¿Es Esto Robado?

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Los compradores de buena fe no deberían sufrir una pérdida monetaria.

P. Compré un libro a través de una tienda on-line, y adentro dice que el libro pertenece a una Ieshivá muy conocida. Contacté a la Ieshivá y confirmaron que el libro les pertenece. ¿Qué debo hacer?

R. La regla general en la ley judía es que en cualquier momento que un objeto llega a nuestras manos tenemos la obligación de devolverlo a sus dueños. La Torá ordena esta devolución en dos lugares:

“Si encuentras el toro [incluso] de tu enemigo, o su burro, extraviado en el camino, ciertamente se lo retornarás” (Éxodo 23:4)

“No veas el toro de tu hermano, o su oveja, extraviados y los ignores; ciertamente se los devolverás a tu hermano” (Deuteronomio 22:11).

Desde el punto de vista de la Torá, no importa cómo llegó el objeto perdido a tus manos. Si estaba perdido y puedes identificar al dueño, debes tomar medidas para devolver el objeto (sin embargo, como explicamos en artículos anteriores, no estás obligado a incurrir en gastos para devolverlo).

Sin embargo, la ley judía, al igual que la ley civil, hace ciertas estipulaciones para objetos obtenidos de buena fe en un mercado abierto. Los sabios talmúdicos hicieron una regulación conocida como “rectificación del mercado” (takanat hashuk), que le permite a una persona recuperar su propiedad perdida, y evita al mismo tiempo que una persona sufra una pérdida monetaria si realiza una compra de buena fe. Buena fe significa que no sabía, y que no tenía razón para sospechar que la mercadería era robada. Los sabios estaban preocupados porque si el hecho de comprar un objeto robado podía resultar inadvertidamente en una pérdida total, la gente se rehusaría a comprar y el comercio en general sufriría.

En este caso, el comprador todavía tiene que cumplir con el mandamiento de devolver el objeto perdido, pero el dueño original debe reembolsarle el precio de su compra (asumiendo que es un precio justo de mercado). Después de esto, toda acción legal en contra del ladrón será ejercida por el dueño original, quien es dejado con una pérdida monetaria (1).

La lógica detrás de exigir el pago es alentar la actividad comercial; la lógica detrás de la devolución es que la valoración del objeto por parte del dueño original es particularmente alta. Hay muchas explicaciones para esto. Desde un punto de vista económico diríamos que el hecho de que el dueño original se abstuvo de vender el objeto, aunque podría haber obtenido el mismo precio que el ladrón, prueba que lo valora más que el ladrón y más de lo que sabemos que lo valora el comprador. Desde un punto de vista sicológico, sabemos que con el pasar del tiempo la gente desarrolla un apego a su propiedad. También existe un elemento espiritual que consiste en que hasta que cierta propiedad es desarraigada, vemos una conexión providencial especial entre una persona y su posesión.

Esta regla está sujeta a varias condiciones. Primero, si se puede asumir que el dueño original renunció a la esperanza de recuperar alguna vez el objeto, el dueño subsecuente puede obtener una propiedad completa, lo que a veces es conocido en la ley secular como “propiedad libre de hipotecas”. Segundo, la adquisición debe ser realmente de buena fe. Si el sitio, o el vendedor involucrado en particular, tiene una reputación sombría que podrías haber verificado, esta condición no tiene efecto. Si tenías una razón para sospechar, entonces, estas obligado simplemente a retornar el libro. Finalmente, lo que explicamos recién es el enfoque judío. Puede haber muchas leyes y regulaciones seculares que cambiarían la situación. Dado que esta columna no discute asuntos de ley secular, no podemos ni siquiera relacionarnos con ellas.

Advierte que la aplicación real de la takanat hashuk en tu caso puede ser problemática. En tu caso estamos discutiendo un objeto estándar. El libro que obtuviste es exactamente idéntico a otra copia que la Ieshivá podría obtener. Es verdad que un individuo particular desarrolla un apego especial a sus libros, y en particular a libros religiosos, y probablemente la mayoría de la gente sería muy reacia a cambiar su libro de plegarias familiar por uno nuevo y “mejor”. Pero esta consideración aplica raramente a una institución como una Ieshivá.

En otras palabras, la Ieshivá podría encontrar la posibilidad de recibir tu copia y devolverte el dinero poco atractiva. Probablemente es mejor para los dos que el libro permanezca en tus manos, aunque seguramente deberías notificarles y darles la opción. La Ieshivá posiblemente desee obtener de ti los detalles de contacto del vendedor para que puedan exigir una recompensa de él, ya que inclusive si el libro fue tomado inadvertidamente, la persona debería devolvérselo al dueño original. Esa es la esencia de la mitzvá de devolver objetos perdidos.

De acuerdo a la ley judía, deberías ofrecer devolverle el libro a la Ieshivá y obtener una recompensa, pero quizás ellos estén más interesados en los detalles de contacto para intentar recuperar el valor del libro.

FUENTES: (1) Talmud Babilónico Baba Kama 141a.

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