Bicicleta, Re-cicleta

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Shoftim (Deuteronomio 16:18-21:9 )

Dios nos da muchas cosas buenas. Él quiere que nosotros disfrutemos lo bueno del mundo, pero no quiere que lo agotemos.

En la parashá de esta semana vemos que cuando un ejército va a la guerra y necesita talar árboles para obtener madera, ellos deben tener cuidado de talar sólo árboles que no den frutos. Esto sería un derroche innecesario de recursos. Aprendemos de aquí lo conscientes que debemos ser con nuestro entorno personal y el cuidado que debemos tener de no desperdiciar las cosas que Dios nos ha regalado.

En nuestra historia un muchacho reconoce el valor de no agotar los recursos y realiza una buena acción con las personas que lo rodean.

"Bicicleta, Re-cicleta"

Todo comenzó cuando Andy estaba jugando en el estacionamiento, detrás del condominio de su familia. Él vio a un chico conocido, que también vivía en el edificio, caminando con su bicicleta en dirección al gran basurero azul ubicado en la esquina del lote. Andy quedó atónito mientras miraba como el muchacho levantaba con calma su bicicleta y la tiraba en el basurero.

"¿¡Oye, qué haces!?", gritó Andy.

El muchacho miró en su dirección. "Sólo estoy tirando esta vieja bicicleta", dijo. "Mi papá me acaba de comprar una nueva bicicleta de 15 velocidades por mi cumpleaños".

A Andy la bicicleta no le parecía tan vieja, y desde luego, no le parecía que estuviera como para tirarla a la basura. "¿Hay algo de malo con la bicicleta?", preguntó.

El muchacho, un poco a la defensiva, respondió: "Bueno... er... uno de los neumáticos está pinchado, y el asiento está suelto. Simplemente ya no la necesito más", añadió.

Andy sacudió la cabeza. "¡Qué desperdicio, es una buena bicicleta!", pensó. Y como él tampoco necesitaba una bicicleta, estaba a punto de olvidarse de todo el asunto cuando de pronto, un pensamiento lo golpeó. Él recordó haber visto en el periódico que un grupo local estaba recolectando juguetes para los niños necesitados. "Oye, ¿te importa si tomo la bicicleta?", preguntó.

El muchacho se encogió de hombros. "Adelante, no hay problema", dijo. "Según mi opinión es basura".

Andy llevó la bicicleta verde de tres velocidades hasta un costado de su casa. Él ingresó corriendo a su casa para obtener un par de herramientas que su padre siempre le permitía utilizar. ¡Unas cuantas vueltas de llave de tuerca más tarde, y la bicicleta estaba como nueva!

Mientras tanto, Uri, el amigo de Andy, había estado observando curiosamente como él trabajaba. Cuando Andy le contó los planes para la bicicleta recién reparada, Uri se emocionó muchísimo. "¿Qué harías si te dijera que hay alrededor de 100 bicicletas que podríamos arreglar para dárselas a los niños necesitados?", dijo radiantemente.

Andy levantó la vista mientras su amigo le explicó. "Mi papá es dueño de la compañía de artículos de segunda mano "Herman's". Es una gran empresa de reciclaje. Él tiene todo tipo de cosas usadas y averiadas. Ayer justamente, mi papá observó un enorme montón de bicicletas averiadas que hay en la compañía y mencionó que no sabía qué hacer con ellas, ya que nadie las quería comprar. Estoy seguro que si le decimos que queremos repararlas para dárselas a los niños se pondrá feliz".

A Andy le encantó la idea, y cuando su amigo lo llamó de vuelta para decirle que su papá estaba de acuerdo, planificaron reunirse temprano a la mañana siguiente. Con herramientas en la mano, los dos amigos se acercaron al gran montón de bicicletas y empezaron a tirar de ellas para separarlas. Sorprendentemente muchas de ellas estaban en perfecto estado y sólo necesitaban un poco de aire en los neumáticos. Muchas otras fueron fácilmente reparadas con unos simples "trasplantes". Un neumático por aquí, un manubrio por allá.

Cuando el Sr. Herman vio lo comprometidos que estaban los dos muchachos, les trajo unos botes de pintura en aerosol que hizo que las bicicletas reparadas brillaran realmente como si fueran nuevas. Al final del día, ¡los muchachos habían salvado casi 20 bicicletas de la basura!

El Sr. Herman llamó al grupo local que estaba recolectando juguetes para los niños y encantados enviaron un camión para recoger las bicicletas. El periódico local, incluso envió un periodista para que escribiera un reportaje al respecto.

Al día siguiente Andy se sintió muy bien cuando vio en el periódico la foto de él y de Uri delante de las bicicletas con el titular: "JÓVENES HÉROES TRANSFORMAN BICICLETAS ROTAS EN RE-CICLETAS". Él se dio cuenta de que habían impedido que muchas cosas buenas terminaran en la basura.

De 3 a 5 años

P. ¿Cómo se sintió Andy cuando vio que el otro muchacho estaba a punto de tirar la bicicleta?
R. Él sintió que no era correcto desechar algo que todavía estaba en buen estado y que podía ser usado para hacer feliz a otras personas.

P. ¿Está bien desperdiciar cosas como pañuelos de papel o bolígrafos sólo porque tenemos de sobra?
R. No, es mejor no desperdiciar las cosas, aún cuando tengamos mucho.

De 6 a 9 años

P. Si la gente de todas maneras va a talar un árbol, ¿qué diferencia hay si es un árbol frutal o no?
R. Tanto un árbol frutal como un árbol que no da frutas, producen madera que es igualmente buena para la mayoría de los propósitos. Pero un árbol frutal también produce alimento. Por lo tanto, echar abajo un árbol frutal por su madera y privar al mundo de beneficiarse de sus frutos sería ineficiente y derrochador cuando existe una alternativa razonable.

P. ¿Se te ocurre alguna otra manera en que una persona podría hacer uso de su entorno personal de manera más eficiente?
R. Al igual que Andy, también podemos pensar en reciclar ropa vieja, juguetes, etc. en vez de tirarlos a la basura. Además, podemos por ejemplo servirnos porciones pequeñas de alimento, y luego si queremos más servirnos nuevamente, en lugar de tomar demasiado de una sola vez y después tirar el resto a la basura cuando no podemos seguir comiendo. Podemos también apagar las luces cuando salimos de una habitación, etc. Lo principal es tratar de ser conscientes de las cosas buenas que Dios nos ha dado y mostrar agradecimiento evitando desperdiciarlas.

10 años y más

P. ¿En tu opinión cuánto se puede tomar del medio ambiente antes de que se considere un derroche?
R. Cada uno de nosotros forma parte del "medio ambiente" y por lo tanto, es ciertamente legítimo tomar de él lo que necesitamos. La pregunta es ¿cómo definimos la palabra "necesidad"? Esto es diferente para cada persona. La gente tiene temperamentos diferentes. Una persona puede ser feliz con una vida muy simple, pero otra persona puede necesitar mucho más para vivir normalmente. La manera en que fuimos educados y las cosas a las que estamos acostumbrados también afectan nuestras necesidades. Es apropiado que cada uno de nosotros se conozca a sí mismo, que descubra cuánto es lo que realmente necesita, y que luego, sólo tome exactamente esa cantidad de nuestro medio ambiente.

P. ¿La intención de una persona cuando utiliza alguna cosa tiene influencia sobre la cosa en sí? ¿Es un factor que determina si dicha utilización puede considerarse legítima?
R. Uno de los grandes secretos de la vida es el conocimiento de que nuestra utilización del mundo físico tiene un profundo efecto espiritual tanto en el usuario como en el objeto que se utiliza. Por ejemplo, cuando comemos, si nuestra intención es utilizar la energía que obtenemos de los alimentos para hacer actos de bondad, el hecho de tomar los alimentos no sólo es un acto legítimo, sino que eleva la esencia espiritual de los animales o de las plantas que comemos. Contrariamente, si estamos tratando de reponer nuestras energías con el fin de actuar de manera destructiva, física o espiritualmente, afectamos negativamente los alimentos que consumimos, y estamos desperdiciándolos, por lo menos en un nivel espiritual.

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