Los sueños de Iosef

4 min de lectura

Vaieshev (Génesis 37-40 )

Perspectivas de la Torá prácticas para la vida.

La parashá de esta semana comienza con el relato del deterioro de la relación entre Iosef y sus hermanos. Los dos sueños de Iosef jugaron un papel muy importante en el aumento del resentimiento de los hermanos hacia él. Un análisis más detenido de estos sueños puede darnos un mejor entendimiento de por qué causaron semejante pelea entre los hermanos. El Beit Haleví, Rav Iosef Soloveitchik (1), nota que después del primer sueño, la Torá nos dice que los hermanos “odiaron a Iosef”, mientras que después del segundo, no dice que lo hayan odiado, sino que “estuvieron celosos” (2). ¿A qué se debe la diferencia?

El Beit Haleví responde analizando cuidadosamente los sueños. En el primero, Iosef dijo que él y sus hermanos estaban en el campo y que las espigas de ellos se reverenciaban ante la de él. No dijo que los hermanos mismos se reverenciaban, sino sus espigas. En contraste, en el segundo sueño Iosef comparó a sus hermanos con las estrellas y dijo que éstas se reverenciaban ante él. En este sueño las estrellas representaban a los hermanos y el hecho de que ellos mismos se reverenciaban ante Iosef (3).

El Beit Haleví explica que los dos sueños representaban dos áreas separadas en las que los hermanos serían inferiores a Iosef y le servirían. Las espigas del primer sueño representaban la futura superioridad de Iosef sobre los hermanos en este mundo (olam hazé), indicando que dependerían de él para su sustento físico. Sin embargo, el éxito en el mundo físico no hace que una persona sea intrínsecamente superior a las demás; sólo significa que tiene más posesiones. Es decir, una persona rica no está en un nivel superior a una pobre. Basado en esto, el Beit Haleví explica que, en el primer sueño, que representaba la gashmiut (materialismo), los hermanos mismos no mostraban servidumbre a Iosef, sino que sus posesiones eran descritas como inferiores a las de su hermano. En contraste, el segundo sueño se refiere a la futura superioridad espiritual de Iosef sobre sus hermanos. Los logros espirituales sí definen la grandeza intrínseca de una persona. Consecuentemente en el segundo sueño, que representaba la rujaniut (espiritualidad), los hermanos mismos se reverenciaban ante Iosef, indicando la superioridad espiritual de Iosef sobre ellos.

Con este entendimiento, el Beit Haleví responde nuestra pregunta inicial, respecto a por qué los hermanos reaccionaron diferente ante cada sueño, odiándolo después del primero y sintiendo celos después del segundo. El odio aparece cuando una persona resiente las acciones de las demás, mientras que los celos aparecen cuando alguien se siente inferior a su prójimo. Los hermanos odiaron a Iosef después del primer sueño, porque este implicaba que lo necesitarían para su sustento y legislaría materialmente sobre ellos. Sin embargo, no sintieron celos por su futura riqueza, dado que eso no los haría sentir inferiores. Entendían que los logros materiales son externos a la persona y que no es algo por lo que valga la pena sentir celos. En contraste, sí estuvieron celosos después del segundo sueño, porque este implicaba que Iosef sería espiritualmente superior a ellos, lo cual sí despertó sus celos.

Hay dos enseñanzas sumamente importantes en la explicación del Beit Haleví. Primero, aprendemos que las posesiones materiales de una persona no son resultado de su verdadera grandeza. Puede que una persona rica merezca respeto (4), pero nadie debería envidiar su riqueza, porque esta no es un barómetro de su valor real. Sólo el nivel espiritual de una persona determina su grandeza real, y sólo eso merece ser envidiado de forma sana.

Es muy posible que una persona perciba su importancia en base a sus posesiones materiales. Una forma mediante la cual es posible conservar una perspectiva correcta sobre las posesiones materiales es dar un vistazo a qué es lo que define a una persona grandiosa en el mundo de Torá. La riqueza no tiene relevancia para determinar quién es gadol be-Israel (un término empleado para describir a los más grandes eruditos de Torá); de hecho, muchos guedolim fueron extremadamente pobres. Lo que es importante, de acuerdo a la definición de la Torá, es la grandeza espiritual a la que esa persona llega. Recordar las cualidades de nuestros guedolim puede ayudarnos a conservar una perspectiva precisa sobre la importancia de la riqueza en la verdadera grandeza de la persona.

Una indicación de que una persona está muy apegada a sus posesiones materiales es que las ve como parte de su propio ser. Por ejemplo, puede que una persona aprecie tanto sus posesiones que llegue a considerar cualquier daño a ellas como si le hubiese ocurrido a su propio cuerpo. Otra consecuencia negativa de esta actitud es que una persona tan apegada al mundo material puede volverse esclava del mismo, al punto de regir su vida de manera nociva. Esto fue lamentablemente evidente en Alemania en los años previos al Holocausto. Con el deterioro de la situación del pueblo judío en Alemania, muchos judíos se volvieron cada vez más conscientes de la necesidad de escapar. Sin embargo, algunos de los judíos más ricos tuvieron gran dificultad para abandonar sus preciosos hogares y posesiones. Consecuentemente, la proporción de judíos pobres que dejaron Alemania fue mucho mayor a la de ricos. El apego a las posesiones materiales demostró ser fatal en este caso (5).

Aprendemos de los sueños de Iosef que la única grandeza real son los logros espirituales, y no la riqueza material. Que todos ameritemos reconocer y lograr la grandeza genuina.


Notas:

1. Rabino del siglo XIX, ancestro de la famosa dinastía Brisk.

2. Beit Haleví, Parashat Vayéshev.

3. El Beit Haleví escribe que las estrellas representan los mazalot, que son esenciales para el funcionamiento del mundo.

4. La Guemará declara que Rebi le daba honor a la gente adinerada.

5. Oído de Rav Aarón Lopiansky shlita.

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