La Torá como la voluntad de Dios

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Devarim (Deuteronomio 1:1-3:22 )

Enseñanzas profundas de la parashá semanal del líder espiritual de Moshav Matitiyahu en Israel.

Quién es el sabio que podrá entender esto? ¿Quién es aquel a quien la boca del Eterno le ha hablado, que pueda explicarlo? ‘¿Por qué ha perecido la tierra, quedando seca como un desierto que nadie atraviesa?’ Y Dios dijo: 'Porque han abandonado Mí Torá, la que puse ante ustedes, y no han obedecido Mí voz, ni se han guiado de acuerdo a ella'". (Jeremías 9:11-12)

Les fue presentada a los sabios y a los profetas la pregunta de por qué el Templo Sagrado fue destruido y la Tierra de Israel quedó desolada (Talmud Nedarim 81a). Nadie lo pudo explicar hasta que Dios mismo reveló que la causa fue que habían abandonado la Torá; la falta de “no escuchar la voz de Dios y de no seguir los caminos de la Torá” se refiere a la falta de no recitar las bendiciones por el estudio de Torá.

Rabeinu Iona pregunta cómo es posible que este hecho aparentemente obvio – que la Torá fue abandonada – no haya sido notado por los sabios y profetas. A su pregunta podemos sumar otra interrogativa. El Talmud en Ioma dice que el primer Templo fue destruido por inmoralidad, asesinato e idolatría. ¿Por qué, entonces, Jeremías mencionó sólo que no decían la bendición por el estudio de Torá? Más aún, ¿en dónde vieron los Sabios, en el versículo mismo, que éste se refería a que no decían las bendiciones por el estudio de Torá en vez de su abandono propiamente tal?

Rabeinu Iona responde que en realidad la generación sí estudiaba Torá constantemente y sí cumplía las mitzvot; es por eso que los sabios no notaron que habían abandonado la Torá. Pero si es así, ¿cómo es posible que bajaron tanto de nivel como para llegar a cometer los tres pecados cardinales? ¿Por qué su estudio de Torá no los protegió? A esto Dios contesta: su estudio de Torá era carente, como demuestra su omisión de las bendiciones por dicho estudio.

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613 Ventanas

Tratemos de entender qué dimensión le agrega la bendición propiamente tal al estudio de la Torá y cómo se hace referencia a esta falta en el versículo mismo. Isaías (Isaías 28:10) castigó al pueblo judío por servir a Dios "mandamiento por mandamiento, línea por línea, un poco aquí y un poco allá". Su crítica estaba basada en la incapacidad de ellos para integrar la observancia de todas las mitzvot en un servicio unificado a Dios. Al igual que Dios es Uno, Su voluntad es una. Él tiene un pedido universal para el hombre, como dice el versículo:

"¿Qué te pide el Eterno tu Dios fuera de que Le temas?" (Deuteronomio 10:12).

Lo que Dios quiere de nosotros es una conciencia constante de Su presencia y de nuestra obligación de emularlo y de actuar de acuerdo a Su voluntad. Todas las 613 mitzvot son expresiones de fe en Dios (ver Maharshá en Makot 23b).

Dado que somos seres humanos en un mundo físico, no podemos relacionarnos con la voluntad de Dios sin que ésta sea dividida en segmentos con los que sí podamos tratar individualmente. Imagina un globo terráqueo metido dentro de un globo más grande, y que en el globo exterior se cortan 613 ventanas; cada una de estas ventanas expondrá una pequeña porción de la superficie del globo interior, y una foto compuesta de todas las ventanas permitiría ver el globo interior por completo. Así también, las mitzvot individuales son meramente distintas manifestaciones parciales de la única y global voluntad de Dios. Cada mitzvá es una ventana a través de la cual podemos dar un vistazo a dicha voluntad.

Vemos entonces que llevar una vida de Torá requiere más que simplemente observar 613 reglas. El objetivo final es entender las implicancias de cada mitzvá en el contexto de la voluntad Divina global, lo cual deberá moldear nuestra personalidad, perspectiva y acciones. Además de escuchar la voz de Dios y obedecer Sus mandamientos, debemos también escuchar dentro de la voz de Dios; tener un entendimiento de las implicancias y el significado de esas mitzvot en su contexto más amplio. La observancia de la Torá "ley por ley", sin una sensibilidad por los aspectos de la voluntad Divina que son revelados en cada una de ellas, es inadecuado.

Yaakov le dijo a Esav: "Yo viví con Labán y respeté las 613 mitzvot, y no aprendí de sus malas acciones”. Respetar las 613 mitzvot y no aprender de los caminos malvados de Labán son dos cosas separadas. Sólo si uno busca la voluntad Divina dentro de las mitzvot puede crear una perspectiva de Torá, un carácter y un estilo de vida que impide ser influenciado por los caminos malvados de Labán.

Esa fue la deficiencia de la generación en la cual se destruyó el Templo. Ellos respetaban las mitzvot y estudiaban Torá, pero lo hacían sólo superficialmente:

"…Con sus bocas y labios Me honran, pero sus corazones están lejos de Mí, y su temor a Mí es como un mandamiento hecho sólo por costumbre" (Isaías 29:13).

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Idolatría Observante

El rabino Shraga Feivel Mendlowitz una vez fue invitado a ser el huésped de cierto individuo para la comida del viernes por la noche. Al llegar a casa con su anfitrión, fue obvio que la anfitriona se había quedado dormida después de un exhaustivo Erev Shabat y no había logrado despertarse para darle los últimos toques a la mesa. Su avergonzado marido la reprochó por no haber cubierto las jalot.

El rabino Shraga Feivel pensó para sí mismo lo absurdo que era que el hombre humillase a su esposa por no haber cubierto las jalot – lo cual es en sí misma una costumbre diseñada para que las jalot no sean "avergonzadas" durante el Kidush y para enseñarnos de esa forma lo sensibles que debemos ser ante el honor de los demás. El anfitrión, en su preocupación por la costumbre, había olvidado por completo sus implicancias.

El ver las mitzvot como mandamientos independientes en vez de verlas como una expresión de la totalidad de la voluntad de Dios, lleva a la distorsión de las mismas mitzvot. Un año recibí una llamada urgente justo antes de Iom Kipur de una mujer de mi congregación. El doctor le había dicho a su marido que su condición médica era tal que pondría su vida en riesgo si ayunaba. Hablé con su doctor y consulté con otro doctor observante para confirmar el diagnóstico, y era indudable que ayunar pondría en riesgo su vida.

Llamé al hombre y le expliqué que debía comer en Iom Kipur. Éste me miró directo a los ojos y dijo: "Rabino, usted es un hombre joven, yo tengo tres veces su edad; desde mi bar mitzvá nunca comí en Iom Kipur, por lo que no voy a empezar ahora". Le contesté que no podía forzarlo a comer en Iom Kipur, pero que apenas saliera de mi oficina le iba a instruir al gabai que nunca le volviera a dar un honor en nuestra sinagoga. Cuando el hombre preguntó por qué merecía tal trato por ser estricto respecto a Iom Kipur, le dije que se nos prohíbe honrar a los idólatras.

"¿De qué idolatría soy culpable?" exigió saber. Le expliqué: "El Dios de Israel ha decretado que usted debe comer en Iom Kipur. Si algún otro dios le ha ordenado ayunar, me resulta irrelevante si usted lo llama Zeus, Kemosh o Iom Kipur – todos los ídolos son lo mismo".

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Escucha Mi Voz

El Talmud (Ioma 23a) describe cómo los cohanim acostumbraban hacer una carrera por la rampa del altar para ver quién haría el servicio de los sacrificios del día. En una ocasión, dos cohanim iban liderando la carrera cuando uno de estos sacó un cuchillo y estocó a su adversario en el corazón. Distorsionar las mitzvot al perder de vista el contexto transformó a los sacrificios en un culto, lo cual llevó finalmente al asesinato.

La respuesta de Dios a Jeremías reveló cómo gente que estudiaba y observaba la Torá podía caer a las profundidades de la inmoralidad, el asesinato y la idolatría. "Ellos abandonaron Mí Torá" – no la Torá, sino Torá. Se equivocaron al no escuchar la voluntad de Dios expresada en la Torá, no escucharon dentro de Mí voz. Y por lo tanto no caminaron en los caminos de la Torá – se equivocaron al no convertir a la Torá en una guía global para la vida.

Todo esto es simbolizado por el hecho de no recitar apropiadamente las bendiciones antes de estudiar. La primera bendición comienza diciendo: "Asher kideshanu bemitzvotav" – el objetivo de las mitzvot es santificarnos e inspirarnos hacia la santidad.

La segunda bendición enfatiza que el objetivo de la Torá es hacernos "iodei shimeja" – quienes conocen y emulan las características de Dios, para así poder desarrollar una completa personalidad de Torá.

Y la tercera bendición enfatiza que Dios nos ha elegido de entre las naciones del mundo y nos ha conferido la responsabilidad de convertirnos en una nación de cohanim y gente sagrada. La bendición nos alienta a no escuchar meramente las palabras, sino a considerar sus implicancias.

Por esta razón nos referimos a un judío religioso como "observante de Torá y mitzvot". A primera vista la referencia a ambas, a la Torá y a las mitzvot, parece redundante. Pero la intención es enfatizar que, además de las mitzvot, esta persona observa la Torá, la expresión completa de la voluntad de Dios.

El objetivo de la Tierra de Israel es proveer el ambiente más sagrado y propicio para observar las mitzvot y crear un estilo de vida completamente de Torá para el pueblo judío como un todo. Pero cuando el pueblo judío observa las mitzvot sólo de forma superficial, sin intención real de vivir un estilo de vida puramente de Torá, entonces la necesidad de estar en la Tierra de Israel es negada, lo cual trae consecuentemente su destrucción física. Esa es la lección que Dios le reveló a Jeremías.

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