Ritmo Acelerado

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Nitzavim-Vaiélej (Deuteronomio 29:9-31:30 )

A veces, cuando nos enfrentamos a una situación difícil nos sentimos preocupados. Tal vez algo saldrá mal, o las cosas no resultarán de la forma que queremos.

La parashá de esta semana nos enseña que en momentos como estos, en lugar de preocuparnos, es mejor que tengamos coraje y confiemos en Dios.

"Sean fuertes y valerosos", nos dice la Torá. "No teman ni se desanimen ante ellos, pues Dios es quien va contigo. No te dejará ni te abandonará". (Deuteronomio 31:6).

Cuando nos comportamos de esta manera, no sólo disfrutamos más de la vida, sino que encontramos la confianza necesaria para lograr mucho más de lo que podríamos haber logrado a través de las preocupaciones.

En nuestra historia una niña aprende a reemplazar la preocupación por la confianza y la seguridad.

"Ritmo Acelerado"

El comedor de la escuela parecía más una sala de conciertos. Los niños llevaban todo tipo de instrumentos musicales – desde delgadas flautas hasta gigantescas tubas de metal – todos amontonados alrededor de las largas mesas grises, esperando su turno para poder participar en la audición para la "banda" de la escuela.

Clara equilibraba el trombón en su regazo mientras estiraba la mano hasta su bolso de color rojo y blanco, para sacar una lata de refresco y dos vasos de plástico. "¿Quieres un trago?, va por mi cuenta", le dijo alegremente a su amiga Sara que estaba sentada junto a ella

Pero Sara no respondió. Ella parecía estar en otro mundo, con la mirada perdida en el espacio a través de sus ojos nerviosos.

"Hey, ¿estás ahí?", exclamó Clara, mientras en broma le daba un codazo a su amiga en el hombro.

Sara levantó la vista. "Em, sí, bueno, es decir no gracias", dijo. "Estoy demasiado preocupada para beber algo".

"¿Preocupada? ¿Acerca de qué?", preguntó Clara arqueando sus cejas.

"Bueno, ¿acaso tú no estás preocupada?", respondió Sara. "Esta es nuestra gran oportunidad de ingresar a la banda, y me temo que me van a mandar soplando para afuera".

Clara apuntó la flauta de su amiga y le dijo: "Seguro es mejor que soples en la flauta o si no definitivamente no lo lograrás".

Sara se rió. "Tu sabes a qué me refiero", dijo. "Tengo miedo de olvidar mi canción, o de que mi flauta se atasque, o...".

"¡Todo va a salir increíble!", Clara interrumpió. "Escucha Sara, tú puedes quedarte ahí sentada y preocuparte si es que quieres, pero cuando me llamen, yo voy a hacer mi mejor esfuerzo. Eso es todo lo que puedo hacer. El resto está en las manos de Dios. Creo tocar bastante bien, pero no depende de mí. De cualquier manera la vida va a continuar, así que ¿para qué preocuparse?".

Sara asintió.

"Sin embargo una cosa es segura", dijo Clara, "estar nerviosa no te ayudará a tocar mejor, y es probable que sólo empeore las cosas...".

"¡CLARA, ADELANTE POR FAVOR!", sonó la voz a través del intercomunicador.

"Bueno, aquí voy. ¡Deséame suerte!", dijo Clara, marchando solemnemente hacia la sala de audiciones.

Sara sonrió con la actitud divertida de su amiga. La muchacha respiró profundo y trató de relajarse mientras esperaba su turno.

Unos momentos más tarde Sara escuchó que la llamaban. Instintivamente se sentía tensa mientras caminaba hacia la sala de audiciones. Pero entonces recordó las palabras y la actitud de su amiga.

A medida que recordaba esto, Sara sentía que sus propias preocupaciones comenzaban a desaparecer. En el momento en que llegó a la puerta se sentía tranquila y lista para hacer su mejor esfuerzo.

De 3 a 5 años

P. ¿Cómo se sentía Sara al principio, mientras esperaba su turno en la audición para la banda?
R. Ella se sentía muy nerviosa y preocupada de que algo saliera mal. P. ¿Cómo la hizo sentir el hecho de hablar con su amiga Clara?
R. Ella vio de la actitud de Clara, que no tenía porqué estar tan preocupada y se sintió mucho mejor.

De 6 a 9 años

P. ¿Por qué Clara no estaba preocupada?
R. Si bien ella estaba ciertamente interesada en las audiciones y realmente quería ingresar a la banda, Clara se dio cuenta de que el preocuparse no la ayudaría a alcanzar su objetivo. Sabía que tenía las mejores posibilidades si hacía su mejor esfuerzo y confiaba en Dios. Ella vio correctamente que el hecho de preocuparse era una perdida improductiva de su energía.

P. ¿Podemos realmente controlar el hecho de estar nerviosos o es algo que simplemente ocurre?
R. Hay algunas situaciones, como la audición para la banda escolar, en donde hay mucho en juego. Es natural que en este tipo de momentos nos pongamos tensos o nerviosos, y está bien que sea así. Pero lo que sí tenemos en nuestras manos, es la capacidad para asumir el control de ese sentimiento y no dejar que nos lleve lejos. Si nos recordamos a nosotros mismos que todo saldrá bien a través de mensajes positivos, y si recordamos que Dios está siempre de nuestro lado, podemos hacer que muchos de estos sentimientos de nerviosismo desaparezcan.

10 años y más

P. ¿Cuál es la diferencia entre el temor y la preocupación?
R. Si bien los dos sentimientos pueden ser similares, existen algunas diferencias cruciales. El miedo es una reacción natural a una amenaza verdadera o a una situación peligrosa que existe en el presente. Es la manera que tiene el cuerpo de prepararse para "luchar o huir", es una manera de tener energía extra para enfrentar la situación o para escapar de ella. La preocupación en cambio, tiende a producir sensaciones similares cuando no existe un peligro real o inmediato. A menudo se centra en los sucesos del pasado que ya no nos amenazan, o existe en base a posibles problemas del futuro (¿qué pasaría si...?, etc.), que tal vez nunca se materializarán. Si bien el miedo, en la medida correcta, puede ser constructivo y energizante, la preocupación nos debilita y nos hace menos eficaces.

P. ¿Existe una conexión entre el nivel de fe de una persona o su confianza en Dios, y su capacidad para dejar de preocuparse? Si es así, ¿cuál es esta conexión?
R. La fe es un entendimiento de que no estamos solos cuando enfrentamos desafíos. Somos conscientes de que Dios está con nosotros para ayudarnos a lidiar con ellos exitosamente, y entendemos que Él también ha puesto el desafío que tenemos ante nosotros como una oportunidad para crecer. Mientras pongamos nuestro mejor esfuerzo, podemos estar seguros de que cualquier cosa que resulte será para nuestro bien. Cuando vemos las cosas desde este punto de vista, ya no existe ninguna razón para preocuparse, y la vida se hace mucho más manejable.

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