Bereshit: Comer en el Jardín

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Bereshit (Génesis 1:1-6:8 )

Y Hashem Dios hizo brotar de la tierra todo árbol agradable para la vista y bueno como alimento, y el Árbol de la Vida en medio del jardín y el Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal… y Hashem Dios le ordenó a Adam, diciendo: “De todo árbol del jardín ciertamente comerás, pero del Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal no comerás, porque el día en que comas del mismo ciertamente morirás”… Y la mujer vio que el árbol era bueno como alimento y que era una delicia para los ojos, y que era codiciable como fuente de sabiduría… (Bereshit 2:9, 16-17, 3:6).

Dios creó un jardín absolutamente maravilloso con “todo árbol agradable para la vista y bueno como alimento”. En el centro del Jardín colocó este árbol increíblemente deseable llamado el Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal, y le advirtió a Adam: “¡Ten cuidado! ¡No puedes comer de este árbol! Sí, se ve increíblemente delicioso; pero si comes de él, morirás”.

¿Acaso servirías frente a tus hijos una mesa con manjares y en el medio pondrías el plato más tentador, lo rociarías con veneno y les advertirías: “¡Tengan cuidado con este plato! Aunque se ve muy apetitoso, los puede matar”? ¿Por qué Hashem, aparentemente con tanta crueldad, colocó ante Adam y Javá una trampa mortal?

La vida eterna

La clave para develar este misterio es considerar qué hubiera pasado si Adam hubiese comido del Árbol de la Vida antes de comer del Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal. La respuesta podemos encontrarla en la reacción de Hashem después de que Adam comiera primero del Árbol del Conocimiento. La Torá nos dice que Hashem sacó a Adam del jardín para asegurar que no fuera a comer del Árbol de la Vida y viviera eternamente. Incluso después de comer del Árbol del Conocimiento y volverse mortal, el Árbol de la Vida le hubiese permitido vivir por siempre.

Imagina lo diferente que hubiera sido la historia si Adam hubiese comido primero del Árbol del Conocimiento. Se habría vuelto eterno e inmune al peligro del Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal.

Hashem no puso una trampa mortal delante de Adam, porque él iba a poder comer del delicioso Árbol del Conocimiento después de comer del Árbol de la Vida. De hecho, cuando Hashem le dijo: “De todo árbol del jardín comerás”, le estaba ordenando comer de todos los árboles, incluyendo al Árbol de la Vida. El error de Adam fue el orden en que comió de estos dos árboles.

Sabiduría vs. Experiencia

¿Que nos está enseñando la Torá? ¿Qué representa el Árbol de la Vida y qué representa el Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal? Y, por último, ¿cuál fue el error que cometió Adam, del que debemos cuidarnos en nuestras propias vidas?

El Árbol de la Vida representa a la Torá: “Es un Árbol de Vida para quienes se aferran a ella” (Mishlei 3:18). La Torá es la fuente suprema de sabiduría; ella nos enseña a vivir una vida con sentido en todas sus facetas. Es el plano Divino de la creación, de donde fluye la existencia. Es la fuente que define la ética y la moral; el manual de instrucciones (Torat Jaim) respecto a la manera en que debemos utilizar este mundo para entender su propósito, concretar nuestro potencial y forjar una conexión significativa con nuestro Creador.

¿Qué es el Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal, y por qué es problemático? Este árbol representa el conocimiento que se obtiene a partir de la experiencia de vida. Es el deseo de salir al mundo y probar todos sus frutos, de utilizar el proceso de ensayo y error para descubrir qué es bueno, qué es destructivo y cuál es el camino correcto en la vida. Es la emoción de viajar por el país sin mapa ni destino, de estar abierto a lo que se vaya presentando.

Pero crecer en base a la experiencia implica enfrentar obstáculos, caer y golpearse a lo largo del camino. Por cierto se cometerán errores, a veces serios, pero eventualmente esperamos llegar a aprender. Esa es la actitud de quien elige aprender sobre la vida en la escuela de los golpes duros, en vez de estudiar primero Torá.

Experimentar sin Torá es tentador, tal como lo es el fruto del Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal, pero termina siendo una trampa mortal. Zambullirse ciegamente en el vasto y atractivo terreno de la vida inevitablemente deja un camino de destrucción: corazones y hogares rotos, sueños frustrados, cinismo, confusión y alienación.

Los potenciales baalei teshuvá experimentan un ardiente conflicto cuando enfrentan la decisión de abandonar lo que están haciendo —ya sea viajar por Europa y el Medio Oriente o disfrutar la vida universitaria— para ir a estudiar Torá en una ieshivá. En esencia están eligiendo entre el Árbol del Conocimiento y el Árbol de la Vida.

La Torá nos enseña una lección crucial: antes de dejarnos tentar por la miríada de experiencias, primero debemos estudiar Torá, el manual de instrucciones para la vida, para entender los principios éticos que gobiernan la existencia y los parámetros adecuados para actuar en este mundo. Una vez que tenemos claros estas definiciones y conceptos, podemos comer del Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal, porque ya sabremos cómo usar el mundo como un vehículo para conectarnos con Hashem y desarrollar nuestro potencial.

¡Vive la vida! Nadie espera que vivamos en una burbuja. Pero primero debemos adquirir la sabiduría necesaria respecto a cómo hay que vivir para poder evitar las caídas y no ser destruidos en el proceso.

Por ejemplo, todo el mundo quiere casarse y nadie planea divorciarse, pero la realidad es que más del 50% de los matrimonios terminarán en divorcios. No improvises. Primero estudia la sabiduría de la Torá sobre el matrimonio y después cásate.

Hashem quiere que aprovechemos la vida al máximo. Para hacerlo, debes saber para qué estás vivo. Pregúntale a un estudiante: ¿Por qué estudias en la universidad? Tengo que conseguir un título. ¿Por qué necesitas un título? Tengo que ganar dinero. ¿Por qué necesitas dinero? Tengo que comprar comida. ¿Por qué necesitas comida? Tengo que comer. ¿Por qué necesitas comer? Tengo que vivir. ¿Por qué necesitas vivir? Tengo que ir a estudiar en la universidad.

Necesitas saber la respuesta a la pregunta más importante de la vida: ¿para qué vives? La respuesta está en la Torá. Primero come del Árbol de la Vida. Luego aplica lo que aprendiste y vive la increíble belleza y el significado que la vida tiene para ofrecer.

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