Moshé Rabeinu y Paró

5 min de lectura

Vaerá (Éxodo 6:2-9:35 )

Perspectivas de la Torá prácticas para la vida.

La parashá de esta semana describe con gran detalle las primeras siete de las diez plagas que pusieron de rodillas a Egipto.

Una característica fundamental de las plagas es la forma en que reaccionó Paró ante la destrucción de su país. La Torá nos dice que cuando Moshé y Aarón hicieron que llegara la primera plaga, Paró no se impresionó porque sus hechiceros también podían convertir el agua en sangre: "…Y Paró endureció su corazón y no los escuchó…". El versículo siguiente declara que "Paró se dio la vuelta y entró a su casa; y no prestó atención a esto" (1).

Los comentaristas preguntan a qué se refiere la Torá cuando dice que "no prestó atención a esto", siendo que el versículo anterior ya había declarado que Paró no escuchó los argumentos de Moshé y Aharón. El Netziv explica que el segundo versículo nos dice que el Faraón no se inmutó con el dolor de su pueblo a causa de la plaga y no buscó ninguna manera de aliviar este dolor.

La plaga de sangre es la única en la que la Torá alude a la indiferencia de Paró ante el sufrimiento de su pueblo. ¿Por qué? El Midrash HaGadol nos da la clave para responder la pregunta: "El malvado Paró no se vio afectado por la plaga de sangre" (2). La plaga de sangre fue la única que no tocó a Paró. En esta plaga él era particularmente inmune al sufrimiento que causaba en su pueblo ya que él mismo no experimentaba el dolor; por lo tanto, es en esta plaga donde vemos su mayor muestra de apatía ante el sufrimiento de su pueblo.

Vemos un gran contraste entre la cruel indiferencia de Paró y la reacción de Moshé ante el dolor del pueblo judío. Moshé creció en la casa de Paró, separado de su pueblo y sin que lo afectase la esclavitud. Sin embargo, salió y observó el sufrimiento de sus hermanos y se identificó con el dolor que sentían (3); incluso persuadió a Paró para que les diera un día de descanso (4).

Los versículos en la Torá que describen la impresionante preocupación de Moshé por su pueblo son precedidos por el versículo que dice "vaigdal Moshé". Estas palabras se traducen normalmente como “y creció Moshé”, pero no puede ser el caso porque un versículo anterior ya había expresado esa idea. Los comentaristas explican por lo tanto que este versículo nos dice que Moshé se convirtió en una gran persona y que el indicador de esa grandeza era su preocupación por los demás (5).

¿Por qué particularmente el rasgo de empatía representa grandeza? Rav Shimón Shkop explica que un gadol (una persona 'grande') es quien expande la definición de su ser para incluir a otros; esta persona no se considera a sí misma un mero individuo, sino que se considera como parte de algo más grande y, consecuentemente, él mismo se convierte en una persona más grande (6).

En contraste, la Guemará describe a Paró como una persona muy pequeña (7). Los comentaristas explican que esto se refiere a su estatus espiritual; estaba en un nivel muy bajo (8). Quizás un aspecto de su bajeza era su apatía ante el dolor de su propio pueblo; lo único que le interesaba era él mismo y, por lo tanto, no expandió la definición de su ser más allá de su persona y continuó siendo pequeño.

¿Cómo uno puede evitar la apatía de Paró y emular la empatía de Moshé? Sentir empatía con las personas que están en una situación que no nos afecta es particularmente difícil. Cuando el versículo dice que Moshé vio el sufrimiento de su pueblo, Rashi explica: "Enfocó sus ojos y su corazón para ver el sufrimiento de ellos" (9).

Mi rabino, Rav Itzjak Berkovits, explica que Moshé primero vio sus caras para ver el dolor en el que estaban inmersos; luego enfocó su corazón, e intentó conectarse con el dolor que ellos estaban sintiendo. De la misma forma, cuando escuchamos sobre una persona que está atravesando un momento difícil, lo primero que deberíamos advertir es su expresión facial, para entender el dolor que está sintiendo. Luego, deberíamos tratar de sentir en carne propia ese dolor.

Asimismo, Rav Noaj Orlowek sugiere que, por ejemplo, cuando escuchamos sobre un ataque terrorista en el que murió gente, deberíamos tomar unos momentos para imaginar lo que las víctimas y sus familiares están atravesando. No alcanza con meramente dar un suspiro y seguir adelante con la vida; debemos luchar para no ser inmunes ante el dolor de otras personas.

También es positivo hacer alguna clase de gesto para mostrar que el sufrimiento de un judío realmente nos importa, incluso si no podemos ayudarlo de forma directa. Durante el Holocausto, el Gaón Steipler se comprometió a dejar de fumar, un gesto simbólico para mostrar que el tremendo sufrimiento de su pueblo le importaba. Mientras Rav Jaim Soloveitchik era rabino en Brisk, la mitad de la ciudad sufrió un incendio que dejó a cientos de judíos sin hogar. Rav Jaim se mudó inmediatamente de su casa y durmió en un banco en el salón de estudios. Cuando le preguntaron por qué lo estaba haciendo, él respondió: "¿Cómo podría dormir en una cama confortable cuando tanta gente no tiene un techo que los proteja? (10)".

Sin embargo, también aprendemos de Moshé que sentirse mal por quienes están sufriendo no es suficiente. El Midrash dice que Moshé "daba una mano y ayudaba a cada uno de ellos; ignorando su rango, aliviaba sus cargas mientras simulaba trabajar para Paró" (11). De la misma forma, debemos tratar de ayudar, como podamos, a quienes están atravesando una dificultad.

Rav Isajar Frand sugiere que la próxima vez que escuchemos que un amigo está en una situación difícil, busquemos una forma de ayudarlo. Por ejemplo, si el amigo perdió su trabajo, podemos pensar si tenemos algunos contactos que pueden ayudarlo a encontrar otro; si está buscando pareja para casarse, podemos pensar si conocemos a alguien que pueda ser acorde.

Incluso si no podemos activamente resolver el problema de la persona, sí podemos hacer un gran acto de bondad si estamos allí para él y le mostramos que no está solo en su dolor.

Rav Shaj sobresalía en esta área. En una ocasión, después de escuchar sobre un viudo que estaba tan deprimido que había dejado de funcionar, Rav Shaj decidió visitarlo. Al no recibir ninguna respuesta a sus golpes en la puerta, Rav Shaj simplemente entró y encontró al hombre que yacía inmóvil en el sofá. "Sé por lo que estás pasando", dijo mientras abrazaba al hombre. "Yo también soy viudo; mi mundo también es oscuro y carente de alegría". Los ojos del hombre se iluminaron por primera vez en meses. Alguien lo entendía. "El viernes voy a hacer chólent y te lo voy a enviar; en Shabat voy a venir y lo comeremos juntos". "No puedo permitir que se moleste tanto", dijo el hombre. "Bueno, entonces piensa tú en algo. Pero de todos modos voy a volver mañana. Tenemos que pasar un poco de tiempo juntos" (12). Rav Shaj le dio esperanza a este hombre al mostrarle que alguien más entendía el dolor que estaba atravesando. Esto es, en sí mismo, uno de los actos de bondad más grandes que podemos hacer por quien está sufriendo.

Moshé y Paró, los personajes principales de las parashiot del Éxodo, nos muestran cómo la grandeza se define en base a la preocupación por los demás, mientras que la pequeñez es un reflejo del egoísmo. Espero que todos nos esforcemos para emular a Moshé.


Notas:

(1) Vaerá 7:22-23.

(2) Midrash HaGadol, Shemot 7:29.

(3) Shemot 2:11.

(4) Shemot Rabá 1:27. Esta comparación de Moshé con Paró la oí de Rav Moshé Zeldman, shlita, profesor titular en Aish HaTorá Jerusalem.

(5) Shaarei Simjá; también lo oí de Rav Isasjar Frand shlita.

(6) Hakdamá a Sháar Iosher.

(7) Moed Katán 18a.

(8) Iún Yaakov, ibíd.

(9) Shemot 2:11.

(10) Lo oí de Rav Isajar Frand shlita.

(11) Shemot Rabá 1:27.

(12) Kaplan, Major Impact, p.56.

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