El peligro de la burla

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Koraj (Números 16-18 )

Perspectivas de la Torá prácticas para la vida.

Al leer el relato de la rebelión de Kóraj, uno se sorprende con su tonto intento de desafiar a Moshé. Sin embargo, es claro que, en aquel momento, Kóraj consiguió persuadir a una gran cantidad de personas sobre la validez de sus argumentos en contra de Moshé y Aharón. Si bien la rebelión comenzó con un número de personas relativamente pequeño, en su clímax la Torá nos dice que él unió a “toda la asamblea” (1). ¿Cómo pudo iniciar una rebelión tan grande en contra de los hombres que habían guiado al pueblo judío a través de innumerables milagros en el desierto?

Para responder esta pregunta, es importante analizar otro problema de la parashá. Uno de los argumentos principales de Kóraj y su asamblea fue su oposición a la designación de Aharón como Kohén Gadol (Sumo Sacerdote). Decían que Moshé había hecho esa designación unilateralmente, con un claro favoritismo hacia su hermano. Después de que los rebeldes fueron castigados, Dios le ordenó a Moshé probar que Aharón había sido designado por orden divina, mediante la prueba de las varas en donde la de Aharón floreció milagrosamente, eliminando toda duda de que merecía ser el Kohén Gadol. Después de esta prueba, todo el descontento desapareció.

Rav Leiv Jasman (2) pregunta por qué Dios ordenó la prueba de las varas DESPUÉS de los castigos milagrosos que impartió. Si hubiera hecho primero el milagro del florecimiento de la vara, hubiera convencido al pueblo de la invalidez de sus argumentos en contra de Moshé y Aharón, y no hubiera habido necesidad de castigar. Y responde enseñando un principio importante de la naturaleza humana: Kóraj sabía que no derrotaría a Moshé en una batalla de lógica, sabía que los argumentos de Moshé eran demasiado fuertes para él y que Moshé era demasiado inteligente como para que Kóraj lo derrotara de manera racional. Entonces, recurrió a la devastadora arma de la leitzanut (burla), mediante la que denigró a Moshé y Aharón sin tener que justificar lógicamente sus argumentos. Vemos esto en las palabras de Rashi, cuando explica cómo Kóraj logró persuadir a tanta gente para seguirlo; la Torá dice que reunió al pueblo en contra de Moshé y Aharón. La pregunta obvia es cómo logró hacer semejante tarea, y Rashi explica que lo hizo mediante “dibrei leitzanut (palabras de burla)” (3).

Rav Jasman dice también que la burla ignora el poder del intelecto y despierta la parte animal de la persona, donde la lógica no tiene importancia. Esto explica la idea del versículo de Proverbios que nos exhorta a no criticar al leitz (burlón); el leitz no está interesado en ningún argumento lógico, sino que quiere continuar con su estilo de vida y denigrará todo intento de hacerlo cambiar.

Otro versículo de Proverbios nos dice que la única forma de humillar al leitz es mediante dificultades: “Prepara castigos para el leitz” (4). Rav Moshé Jaim Luzzatto, en La senda de los jutos, explica que, idealmente, una persona debe crecer y aprender de sus errores mediante el estudio de Torá y el jeshbón hanéfesh (reflexión), pero que el leitz es inmune a esos métodos y lo único que puede hacerlo cambiar son las dificultades.

Esto, escribe Rav Jasman, explica por qué Dios envió el milagro de las varas después de los castigos que golpearon a Kóraj y a sus principales seguidores. El poder de la burla para ignorar la lógica es tan grande que llega a despreciar milagros abiertos, cuando están en conflicto con el burlón. Si el milagro hubiese ocurrido antes de que alguien fuera castigado, los rebeldes hubieran hallado una forma para despreciarlo e ignorar sus ramificaciones, por medio de un comentario burlón. Recién después de los castigos devastadores, el poder de la burla fue vencido por así decir, y los sobrevivientes internalizaron la enseñanza de la vara que floreció.

Esto explica cómo consiguió Kóraj persuadir a tantas personas para que siguieran una dirección tan tonta y desafiar a Moshé. Al anular su intelecto con palabras burlonas, se cegaron a los peligros de seguirlo.

La senda de los justos escribe muy duro respecto a la naturaleza dañina de la burla (5). Dice que es uno de los principales factores que evitan que la persona desarrolle el rasgo de zehirut (alerta frente al pecado). La burla impide realizar un análisis serio y, en cambio, lleva a menospreciar lo importante y a convertir todo en una burla. Esta persona no presta atención a la crítica de nadie, sino que usa la burla como una herramienta para escapar a la reflexión. De hecho, la burla emana de un deseo de escaparse de los temas serios que una persona debería enfrentar si quisiera servir a Dios de la mejor manera posible. Es mucho más fácil reírse de toda posibilidad de crecimiento que enfrentar el desafío de lidiar con los problemas.

Kóraj utilizó leitzanut para engañar a los demás, pero el iétzer hará (inclinación negativa) también la utiliza para engañarnos e impedirnos crecer. Aprendemos de Rav Jasman que la única forma de debilitar el poder de la leitzanut es con castigos. En lugar de tener que sufrir innecesariamente, es mucho más aconsejable que una persona sufra el “dolor” mucho más suave del musar (6). Esto puede hacerse de diferentes formas: estudiando obras de crecimiento personal, como La senda de los justos, que trata la burla en gran detalle, aceptar la crítica de los rabinos y los amigos o haciendo un simple jeshbón hanéfesh examinándose honestamente a uno mismo. Con seguridad, estas estrategias son mucho más deseables que la alternativa de atravesar un sufrimiento real.


Notas:

(1) Kóraj, 16:19.

(2) Or Yael, 3er Jélek, citado en Lékaj Tov, Bamidbar, Pág. 186.

(3) Rashi, 16:19.

(4) Mishlé, Cap. 19.

(5) Mesilat Yesharim, Cap. 5.

(6) La raíz de la palabra musar es la misma que la de isurim (castigo), porque el autoanálisis y el crecimiento es doloroso y causa un cierto grado de sufrimiento.

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