Guerra de Honestidad

5 min de lectura

Ki Tetzé (Deuteronomio 21:10-25:19 )

La honestidad puede ser la mejor política, pero a veces es difícil ser completamente recto todo el tiempo. Una persona puede sentir la tentación de "romper las reglas" un poco, sobre todo cuando hay mucho en juego.

En la parashá de esta semana, Dios nos recuerda la importancia de ser perfectamente honestos: "una pesa íntegra y justa tendrás, una medida íntegra y justa tendrás".

No sólo que un comerciante no debe engañar en sus ventas utilizando una balanza que no funciona, ¡ni siquiera puede poseer una balanza en mal estado!, para que de esta manera nunca sienta la tentación de utilizarla.

La Torá nos enseña que comportarnos con honestidad es uno de los métodos cruciales para mejorar la sociedad y para mejorarnos a nosotros mismos.

En nuestra historia, una niña lucha por seguir siendo honesta.

"Guerra de Honestidad"

"¡Nancy! ¡Nancy!". Cuando Nancy escuchó el sonido de su nombre despertó de su ensueño. Ella miró a la Sra. Gerber, la maestra, que llevaba un tiempo tratando de llamar su atención. La mujer estaba agitando una hoja de papel en su mano. "Nancy, ¿podría ir usted a la sala de recursos con la hoja de repaso y hacer 20 copias para la clase?", preguntó.

Nancy sonrió. La vergüenza inicial de haber sido descubierta soñando despierta se transformó en alivio, cuando vio que no la estaban llamando para resolver un problema de matemáticas.

Nancy se puso de pie, tomó la hoja de papel de la mano de la maestra, y salió volando del aula. Ella se sentía como un pájaro que había sido liberado de su jaula. A pesar de que en general era una buena estudiante, esta clase de geometría la había dejado, como ella diría, "toda desarmada".

Y a pesar de que Nancy bromeaba al respecto, en el fondo ella sabía que con los exámenes finales cada vez más cerca, existía un peligro real de reprobar la clase.

Con el papel en mano, Nancy voló a través de los corredores de la escuela hasta que llegó a la pequeña y abandonada sala de recursos, situada en una esquina poco transitada del edificio.

Ella encendió la máquina de copiado e intentó insertar la hoja de repaso pero por alguna razón no entraba. "Hay algo atascado aquí", pensó Nancy mientras abría la tapa. Por supuesto, un pedazo de papel estaba atascado en el tubo alimentador de la máquina.

Nancy sacó la hoja y estaba a punto de tirarla a la basura. Pero antes de tirarla dio una última mirada curiosa, y repentinamente se puso pálida. ¡Se trataba de una copia del examen final de geometría! Al parecer la maestra había estado haciendo copias durante el día y una de ellas se había quedado atrapada en la máquina.

Nancy sintió su corazón latir con fuerza mientras sostenía la preciosa copia. Ella miró alrededor para asegurarse de que nadie estaba espiando y rápidamente dobló la prueba y la metió en su bolsillo.

"¡Huau!, ¡que suerte!", pensó para sí misma. "¡Ahora todo lo que tengo que hacer es averiguar algunas respuestas y aprobaré el examen final!".

Ella rápidamente hizo copias de las hojas de repaso y dio media vuelta para volver al aula de clases, pero sus pies no se movían.

"No puedo hacer esto", se dijo a sí misma. "¡Es hacer trampa!". Pero de inmediato un contra-argumento apareció en su cabeza, "¿Acaso es mejor reprobar?". "No, ¡pero es incorrecto!", respondió. "Hazlo sólo esta vez", argumentó su voz interna, "y te ahorrarás tantas molestias. No es gran cosa...".

Nancy comenzó a salir de la sala de recursos, pero entonces se detuvo bruscamente. "¡Mejor un fracaso que un engaño!", se dijo finalmente a sí misma, y rápidamente sacó la prueba de su bolsillo, la rompió en pedazos, y la tiró en el basurero.

Ella suspiró aliviada, marchó feliz de regreso al aula de clases y le entregó las copias de la hoja de repaso a la maestra.

"Gracias, Nancy". Sonrió la Sra. Gerber. Pero al notar que Nancy sudaba nerviosamente la maestra inquirió, "¿Está usted bien?, parece que hubiera estado en una guerra".

Nancy sonrió mientras pensaba en la "guerra de honestidad" que había combatido y ganado hace unos instantes, "Sra. Gerber, ¡no sabe cuanta razón tiene usted!".

Nancy se esforzó en prestar atención durante el resto de la clase. Ella pensó que si tal vez trabajaba duro, al final de cuentas, aprobaría el curso – de manera honesta.

De 3 a 5 años

P. ¿Cómo se sintió Nancy cuando encontró la prueba en la máquina de copiado?
R. Tuvo la tentación de tomarla y hacer trampa para obtener una buena calificación en el examen final.

P. ¿Cómo se sintió ella después de que rompió la prueba y la tiró a la basura?
R. Se sintió muy bien de haber actuado honestamente y de haber decidido no hacer trampa.

De 6 a 9 años

P. ¿Si estuviéramos 100% seguros de que no nos atraparían, entonces sería aceptable engañar o hacer algo deshonesto? ¿Por qué sí o por qué no?
R. Aunque quizás sería más tentador, de todas maneras no sería correcto. La honestidad es un valor fundamental que debe guiar nuestras vidas en todo momento. Por otra parte, Dios ve todo lo que hacemos, y como su deseo es que aprendamos a ser honestos, Él velará para que finalmente tengamos que enfrentar las consecuencias de nuestras decisiones. Las personas que actúan con honestidad, incluso cuando se sienten seguros de que podrían "salirse con la suya", se convierten en mejores personas, y aportan una gran cantidad de luz espiritual al mundo.

P. Además de no hacer trampa en la escuela, ¿de qué otras formas podemos comportarnos con honestidad?
R. Podemos devolver el cambio si es que recibimos de más. Podemos evitar hacer "llamadas gratis" desde un teléfono público averiado. Podemos ser cuidadosos de tomar sólo la cantidad que realmente necesitamos de paquetes de ketchup, o de paquetes de azúcar, de un restaurante de comida rápida. Si encontramos algo tirado en el suelo podemos tratar de devolverlo a sus legítimos dueños, etc.

10 años y más

P. ¿Por qué debemos comportarnos con honestidad?
R. Pueden haber muchas razones. Actuar así es ilegal... se vería muy mal si es que nos atrapan, etc.... Sin embargo, si basamos nuestro compromiso de comportarnos con honestidad sólo en el hecho de que es ilegal o en el hecho de que es socialmente inaceptable, entonces nuestra decisión puede verse debilitada en una situación en la que no nos capturarían, o cuando la sociedad cambie sus estándares. La mejor razón para ser honestos es que la honestidad es un valor de la Torá. A través de un comportamiento honesto, refinamos nuestro carácter y nos convertimos en seres humanos mejores y más espirituales. Esta toma de conciencia, por sí sola, puede motivarnos a comportarnos con honestidad en todo momento.

P. ¿Crees tú que una persona puede realmente "salir adelante" con trampas? ¿Por qué sí o por qué no?
R. Quizás a corto plazo puede parecer que sí. Por ejemplo, si en lugar de estudiar, Nancy hubiera hecho trampa y hubiera obtenido una buena calificación en geometría, podría haber parecido algo bueno en ese momento. Pero una vez que avanzara en la clase, su falta de conocimientos probablemente se transformaría en algo contraproducente y le causaría muchos problemas. En un sentido más profundo, cuando nos damos cuenta de que Dios es el que nos permite tener éxito o no, es evidente que sólo alcanzaremos el éxito verdadero si nos comportamos con honestidad, de la forma en que Dios quiere para nosotros.

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