Louis Armstrong y la familia judía

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Por qué el famoso músico de jazz usaba una estrella de David

Louis Armstrong, conocido popularmente como "Satchmo", fue un imponente, influyente y amado músico de jazz. Su carrera abarcó cinco décadas y diferentes eras de la historia del jazz. Durante la mayor parte de su vida adulta, este bautista usó una cadena con una estrella de David, el símbolo por excelencia del judaísmo.

¿Por qué? ¿Cuál era la conexión de Louis Armstrong con el pueblo judío?

Louis Daniel Armstrong nació en 1901 en Nueva Orleans, un medio poco promisorio, mucho antes de que el movimiento de los derechos civiles irrevocablemente transformara el estrato social de la ciudad. La segregación era estricta.

El día que él nació, su padre, William Amstrong, abandonó a la madre del bebé, Mayann Albert, de 16 años. Durante los cinco primeros años de su vida, lo crio su abuela. Posteriormente se fue a vivir en una habitación con su madre, a quien adoraba, y una hermana menor.

La segregación era terrible en Nueva Orleans. Degradante, porque para la mayoría la segregación implicaba que no había posibilidades de superación social ni económica.

Cuando Louis llegó a quinto grado, no tuvo más opción que abandonar la escuela y salir a trabajar para ayudar a mantener a su madre y a su hermana.

A los seis o siete años, Louis ya recorría el barrio después de volver de la escuela, buscando la forma de ganarse uno o dos centavos. Este era el procedimiento estándar para la mayoría de los niños negros que él conocía.

Para su gran suerte, al otro lado de las vías, en un barrio blanco de clase baja, Louis descubrió a un grupo de familias judías que habían llegado de Lituania. La mayoría de las familias tenían algún parentesco entre ellas, al menos por matrimonio. Formaban una comunidad unida que se ayudaba mutuamente a enfrentar el flagrante antisemitismo que encontraron en su nueva tierra.

De acuerdo con lo que describió Armstrong años más tarde en una breve autobiografía: "Louis Armstrong and the Jewish Family in New Orleans, 1907" (Louis Armstrong y la familia judía en Nueva Orleans, 1907), los judíos habían sufrido en el curso de la historia todavía más que los negros. Armstrong escribió: Los judíos "tenían sus propios problemas, además de las dificultades que les daban los blancos de otras nacionalidades que sentían que eran mejores que la raza judía… Yo sólo tenia 7 años, pero veía fácilmente el trato impío que los Blancos les daban a esa pobre familia judía para quienes yo trabajaba".

A pesar del antisemitismo local, las familias judías se consideraban afortunadas. En comparación con los pogromos que habían soportado bajo el reinado del zar en Rusia, la vida ahora estaba repleta de esperanzas. Eran libres para vivir donde eligieran (y pudieran pagarlo) y podían ganarse la vida como desearan.

Los Karnofsky, una de esas familias judías, estaban decididos a mejorar su situación en su nueva tierra. Cada mañana, a las 5 am, uno de los hijos mayores, Alex o Morris, salía a hacer sus rondas diarias recolectando chatarra. Recolectaban botellas, huesos y trapos que la gente vendía por centavos. Luego los vendían o los intercambiaban por bienes más rentables.

Cuando Louis se acercó a los Karnofsky para pedirles trabajo, ellos no tuvieron ningún problema en contratar a un niño negro para ayudarlos con su "profesión". De esta manera, desde los siete años, cada mañana muy temprano Louis se subía con Alex o con Morris al carro de caballos de los Karnofsky.

Louis también trabajaba con ellos por las tardes. Entonces cargaban el carro con carbón y hacían sus rondas, vendiendo un balde por cinco centavos.

Morris fue quien le dio al niño lo que debe haber sido el regalo más significativo que había recibido en su vida.

En las palabras de Armstrong: "Morris me compró una corneta de hojalata. Para soplar y soplar, la clase de corneta de hojalata que se usa en las fiestas para celebrar haciendo ruido. A los niños les encantaban".

Una de las tareas de Louis era tocar su corneta para anunciar la llegada del carro de chatarra o, por las tardes, del suministro de carbón. Para Louis, esto era más una diversión que un trabajo. Incluso a esa tierna edad, el futuro trompetista, vocalista y compositor, mostró su inclinación por la improvisación.

Como contó Armstrong:

"Un día, saqué la boquilla de madera de la corneta, puse mis dos dedos en el lugar donde solía estar la boquilla, y sorpresivamente pude tocar una especie de melodía. Los niños lo disfrutaron mucho. Más que las primeras veces. Ellos traían sus botellas, Morris les daba algunos centavos y los niños se quedaban alrededor del vagón mientras yo los entretenía".

Posiblemente esa fue la primera vez en su vida que Armstrong sintió la dulzura del éxito. Él se convirtió en el centro de atención de un público que lo admiraba y se nutrió de la estimulante experiencia de alegrar a los demás.

Esa corneta de hojalata de Morris Karnofsky fue el primer paso de una carrera de innovación musical.

Un día, cuando Morris y su joven ayudante hacían sus rondas, Louis vio una corneta poco lustrada en el escaparate de una casa de empeños. ¡Qué hallazgo! Con el corazón latiendo de emoción, le pidió a Morris que se detuviera. Ambos fueron a preguntar el precio del precioso instrumento. Cinco dólares, una buena suma en esos días.

Morris le prestó a su "prodigio musical" dos dólares para el pago inicial. Luego Louis pagó otros cincuenta centavos a la semana hasta que adquirió el valioso instrumento. Aprendió a tocar muy bien el instrumento y luego se graduó al instrumento con el que llegó a la fama en el jazz norteamericano, la trompeta.

Ese pequeño préstamo y un inolvidable acto de bondad, probaron ser un paso significativo para el camino de Louis Armstrong a la fama internacional.

Pero la calidez y la seguridad que Louis encontró en el hogar de los Karnofsky quizás tuvo un impacto todavía mayor.

La familia lo llamaba "el primo Louis", convirtiéndolo en parte de la familia, sin importar el color de su piel.

La señora Karnofsky insistía para que cenara con ellos. Como sabía que para su madre era difícil proveerle incluso una comida modesta, ella insistía en que se uniera a su mesa. Para evitar avergonzarlo, ella solía decirle que probablemente para cuando él llegara a su casa ya no quedaría nada para comer, por lo que debía sentarse y disfrutar de una comida con ellos.

"El primo Louis" floreció con el apoyo emocional que le brindaron los Karnofsky. La mejor parte de su día tenía lugar por las noches, cuando él y todos los niños se reunían alrededor de la madre Karnofsky mientras ella ponía a dormir al bebé.

Décadas más tarde, la escena permanecía grabada en su recuerdo:

"Canción de cuna rusa, es la canción que canté cuando tenía siete años, cuando trabajaba con la familia Karnofsky. La cantaba todas las noches en su casa cuando la madre Karnofsky mecía al bebé David para que se durmiera… Todos ocupábamos nuestros lugares y la cantábamos. Tan dulce y suave… Todos cantábamos juntos hasta que el pequeño bebé se quedaba dormido. Entonces nos despedíamos diciéndonos buenas noches, y yo me iba a casa, al otro lado de las vías del pueblo, con Mamá Mayann y Lucy, mi madre y mi hermana".

Ese era un mundo nuevo para el niño que había sido abandonado por su padre apenas llegó al mundo.

A los 11 años, Louis estaba jugando con un revolver que pertenecía a su padrastro. Cuando disparó al aire, lo arrestaron y lo enviaron a la Colored Waifs Home, un hogar de detención para niños negros. Las condiciones de vida allí estaban lejos de ser cómodas. No había colchones para dormir y la comida era escasa. La disciplina era estricta y recibían castigo corporal.

Pero había un factor redentor que alivió la nueva vida de Louise. El hogar tenía una banda. A Louis le permitieron unirse a la banda e incluso recibió lecciones para mejorar la forma en que tocaba. A los 13 años, fue nombrado como el líder de la banda.

Después de su tiempo en el hogar infantil, gradualmente fue creciendo como trompetista, poco a poco, hasta que fue reconocido como una estrella brillante en el horizonte del jazz. A todas partes donde iba, él manifestaba respeto y afecto hacia el pueblo judío.

Durante años, Joe Glaser fue su manager judío, pero también se convirtió en un amigo cercano. Joe fue quien le regaló el Maguen David, la estrella de David. Armstrong dijo que lo usaría con orgullo en honor de todo lo que los judíos habían hecho por él.

Durante años, Louis Armstrong continuó con la ética de trabajo que le había impresionado de joven. Tenía más de 300 presentaciones al año. Apareció en más de treinta películas. Para 1950, se había convertido en un ícono estadounidense que representó a su país en una gira internacional por Suecia, Copenhague, Amberes, Ámsterdam, Hamburgo, Viena, Israel, el Líbano y Egipto, con un promedio de dos espectáculos al día.

Eventualmente, ese ritmo frenético lo llevó a sufrir un ataque cardíaco del que nunca se recuperó por completo.

En 1969, el Dr. Gary Zucker, un amigo judío y su médico personal, atendió a Satchmo en el Hospital Beth Israel en la ciudad de Nueva York. Mientras estaba confinado a su cama con una grave enfermedad cardíaca que eventualmente cobró su vida, Armstrong escribió sus últimos recuerdos sobre su relación con los Karnofsky.

En el documento de 75 páginas, Armstrong describe el ritual nocturno en el hogar de la familia Karnofsky. Volviendo a saborear esos momentos, él relata cómo una familia judía le abrió su hogar y su corazón, y les da el crédito por el estilo musical innovador que él desarrolló.

Armstrong también elogia a otros miembros de la comunidad judía que lo trataron con respeto, como otro ser humano, sin importar de qué lado de las vías él llegaba.

Él admiró la solidaridad familiar de los judíos y describió cómo cada nuevo niño era un regalo precioso con el cual debían deleitarse.

Armstrong también atribuye a sus benefactores judíos la enérgica ética laboral que lo guio durante toda su vida. Él siguió el ejemplo que le mostraron, exigiéndose cada vez más a si mismo, hasta llegar a la cima de la escalera.

Armstrong señaló que los Karnofsky trabajaban y vivían como un equipo con un objetivo compartido. Ellos respondieron al desafío de mantenerse trabajando duro constantemente, ayudándose y cuidándose mutuamente. La solidaridad de la familia lo impresionó profundamente.

"El pueblo judío tiene almas maravillosas", escribió. "Siempre disfruté de todo lo que cantaban y lo sigo disfrutando. Por supuesto, yo cantaba la canción de cuna con la familia. No aprendí todas las canciones que cantaban, pero era muy bueno escuchándolos. Lo sigo siendo".

Armstrong escribió que admiraba el hecho de que se hubieran unido para luchar contra los prejuicios en su contra y que mejoraron su porción trabajando duro. En vez de gastar energía en protestas, simplemente siguieron adelante con sus vidas y progresaron.

"Toda mi vida voy a amar al pueblo judío", declaró en Louis Armstrong and the Jewish Family. "Ellos siempre fueron bondadosos y cálidos conmigo, lo que fue muy obvio para mí, un niño a quien le venía muy bien una palabra cariñosa".

Armstrong resalta cuánto aprendió de ellos: "cómo vivir una vida real y con determinación".

Pero tal vez por encima de todo, Louis Armstrong es un defensor de amar al prójimo. Su amplia sonrisa se convirtió en su sello distintivo. Innumerables personas lo habían degradado y maltratado, pero él nunca buscó venganza. Por el contrario, alentó a sus fanáticos a concentrarse en la mitad llena del vaso, a encontrar placer y satisfacción en eso, a trabajar duro y a difundir felicidad y buena voluntad.

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