El potencial para la grandeza y la bajeza

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Bereshit (Génesis 1:1-6:8 )

Perspectivas de la Torá prácticas para la vida.

Parashat Bereshit describe la creación de Adam, el primer hombre. Adam representa la totalidad de la raza humana y, dado que todo ser humano es su descendiente, cualquier lección que pueda ser aprendida de él aplica a la humanidad en general. En el relato de la creación de Adam, hay una fascinante dicotomía que aparece varias veces, siendo la primera en el primer versículo que trata sobre los planes de Dios de crear al hombre: “Y Dios dijo, hagamos un hombre a nuestra semejanza y el regirá (vairdú) sobre los peces del mar, los pájaros de los cielos, los animales de la tierra y toda creatura reptante que repta sobre la tierra”.

Rashi cita el Midrash que advierte el uso de la palabra vairdú, que en este caso significa ejercer poder sobre otras cosas. Sin embargo, la raíz de la palabra (las letras iud, reish y dálet) también pueden usarse para referirse a la palabra ieridá (que implica ‘caída’). El Midrash explica el doble sentido contradictorio de esta palabra: “Si el hombre es valioso, regirá sobre los animales; pero si no lo es, descenderá por debajo de ellos y los animales regirán sobre él”1.

Una idea similar es expresada por el Midrash al comienzo de parashat Tazría. La sección previa de la Torá (parashat Sheminí) trata sobre leyes referentes a los animales2, mientras que la siguiente se enfoca en leyes referentes a los seres humanos3. El Midrash señala que el orden de la Torá aquí es igual al que encontramos en el relato de la Creación: cuando Dios creó el mundo, creó primero a todos los animales y recién después al hombre. Lo mismo ocurre aquí, en donde la Torá trata primero las leyes referentes a los animales y recién después pasa a las referentes al hombre. El Midrash continúa explicando la razón por la que Dios creó primero a los animales: “Para enseñarnos que, si el hombre es valioso, le decimos: ‘vienes antes (en importancia) a toda la creación’, pero si no es [valioso] le decimos: ‘el mosquito fue creado antes que ti’”4.

La idea de que el hombre pueda elevarse a grandes alturas o descender a las profundidades es tan central para la humanidad que aparece en la esencia misma del nombre del hombre: Adam. Sabemos que el nombre de un ser refleja su esencia, por lo que el significado de su nombre tiene gran importancia.

El Shlá Hakadosh escribe que el nombre Adam tiene un significado dual. Puede relacionarse con la palabra adamá (tierra), indicando que Adam recibió ese nombre porque surgió del polvo de la tierra, pero que también puede relacionarse con las palabras adamé le-Elión, que significa ‘me asemejaré a Dios’5. El Shlá explica que, si el hombre se conecta con su Creador y trata de emularlo, amerita ser llamado Adam en el sentido de que se hace similar a Dios. Sin embargo, si se separa de Dios, entonces su nombre refleja su humilde naturaleza física. Concluye que el propósito del hombre es hacer que su nombre refleje su naturaleza sublime aferrándose a Dios6.

Estos dichos de los Sabios sobre la creación de Adam nos enseñan que el hombre tiene el potencial de regir sobre todo el reino animal, reflejando la famosa idea de que el objetivo de la creación fue por el bien del hombre. Entonces, si cumple con su propósito, todas las criaturas estarán a su servicion. Sin embargo, si falla no sólo cae de su posición elevada, sino que se vuelve más bajo que todas las otras criaturas.

Aún debe comprenderse por qué esta fuerte dicotomía se encuentra sólo en el hombre. Un enfoque es que el hombre es único entre todas las creaciones porque tiene libre albedrío, es decir, la capacidad de elegir hacer el bien o el mal. Los animales no tienen esta opción, sino que son totalmente dominados por los deseos físicos y el instinto. Los ángeles tampoco tienen libre albedrío; su única atracción es hacia lo espiritual. Sólo el hombre constituye una combinación del alma con su tendencia hacia lo espiritual, y el cuerpo, con sus deseos físicos. Entonces, sólo él puede tomar la decisión de aferrarse a Dios o apegarse a lo material.

Consecuentemente, si toma la decisión correcta y pone el énfasis en su alma, merece una alabanza y recompensa muy superior a la de los ángeles, porque supera los desafíos que enfrenta y se acerca a Dios, mientras que para los ángeles no existe tal desafío. De la misma forma, si toma la decisión equivocada y se enfoca en su cuerpo, se lo considera más bajo que los animales porque ellos no pueden elegir desligarse de lo material, mientras que el hombre tiene la opción de tomar un camino diferente.

Un segundo enfoque de este tema está basado en una doctrina básica del judaísmo que es mencionada en el libro de Kohélet: “Este opuesto que hizo Dios”7. Los comentaristas explican la frase diciendo que en el mundo hay un balance. Lo bueno o lo malo nunca pueden alcanzar tal fuerza que nada pueda oponérseles. Entonces, cuanto mayor es el potencial de una persona para hacer cosas increíbles, mayor es el riesgo de que cause un gran daño. Con esto en mente, el Talmud declara que cuanto más grandiosa es una persona, mayor es su inclinación hacia el mal8. Para conservar el desafío en este mundo, a medida que la persona se eleva, más elevados deben ser los obstáculos. Consecuentemente, Adam fue creado con el potencial de alcanzar una grandeza inigualable, pero si caía lo haría a grandes profundidades.

Durante el curso de la historia, el propósito de Adam de conectarse con Dios fue rechazado por la mayoría de las naciones, siendo asumido sólo por Abraham y sus descendientes. Como parte de este legado, pareciera que el pueblo judío heredó la gran dicotomía que caracterizó la creación de Adam. El judío puede alcanzar alturas increíbles y hacer un gran bien en el mundo, si se conecta con el aspecto adamé le-Elión de su personalidad. Sin embargo, si elige el camino equivocado, puede causar un gran daño, peor de lo que son capaces los demás. Un ejemplo de esto es la cantidad de judíos que lideraron el desarrollo del comunismo, una de las ideologías más nocivas que plagaron este mundo, causando gran sufrimiento a millones de personas9. Esto es porque aplicaron equivocadamente su deseo natural judío de tikún olam (reparar el mundo) y reemplazaron el camino de la Torá con un estilo de vida ateo.

Vemos cómo Adam fue creado con la opción de ser extremadamente grandioso, o extremadamente soez. El pueblo judío asumió este rol; que ameritemos hacer las elecciones correctas y, así, nos asemejemos a Dios.


Notas:

1. Rashi, 1:26, citando Bereshit Rabá 8:12.

2. Incluyendo las leyes de alimentos kósher y de la pureza de los animales.

3. Incluyendo varias formas de impureza que pueden ocurrirles a los seres humanos.

5. Vaikrá Rabá 14:1.

5. Las palabras adamé le-Elión se encuentran en Ieshaiá 14:14. Su contexto difiere de la forma en que las interpreta el Shlá. El Tzlaj, en su introducción a su comentario a la Guemará, ofrece una explicación muy similar del nombre de Adam, al igual que el Sfat Emet y Bnei Isajar.

6. Shlá Hakadosh, Toldot Adam, Introducción.

7. Kohélet 7:14.

8. Sucá 52a.

9. El fundador del comunismo fue un judío (Carl Marx). Líderes comunistas judíos fueron, entre otros, Trotsky, Kamenev y Zinoviev.

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