otra persona es inadecuada. En cambio, es un regalo de claridad por parte de Dios. Puede ser decepcionante, pero saber que hay “Alguien más” a cargo me permite tener la seguridad de que, o este no es el momento ideal para esta pareja en particular, o hay otra persona que es más adecuada para mí.

El Talmud dice que 40 días antes de que se forme el embrión una voz celestial grita: “Mengano se casará con Fulana”. A algunos de nosotros nos lleva bastante tiempo descubrir quién es esa otra persona.

Entonces, quienquiera que seas, confía en tus capacidades, en tus cualidades y en la capacidad de Dios para conducir este mundo de una manera mucho más perfecta y compleja de lo que puedes imaginar.

Si tu cita te rechaza porque no naciste religioso, porque encontró que eras demasiado serio o porque “no sentía mariposas en el estómago”… la razón no importa realmente. No es una mala persona, y tú tampoco lo eres. Simplemente no es para ti. La persona con la que debes casarte te encontrará, y valorará tus cualidades.

La palabra ‘rechazo’ no debe tener necesariamente una connotación negativa. De hecho, el rechazo es una bendición. Te acerca un paso más a tu pareja ideal… porque él/ella está ahí, y está buscando a una persona exactamente como tú.

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