Más Aspectos Fascinantes de las Ofrendas del Templo

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Tzav (Levítico 6-8 )

“¡Qué hermosa vista!”, exclamó Greg. “Voy a caminar un poco más hacia abajo para ver todo el panorama”. Greg, un estudiante de Aish HaTorá en Jerusalem, estaba visitando a su familia para Shabat en el nuevo barrio de Betar.

Dado que el área era nueva, habían muchos terrenos sin terminar y calles sucias por ambos lados. Después de almuerzo Greg decidió caminar para ver la vista del desierto. Siguió caminando después de las últimas casas y mientras andaba por un camino solitario se dio cuenta que un niño árabe lo seguía. Trató de hablar con él con su limitado hebreo y luego trató en inglés pero el niño no respondía y seguía acercándose.

Greg empezó a asustarse pero dado que era mayor y más grande que el niño, pensó que no había nada de que preocuparse. Cuando Greg se dio vuelta para alejarse caminando, el niño árabe sacó un destellante cuchillo y se abalanzó sobre Greg. En ese momento, Greg se volteó rápidamente pero el niño árabe lo hirió en el hombro (Greg no lo sabía en ese momento y de hecho pensó que lo había herido en el pulmón). En un instante, el niño escapó. Greg, que sangraba profusamente, gateó por el cerro hasta la casa más cercana y fue llevado de forma inmediata al hospital donde fue atendido.

Dos semanas después, Greg organizó una “fiesta de agradecimiento” para agradecer a Dios por el milagro que hizo por él.

La raíz de esta costumbre, así como la fiesta americana de Acción de Gracias, provienen de la porción de la Torá de esta semana.

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La Ofrenda de Agradecimiento

En los tiempos del Templo, había cuatro categorías de personas que agradecían a Dios con una ofrenda de paz especial: alguien que cruzó el océano, alguien que cruzó el desierto, alguien que se recuperó de una enfermedad con riesgo vital y alguien que fue liberado de la prisión.

La ofrenda de Agradecimiento consistía de cuatro tipos diferentes de pan (10 hogazas de cada tipo), así como de una ofrenda animal (vaca, oveja o cabra) que tenía que consumirse en un día.

Los comentaristas explican que dado que la mayoría de la gente no podía consumir tanta comida en ese tiempo limitado, ellos tenían que invitar amigos y parientes a participar y así no habrían “sobras” del sacrificio. En esta reunión, todos hablaban de cómo la persona había sido salvada y así el milagro de Dios se publicitaba al máximo.

La versión moderna de la Ofrenda de Agradecimiento es una bendición llamada “HaGomel”, recitada por cualquier individuo que sobrevivió a una situación peligrosa, como por ejemplo viajes a través del océano. Las mujeres recitan comúnmente esta bendición después de dar a luz.

En esta bendición se agradece a Dios “por haberme concedido toda Su bondad”. La congregación responde: “Que Él, que te ha concedido a ti toda su bondad, te conceda constantemente su bondad para siempre”.

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Retiro de las Cenizas

La parashá comienza con el primer servicio realizado cada mañana en el Templo: el retiro de las cenizas. Cada tarde, los restos de los sacrificios del día anterior se ponían en la mitad del altar para ser consumidos por el fuego durante toda la noche.

En la mañana, las cenizas resultantes eran paleadas hacia el centro adquiriendo una forma redonda llamada “manzana” y una pala llena de cenizas se tomaba y se ponían al lado del altar (donde milagrosamente se absorbía en la tierra). Cuando la “manzana” se hacía demasiado grande, el Cohén se ponía ropa de trabajo y sacaba el exceso de cenizas fuera del terreno del Templo.

De aquí aprendemos sobre la continuidad del servicio de Dios. En la noche se continúan los sacrificios del día y lo primero que se hace en la mañana es la continuación del servicio del día anterior. Así también, la persona debe ver su relación con e Dios como algo continuo. Cada rezo es una continuación del anterior, desde una perspectiva de vida diferente.

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Las Ropas Hacen al Hombre

El hecho de que el Cohén se cambiara de ropa para sacar las cenizas nos enseña la importancia del vestuario. Los sabios dicen que “las prendas que uno viste para cocinar para el amo, no son las mismas que se utilizan para servirle”.

En otras palabras, “las ropas hacen al hombre y el hombre hace las ropas” y debemos vestirnos de forma apropiada a la ocasión. Por ejemplo, vestimos ropas especiales en Shabat y proclamamos que nuestra vestimenta y nuestra comida son “en honor a Shabat”.

Podríamos preguntar, ¡¿cómo es que vestir prendas especiales y comer comida especialmente preparada se considera en honor a Shabat – y no en honor propio?! La respuesta es que al vestir y comer de forma diferente en Shabat, nos convertimos en personas más honorables y por eso el honor que le damos a Shabat es un honor mayor.

Piénsalo de esta forma: Si la Reina de Inglaterra va a tu restaurante, ¿el mesero se va a vestir con jeans o con un esmoquin? Las prendas del mesero lo hacen más honorable (al menos superficialmente), y eso le da honor a la reina.

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La Ofrenda que se Quemaba

La parashá describe los detalles de la Ofrenda que se quemaba, utilizando el término “esta es la Torá de la Ofrenda que se quemaba”. (También se describen los detalles de otras ofrendas utilizando la misma expresión). La traducción simple es “Estas son las leyes (Torá) de la ofrenda que se quemaba”.

Sin embargo, los sabios entienden que esta redacción implica algo más: Incluso cuando nosotros no merecemos las ofrendas mismas (tal como hoy cuando no tenemos Templo), aún así podemos llevar “ofrendas” en un sentido metafísico al estudiar sus leyes. Tal como dice el Talmud: Quien profundice en (el estudio de) la Torá de la Ofrenda que se quemaba, es considerado como si realmente sacrificara una”.

Las razón, por supuesto, es que lo principal de un sacrificio no es la sangre derramada del animal, sino que el sentimiento de cercanía con Dios que proviene de apreciar su significado. A pesar de que hoy carecemos de la vívida impresión del sacrificio mismo, aún podemos utilizar nuestra imaginación e intelecto para alcanzar el efecto deseado.

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La Ofrenda de Granos del Cohén

Cada Cohén, en su primer día de trabajo, llevaba una ofrenda de granos que se quemaba completamente. (El Sumo Sacerdote llevaba una ofrenda cada día). ¿Por qué se quemaba completamente? Porque si la comía el Cohén como otras ofrendas de comida, ¡se vería como que él simplemente se alimentó a sí mismo!

¿Por qué llevaba el Cohén una ofrenda de grano y no un animal grande y caro? Para demostrar la importancia de las ofrendas de grano que los pobres llevaban. Dado que el Cohén llevaba la misma ofrenda, eso ayudaba a reforzar la autoestima de la persona pobre.

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Leyes de Cashrut

Una de las leyes de cashrut es que la grasa de ciertos animales no debe comerse, porque fueron especialmente designadas para ser ofrecidas en el altar.

La prohibición de comer sangre también está conectada a los sacrificios. (En otro lugar, se da la razón de que la sangre contiene “el alma del animal”). Simbólicamente, la sangre del animal representa la vida de la persona que lleva la ofrenda y es salpicada en el altar para representar que uno dedica su vida a Dios.

Es una mitzvá salar toda la carne para sacarle la sangre antes de hervirla. El hígado, que está muy saturado de sangre, debe ser asado sobre el fuego para sacarle toda la sangre.

A pesar de que la mayoría de la gente no tiene ningún deseo de tomar una deliciosa taza de sangre de vaca, los antisemitas a través de los tiempos (e incluso hoy en día en la prensa árabe) han acusado a los judíos de la “Calumnia de la Sangre” – es decir, que matan a niños gentiles y luego se toman su sangre o la utilizan para hornear matzá. Además de ser una mentira horrible, es ridículo acusar a los judíos de eso, dado que hay una prohibición específica en la Torá contra el consumo de sangre.

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El Lugar de la Matanza

La Torá enfatiza que la Ofrenda de Pecado se mata en el mismo lugar que la Ofrenda que se quema, en el lado norte del patio. Los sabios explican que la razón es para que no se avergüence el pecador cuando todos ven que está llevando una ofrenda de pecado. Dado que ambos eran sacrificados en el mismo lugar, mucha gente podría pensar que era una Ofrenda que se quema.

Este es otro ejemplo de cómo la Torá demuestra y enseña la sensibilidad a los sentimientos humanos.

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“Pigul”: Intenciones Equivocadas

Cuando el Cohén tenía intenciones equivocadas en el momento del servicio – por ejemplo, pretendía comer el sacrificio más allá del tiempo límite o fuera del área del Templo – el sacrificio era descalificado (incluso si finalmente, el sacrificio no se comía fuera de los límites).

El gran rabino Eljanan Wasserman estaba en Polonia cuando él y sus discípulos fueron llevados por los Nazis para ser matados. Antes de ser asesinados, el rabino Wasserman exhortó a sus alumnos para que no tuvieran pensamientos impropios al ser llevados como sacrificios. “Nuestra muerte va a expiar por nuestros hermanos y hermanas de América ¡y es muy importante tener la intención apropiada!”.

Los judíos a través del tiempo han mantenido sus pensamientos puros incluso en las circunstancias más difíciles. En la revuelta del Gueto de Varsovia, se encontró una carta escrita por un judío jasídico antes de morir dirigida a Dios:

“Nuestra comida y nuestras municiones se han acabado. Están destruyendo sistemáticamente cada búnker y es sólo cosa de tiempo que alcancen el nuestro. A pesar de todo y sin importar la difícil forma en la que Tú, Dios, me estás probando, ¡aún Te amo!”.

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Los Siete Días de la Consagración

Cuando se completó el tabernáculo, el pueblo trató de armarlo. Pero sin importar la fuerza que hacían, era demasiado pesado y no lograban hacer que se parara. Dios le dijo a Moshé que lo levantara pero él también carecía de la fuerza. Entonces Dios le dijo a Moshé que hiciera los movimientos – y el tabernáculo se paró por sí solo. (Midrash)

Pregunta: ¡Por qué se le dio a Moshé el trabajo de levantar el tabernáculo? ¿Acaso

no habían personas fuertes?

Respuesta: Dado que Moshé no contribuyó ningún material para la construcción del tabernáculo, se le dio esta oportunidad de participar.

Pregunta: ¡Por qué no contribuyó Moshé al menos con un poco de oro o plata?

Respuesta: El descenso de la presencia divina al tabernáculo demostraba que Él había perdonado el pecado del Becerro de Oro. Si Moshé hubiera contribuido al tabernáculo, el pueblo podría haber atribuido esa presencia a la contribución de Moshé.

Por siete días, la familia de Aarón llevaron sus ofrendas inaugurales, mientras que Moshé servía “actuando como Cohén”, instalando el tabernáculo cada mañana y desarmándolo cada noche.

7 es el número de la naturaleza, 8 es sobre la naturaleza – y ese es el nombre de la parashá de la próxima semana. ¡Manténganse sintonizados!

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