La Primera Opción

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Devarim (Deuteronomio 1:1-3:22 )

Está bien expresar nuestros pensamientos y sentimientos acerca de las cosas. Pero es muy importante pensar antes de hablar y asegurarnos de que nuestras palabras no avergonzarán ni ofenderán a nadie.

La Torá relata que cuando Moisés, el gran líder judío, supo que su vida estaba llegando a su fin, se dio cuenta de que su deber era hablarle al Pueblo de Israel. Él quería inspirar a la gente que había liderado durante cuarenta años para que enfrentaran lo que les depararía el futuro, y también quería recordarles sus errores del pasado para que no los repitieran.

Sin embargo, Moisés fue muy cuidadoso de no mencionar estos errores directamente, de una forma en que alguien podría sentirse avergonzado. Más bien los insinuó con mucho tacto para así comunicar su mensaje de la manera menos dolorosa posible.

La Torá nos enseña aquí cuán importante es que seamos sensibles a los sentimientos de los demás y que hagamos todo lo posible para nunca avergonzarlos.

En nuestra historia una niña decide correctamente y se abstiene de avergonzar a alguien.

"La Primera Opción"

Era un "día de playa" especial en el campamento de verano.

El grupo de Tamy se había reunido en la playa más cercana junto con niñas de otros tres grupos para un día de natación y de socialización. El clima estaba perfecto. Soleado, pero con brisa. El agua estaba tibia, pero refrescante.

Después de un divertido picnic, y de una siesta bajo la sombra de las palmeras, todas las niñas se levantaron para jugar un partido de voleibol. Tamy y otra chica, Laura, fueron elegidas como capitanas de equipo y tuvieron que seleccionar jugadoras para configurar los dos equipos. Naturalmente cada una de ellas trató de seleccionar a las niñas más talentosas para de esta manera asegurar la victoria.

Laura comenzó y eligió a Cindy, ya que sabía que era una buena jugadora de voleibol. A continuación era el turno de Tamy. Ella vio a una chica alta y atlética de uno de los otros grupos que parecía ser una perfecta estrella de voleibol. "Yo te elijo a ti", dijo señalando a la muchacha, cuyo nombre ni siquiera conocía. Pero en ese momento, Valeria, la pequeña niña con sobrepeso que estaba de pie junto a la chica alta y atlética, dio un paso al frente y comenzó a acercarse alegremente. Inmediatamente Tamy se dio cuenta de que había ocurrido una terrible equivocación.

Tamy estaba a punto de levantar la voz para enviarla de regreso. Pero entonces, ella notó el brillo en sus ojos a medida que se acercaba. "Ella probablemente nunca fue elegida primera en estos juegos", pensó Tamy.

Tamy se dio cuenta la vergüenza que sentiría la pobre niña de tener que volver a la línea. "No puedo lastimarla de esa manera", pensó Tamy. Entonces decidió no decir nada y dejó que Valeria se quedara en el equipo.

El resto de las jugadoras fueron escogidas y el juego comenzó. Todas estaban realmente involucradas en el encuentro y pasaban un momento muy agradable. En cierto punto, Laura saltó y envió con fuerza el balón en la dirección de Tamy. Tamy se lanzó en busca del balón y las dos capitanas de equipo chocaron y terminaron tiradas en la arena. Ellas se miraron y se rieron.

A medida que las niñas se levantaban y se sacudían la arena del cuerpo, Laura se inclinó y le dijo silenciosamente a su amiga, "Dime la verdad Tamy, no hay manera de que hayas elegido primero a Valeria para que estuviera en tu equipo. Creo haber visto claramente que apuntaste a la chica alta junto a ella. ¿De verdad elegiste a Valeria o no?".

Tamy tomó el balón de voleibol y lo lanzó por sobre la red a la chica que se preparaba para servir. Se dirigió a Laura, sonrió tímidamente y le dijo: "La verdad es que elegí... no avergonzar a alguien y herir de esta manera sus sentimientos. Para mí esa era evidentemente la primera opción".

De 3 a 5 años

P. ¿Cómo se habría sentido Valeria si Tamy la hubiera hecho regresar a la línea?
R. Ella se habría sentido realmente avergonzada. Se habría dado cuenta de que cometió el error de pensar que había sido seleccionada cuando en realidad no la habían seleccionado.

P. ¿Debemos decir algo si sabemos que esto herirá los sentimientos de alguien?
R. Por lo general si lo que decimos va a herir o va a avergonzar a alguien, es mejor no decirlo.

De 6 a 9 años

P. ¿Qué debemos hacer si no tenemos otra opción que la de decir algo que podría herir los sentimientos de alguien? Por ejemplo, si un amigo nos invita a su casa y simplemente no queremos ir.
R. Hay dos partes en todo lo que decimos: lo que decimos y cómo lo decimos. Puede haber momentos en que no tenemos más remedio que decir algo que será desagradable de escuchar. Sin embargo, incluso en ese caso, podemos optar por hablar con tacto, de una manera positiva y considerada. A menudo, las personas aprecian esto y reaccionan mucho mejor.

P. Imagina a alguien que es muy sensible y que se avergüenza por motivos que en general no le molestan al resto de las personas. ¿Debemos cambiar nuestra forma habitual, para tratarlos con un cuidado extra, o podemos tratarlos como a todo el resto del mundo? ¿Por qué?
R. En realidad, cada uno tiene su propio nivel de sensibilidad. No existe una medida objetiva. Lo que le causa risa a una persona, puede hacer llorar a otra. Dado que nuestro objetivo es ser amables y no herir a las personas, debemos tratar de relacionarnos con cada uno de manera agradable. Si podemos aprender a ser tan sensibles que ni siquiera herimos a los "que se hieren fácilmente", entonces hemos logrado una gran cosa.

10 años y más

P. En tu opinión, ¿cada uno de nosotros tiene el derecho de expresarse de la forma que desee, independiente de los efectos que esto produzca en los demás? ¿Por qué sí o por qué no?
R. La libertad de palabra y la libertad de expresión es un derecho valioso que debemos apreciar. Podemos demostrar lo mucho que valoramos este derecho utilizándolo sabiamente. Las personas responsables y espiritualmente desarrolladas examinarán cuidadosamente sus palabras y utilizarán el don del habla para hacer sentir bien a las personas a su alrededor. La libertad de expresión debería ser vista como una libertad para elegir cuidadosamente las palabras y no como una licencia para dañar o avergonzar a los demás.

P. Los sabios explican que avergonzar a alguien equivale a matarlo. ¿Por qué crees que esto es así?
R. La dignidad es muy importante para la mayoría de los seres humanos. Cuando avergonzamos a una persona, es como si nos robáramos su humanidad. En ese momento, la persona desea dejar de existir. La Torá quiere enseñarnos que debemos tomar los sentimientos de los demás muy, muy en serio. Si tenemos cuidado con esto, las personas que nos rodean recibirán de nosotros un regalo tan precioso como la vida misma.

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