El Ratón Consigue el Queso

6 min de lectura

Vaerá (Éxodo 6:2-9:35 )

Algunas veces nos encontramos a nosotros mismos actuando de manera autodestructiva, incluso cuando podríamos no hacerlo. Esto es lo que aprendemos de la parashá de esta semana:

Dios le da una orden a Moisés, el debe decirle al faraón, el malvado rey egipcio, que libere a los judíos de la esclavitud. Moisés le advierte que si se niega a hacer esto, Dios lo va a golpear con plagas terribles.

Pero una y otra vez, el faraón testarudamente se niega a escuchar hasta que es azotado por una plaga. Después, él promete dejar a los judíos en libertad. Pero cuando la plaga se detiene y las cosas mejoran, el faraón se olvida de sus promesas hasta que es azotado nuevamente.

Podemos aprender de aquí la importante lección de no comportarnos como el faraón. Debemos aprender de los errores del pasado en vez de repetirlos obstinadamente una y otra vez.

 

 En nuestra historia, un niño aprende precisamente esta lección.

"El Ratón Consigue el Queso"

Bryan se sienta en la mesa del doctor y le dice, "doctor, tengo un dolor de estómago muy fuerte. Me duele tanto que incluso a veces no puedo dormir en las noches".

Sus padres, detrás de él, asienten nerviosamente moviendo la cabeza.

"Mmm..." dice el doctor, un amistoso hombre de mediana edad. "Vamos a hacer algunos exámenes par ver que podemos hacer al respecto".

Tres días después, Bryan ve a su padre respondiendo el teléfono, mueve la cabeza con una sonrisa y cuelga. Entonces, él llama a su hijo. "Bryan, tengo buenas noticias". Dice su padre. "El doctor dice que tu dolor de estómago no es nada serio. Pero que eres alérgico a los productos lácteos. Mientras no comas ninguno, estarás bien".

Bryan sonrió, aliviado. "Ah, eso significa que no puedo tomar leche, ¿cierto? Ningún problema".

"Bueno, Bryan, no exactamente", dijo su padre. "Tienes que evitar todos los productos lácteos, incluyendo el queso y el helado".

"¿¡Qué!? ¡¿Nada de helado?! ¿Nada de Pizza? "Papá, yo amo esas cosas", Bryan protestó.

"Hijo", dijo su padre resignado. "A menos que quieras experimentar más de esos terribles dolores de estómago, vas a tener que dejar de comerlos".

Bryan se quejó, pero hizo un esfuerzo por no comer productos lácteos. Y la verdad es que se sentía mucho mejor.

Pasaron semanas desde su último dolor de estómago. Él sentía como si nunca hubiera estado enfermo en primer lugar.

Era una hermosa tarde de domingo. Bryan, su hermano Ted, y otros cuantos amigos fueron al campo de fútbol a patear la pelota. Después de haber entrenado bastante, uno de los amigos dijo: "Hey, tengo hambre. ¡Vamos a comer algo!".

El grupo se dirigió a la pizzería más cercana. Ordenaron la especialidad de la casa, "extra-grande-extra-queso". Unos minutos más tarde la orden llegó a la mesa. Los hambrientos niños comenzaron a abalanzarse.

Sin pensarlo dos veces, Bryan tomó un pedazo y se lo llevó a la boca. Y justo en ese momento sintió un golpecito en el hombro. "Hey, ¿qué estás haciendo?", preguntó agitadamente su hermano Ted. "Tú sabes que no puedes comer eso".

Pero Bryan ignoró a su hermano menor. "¿Cuál es el gran problema?, preguntó. "Me siento bien. ¿Qué daño puede hacer un solo pedazo de pizza? Y lo mordió. La pizza estaba realmente deliciosa. Y se unió a sus amigos en el recuento del día de fútbol.

De pronto, Bryan sintió una puntada muy familiar en el estómago. "¡Ah! Se quejó silenciosamente, esperando que nadie lo notara. Los niños se quedaron en la pizzería un rato más. Bryan puso sus manos en el estómago y contó los segundos para llegar a casa y poder descansar. "Todo el tiempo se decía a si mismo, "Ya está. No más productos lácteos. ¡No vale la pena el dolor de estómago!"

Nuevamente, las cosas mejoraron cuando Bryan siguió los consejos del doctor. Pero un día sus padres y su hermano se fueron de compras. Bryan se quedó en casa tratando de avanzar en un ensayo que debía entregar la semana siguiente. El se sentía aburrido e inquieto mientras movía su lápiz en frente del papel aún en blanco.

De pronto, sonó el timbre. Bryan saltó, agradecido por la distracción. Era Jacob, uno de sus mejores amigos. "Hola Jacob, ¿que tal?", dijo Bryan. "Bueno", sonrió el niño pelirrojo. "Supuse que estabas en casa trabajando en tu ensayo y también supuse que estabas tan aburrido como yo".

"¡Acertaste en ambas cosas!, sonrió Bryan. Jacob siempre tiene la habilidad de saber lo que está ocurriendo, incluso sin que nadie le diga.

"Bueno", continuó Jacob, "he venido a acompañarte. Podemos trabajar juntos, incluso traje una pequeña motivación", guiñó un ojo, sosteniendo una bolsa con rayas rojas y blancas.

"¡Huau! ¡Helado!, exclamó Bryan. "Mi favorito".

"¡Vamos a comer!", dijo Jacob, y comenzó a servir el helado de chocolate en los potes de plástico. Luego, le pasó uno a su amigo.

Bryan miró la cuchara, se la llevó a la boca, y luego se detuvo, mientras recordaba lo que había ocurrido en la pizzería. "¿Cuál es el problema? Preguntó Jacob. "¿Olvidaste como comer helado?

Bryan sonrió nerviosamente. Finalmente dijo "Me encantaría Jacob. Pero soy alérgico al helado. Me provoca dolor de estómago".

Su amigo lo observó confusamente, pero cuando se dio cuenta que Bryan estaba hablando en serio. Dijo "O.K. entonces, ¡hay más helado para mi!" y sonrió.

Bryan apartó el pote con helado y se preparo una soda. Bryan se sintió muy bien ese día, y no solamente porque no le dolió su estómago. Él se había abstenido de hacer algo autodestructivo y eso era lo mejor de todo.

 

De 3 a 5 años

P. ¿Qué pensaba Bryan antes de probar la Pizza? ¿Como se sintió después de que comió un pedazo y le dolió el estómago?
R. Al principio, como no le dolía su estómago, el sintió que podía comer un pedazo de pizza, incluso siendo alérgico. Pero después se dio cuenta de que había sido un error, y que de ahora en adelante tendría que seguir las instrucciones de su médico, incluso cuando se sintiera bien.

P. Si sabemos que cada vez que hacemos algo nos enfermamos, ¿es inteligente seguir haciéndolo?
R. No. Antes de comenzar, debemos pensar como nos sentiremos al final. De esta manera, seremos capaces de frenarnos a nosotros mismos.

De 6 a 9 años

P. A pesar de que Bryan sabía que comer pizza le causaría dolor de estómago, él comió igual. ¿Por qué crees tú que las personas a veces actúan de manera autodestructiva, y hacen cosas que saben que son dañinas?
R. Hay distintos niveles de entendimiento. Algunas veces "sabemos" algo intelectualmente, pero de todas maneras no lo "sabemos" realmente como para que nos motive a cambiar nuestras acciones. Un conocimiento genuino incluye tener en mente las futuras consecuencias de las decisiones que tomamos. Bryan sabia intelectualmente que no debía comer pizza, pero también tenía muchas ganas de comer; él ignoró las potenciales consecuencias de sus acciones. Pero después de que comió y comenzó a dolerle su estómago, se dio cuenta de que no valía la pena, y su conocimiento lo motivó a comportarse diferente en el futuro.

P. La actitud del faraón en nuestra parashá y el obstinado comportamiento de Bryan, nos muestran los efectos negativos de esta característica. ¿Puedes pensar en alguna manera en la que una persona que es naturalmente obstinada pueda darle un uso positivo a su obstinación?
R. Cada característica que Dios le da a una persona tiene el potencial para el bien. En el caso de la obstinación, la persona puede utilizarla para defender lo que considera correcto, incluso si esta siendo persuadida para hacer el mal. También, una persona puede rehusarse obstinadamente a rendirse cuando las cosas se ponen difíciles, y de esta manera, puede alcanzar metas que una persona no obstinada no podría alcanzar.

10 años y más

P. Supongamos que la naturaleza de la enfermedad de Bryan fuera de tal manera que él no siente inmediatamente los efectos negativos de comer productos lácteos. ¿Tú crees que él sería capaz de evitar los productos lácteos de la misma forma? ¿Que situación es preferible en tu opinión?
R. Podría parecer preferible no sentir el dolor — después de todo, duele. Pero, de hecho, el dolor que siente Bryan es una bendición escondida. Él recibe un aviso inmediato cuando hace algo malo, y eso lo motiva a detenerse. Si no sintiera las consecuencias negativas de sus acciones inmediatamente, habría sido mucho más difícil para él parar. Parte del gran daño que produce el fumar cigarrillos, y otros hábitos poco saludables es que no sentimos el daño que provocan inmediatamente. Generalmente, para el tiempo que nos damos cuenta, ya es demasiado tarde. Esto también se aplica a la salud espiritual de una persona. Las decisiones que tomamos de acuerdo a como nos relacionamos con otras personas y los valores con los que elegimos vivir, a largo plazo serán determinantes, incluso si no sentimos los efectos inmediatamente.

P. Muchas personas saludables tienen patrones de comportamiento autodestructivo. ¿Cómo crees tú que una persona puede cambiar estos patrones?
R. Un gran avance en este sentido es que la persona sea capaz de reconocer cualquier patrón negativo existente. Una vez que admitimos que hay algo que necesita ser arreglado, ya estamos en el camino correcto. Hay casos, como el de Bryan, en los cuales es fácil averiguar que hay que hacer. Pero hay otros casos que es más difícil. Sin embargo, una persona que esta sinceramente dedicada a vivir una vida saludable y con sentido va a encontrar que vale la pena el esfuerzo.

P. ¿Puedes imaginar algún comportamiento autodestructivo al que seas propenso?

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