El Camino Largo es el más Corto

5 min de lectura

Behar-Bejukotai (Levítico 25-27 )

En la parashá de esta semana, Dios le dice al pueblo judío que dejen descansar sus tierras y que no siembren durante el séptimo año. Él les promete que si hacen esto, no saldrán perdiendo – Él realizará un milagro y recibirían el doble de cosecha. Esta fue una gran prueba de confianza para el pueblo, ya que en aquellos días no cosechar significaba ¡no comer! Cada persona tuvo que enfrentar esta prueba, y su decisión demostraba si realmente confiaba en Dios o no.

También podemos aplicar esta idea a nuestras vidas. Cada vez que nos encontramos ante un dilema en el cual hacer lo correcto pareciera ser una molestia o una pérdida, podemos optar por confiar en Dios, sabiendo que si hacemos las cosas bien, al final nunca vamos a perder.

En nuestra historia, una niña se enfrenta a una decisión de "confianza", y termina ganando.

El Camino Largo es el Más Corto

Era un día extremadamente caluroso. Nancy y sus amigas se preguntaban si alguna vez acabaría el largo camino de regreso a casa desde la piscina del barrio.

"Por suerte recordamos traer nuestra botellas de agua", dijo Nancy a su hermana Diana.

Las niñas siguieron su marcha, cuando de pronto alguien notó que había una brecha en el alambrado de contención del otro lado de la carretera.

"Hey, ¡es nuestro día de suerte!" gritó Diana. "Si tomamos este atajo llegaremos a casa en la mitad de tiempo".

"¡Vamos!" Acordaron las cansadas niñas, e inmediatamente comenzaron a cruzar la calle polvorienta.

Pero cuando se acercaron, su ilusión se desvaneció.

"NO TRASPASAR, PROPIEDAD PRIVADA" decía un viejo y oxidado cartel colgando a uno de los lados de la valla.

Las niñas se miraron mutuamente durante un instante. "Vamos", dijo Diana. "Probablemente ese cartel ha estado colgando ahí durante diez años. Nadie le presta atención, y tampoco nosotras deberíamos prestársela".

"Diana tiene razón", dijo Sara. "¡Miren cuántas personas lo han traspasado! Se ven las huellas a través del campo vacío".

"Además", añadió Diana, "¿quién se va a enterar?, ¿a quién podría importarle?".

Las acaloradas y cansadas niñas no necesitaban muchos argumentos y rápidamente comenzaron a traspasar la valla. Pero, cuando Nancy se agachó para pasar, sintió que algo no andaba bien. "Es cierto que estamos acaloradas y cansadas, pero ¿acaso está bien traspasar una propiedad privada sólo por esta razón?", pensó.

Rápidamente se detuvo y llamó a las demás. "Hey, ¡esperen un minuto!" Las niñas se voltearon. "¿Acaso tenemos derecho de pasar a través de una propiedad privada?" preguntó Nancy. "Sé que es un largo camino, pero hay que hacer lo correcto, incluso cuando es difícil, ¿cierto?"

Diana se dirigió a su hermana y le dijo: "Escucha, hemos decidido tomar el atajo. Estoy segura de que no es un problema. Pero si quieres sudar y tomar el camino largo, entonces puedes hacerlo. Yo estaré esperándote en casa, descansando agradablemente".

Nancy vio como Diana y las demás muchachas, felices por su buena fortuna, desaparecieron a través del agujero en la valla, dejándola a ella por su cuenta. Y ahora, caminando sola, el camino parecía incluso más largo.

"Tal vez no fui muy inteligente", pensaba Nancy. "Las muchachas, probablemente están sentadas en casa refrescándose con el aire acondicionado, y yo ¿donde estoy?"

Una o dos veces ella estuvo a punto de regresar para reunirse con sus amigas, y a punto de pasar a través de otras aperturas que surgían en la valla cada cierto tiempo. Pero cada vez ella se decía a sí misma, "Hay que hacer lo correcto, incluso cuando es difícil", recordándose a sí misma, que cuando uno hace lo correcto nunca sale perdiendo.

Pronto Nancy comenzó a tener pensamientos agradables, y antes de que se diera cuenta, llegó a casa. Ella abrió la puerta esperando encontrar a Diana descansando cómodamente con el aire acondicionado encendido. Pero para su sorpresa, la casa estaba vacía. Era obvio que nadie había estado allí desde la mañana.

"Que divertido", pensó. "Quizás Diana se quedó en la casa de una de las muchachas". Después de encender el aire acondicionado, Nancy se sentó tranquilamente con una pila de libros para leer durante la tarde.

Bastante tiempo después, Nancy salió a revisar el buzón de correo y vio una extraña visión. Ella vio a Diana y a las demás muchachas viniendo por la carretera. Definitivamente no parecían felices. Exhaustas, un par de las chicas con rasguños en sus piernas, y Diana ¡cojeando!

"Hey, ¿qué pasó con ustedes?" exclamó Nancy.

Las niñas levantaron la vista, sorprendidas, y un poco avergonzadas. "Bueno", suspiró Diana, "parece que el atajo no fue tan buena idea después de todo. El campo estaba lleno de espinas..."

"¡Y hiedra venenosa!" añadió Sara mientras se rascaba. "Nos tomó una eternidad atravesarlo. Pensamos que nunca íbamos a salir".

"Tuviste mucha suerte de no venir con nosotras", dijo Diana.

Nancy miró a su hermana y a sus fatigadas amigas y asintió con simpatía. "Tuve suerte", pensó para sí misma, "suerte que confié lo suficiente como para hacer lo correcto".

De 3 a 5 años

P. ¿Cómo se sintió Nancy cuando se dispuso a tomar el atajo?
R. A pesar de que quería hacerlo, se dio cuenta de que no era lo correcto.

P. ¿Cómo se sintió ella cuando vio lo que ocurrió con sus amigas? R. Se sintió mal por ellas, pero se dio cuenta de que había sido premiada por haber tomado la decisión correcta.

De 6 a 9 años

P. Si las amigas de Nancy hubieran llegado a casa de manera rápida y fácil, ¿eso habría demostrado que ellas tenían razón y que Nancy estaba equivocada?
R. No, en absoluto. Muchas veces podemos ver claramente el resultado de actuar correctamente, pero a veces no lo vemos de inmediato. Lo importante es seguir haciendo el bien, y confiar en que al final de cuentas siempre vale la pena.

P. Para Nancy no fue nada fácil el desechar la oportunidad de ir por un atajo. ¿Cómo puede ser que hacer lo correcto, a menudo, puede parecer tan difícil?
R. Por naturaleza una persona prefiere tomar el camino fácil, pero este no siempre es el camino correcto. Asimismo, estas opciones aparecen en nuestra vida como una manera de poner a prueba nuestro carácter y nos ayudan a crecer cuando decidimos hacer lo correcto a pesar de que sea difícil.

P. ¿Puedes pensar en una ocasión en la cual no saliste perjudicado por hacer lo correcto?

10 años y más

P. ¿Qué gana una persona al confiar en Dios?
R. La confianza en Dios, llamada bitajón en hebreo, es una de las cosas más valiosas que una persona puede tener. Alguien que tiene bitajón, literalmente, puede ser feliz y estar tranquilo en todos los momentos de su vida. Esto se debe a que él sabe que nunca está solo, y que nada de lo que sucede es casualidad. Dado que nada puede ayudar o perjudicar, a menos que Dios lo quiera, él no tiene miedo de nadie ni de nada, y tampoco tiene que adular a nadie para recibir ayuda a cambio. La confianza en Dios puede transformar nuestras vidas y nos puede poner en un plano completamente distinto. Vale la pena hacer todo lo posible para adquirirla.

P. ¿Si confiamos en Dios, eso nos asegura que las cosas van a resultar siempre de la forma en que deseamos?
R. Confiar en Dios es saber que Él nos ama de manera incondicional, siempre quiere nuestro bien, y nos envía justo lo que necesitamos en cada momento. Sin embargo, nuestra perspectiva es limitada, y es muy posible que lo que Dios piensa que es realmente lo mejor para nosotros, no coincida con lo que nosotros pensamos. Confiar en Dios significa saber que pase lo que pase, todo es para nuestro bien.

Haz clic aquí para comentar sobre este artículo
guest
0 Comments
Comentarios en línea
Ver todos los comentarios
EXPLORA
ESTUDIA
MÁS
Explora
Estudia
Más
Contacto
Lenguajes
Menu
Donar
Únete a nuestro newsletter
Redes sociales
.