Bloques de Vida

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Vaerá (Éxodo 6:2-9:35 )

La parashá Vaerá cuenta sobre cómo Aarón realiza milagros frente al Faraón, y de cómo convierte un bastón en una serpiente.

¿Y cuál es la respuesta del Faraón? “Bien hecho”, dice él. “Egipto está lleno de hechiceros”. Y en ese momento llama a sus jóvenes quienes también convierten bastones en serpientes.

Ahora, Dios definitivamente conocía la magia avanzada que existía en Egipto. ¿Por qué, entonces, ordena a Aarón realizar hazañas que pueden ser fácilmente replicadas?

La respuesta es que Dios quería que los egipcios creyeran que estaban a la altura de los milagros que hacían Moisés y Aarón. De esta manera, cuando éstos últimos realizaran milagros más grandes posteriormente, los expertos egipcios apreciaran completamente los poderes de Dios.

Y eso es exactamente lo que ocurre. Luego de la tercer plaga (piojos), El Faraón solicita a sus magos que imiten lo que Moisés y Aarón habían hecho. Sin embargo ellos no pueden hacerlo, y reconocen lo maravilloso e infinito que es el poder de Dios declarando: “Este es el dedo de Dios”.

El Talmud explica que los piojos eran de un tamaño demasiado pequeño como para que los hechiceros egipcios pudieran manipularlos. De cierto modo, esto se asemeja a nuestro mundo de hoy. La ciencia es capaz de generar maravillas: energía atómica, vuelos al espacio exterior, ingeniería genética. Sin embargo, todo esto es generado a partir de fuentes y energías pre-existentes. ¿De dónde provino todo este material original?

Aquí es donde Dios aparece. El hecho de haber creado algo de la nada - los minúsculos “bloques de vida” - es algo que sólo Dios es, fue y será capaz de hacer. El encuentro entre Aarón y el Faraón nos enseña a no perder nunca de vista esa perspectiva.

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