Objetos de Valor

A veces se necesita una dificultad para ayudarnos a entender lo que es realmente importante.

Un día durante las recientes vacaciones de Januca, mi familia y yo hicimos un viaje a Jerusalem. Disfrutamos los lugares y los sonidos de la Ciudad Santa y regresamos a casa temprano al atardecer.

Cuando llegamos a casa, lo primero que notamos fue que la puerta estaba entreabierta. Había sido abierta con una palanca y alguien había entrado a nuestro departamento sin invitación.

Nos quedamos parados en la entrada impactados, observando nuestro saqueado departamento. El armario de la loza, el cual hace algunas horas estaba lleno con nuestra preciada judaica de plata, ahora estaba vacío.

Nuestro hijo mayor fue el primero en hablar. "Gracias a Dios ellos no tocaron ninguno de nuestros libros judíos".

Luego nuestra hija, de siete años, dijo, "Gracias a Dios no estábamos en casa cuando vinieron los ladrones".

Aquí estábamos, enfrentados con una terrible intrusión a nuestra casa, y nuestros hijos solamente podían encontrar palabras de agradecimiento.

Fuimos rápidamente donde un vecino, quien recibió a nuestros hijos y les dio de cenar. Luego llamamos a la policía y caminamos por el departamento, haciendo un inventario de lo que había sido robado.

Se habían llevado mi anillo de compromiso, nuestras computadoras, la vajilla de plata de mi querida abuela fallecida. Estos objetos tenían, además de un alto valor material, un irremplazable valor sentimental.

Prometimos no dejar que esto arruinara nuestro espíritu.

Fue durante este corto tiempo que mi esposo y yo prometimos no dejar que este evento arruinara nuestro espíritu.

La noche siguiente, durante la cena, mi esposo les dijo a los niños que aunque el ladrón se llevó muchos objetos de valor, él no había tocado a nuestros cinco diamantes más preciosos, los que estaban sentados alrededor de la mesa. Este fue un "momento de enseñanza" de una vez en la vida. Con solamente esa afirmación, nuestros hijos recibieron un claro mensaje de lo que sus padres valoran.

Nuestros hijos luego procedieron a enumerar más aspectos positivos del robo.

Un niño dijo que los ladrones no tocaron nada en las habitaciones de los niños – una gran fuente de consuelo que sus objetos personales no habían sido violados. Los tefilin de mi esposo, una preciada posesión, no habían sido tomados. Mi pulsera favorita, un regalo para mi cumpleaños número 30 de parte de mis padres, se había roto la semana anterior y estaba en la joyería siendo reparada.

Cuando la tragedia golpea, nosotros a menudo pensamos inmediatamente en todo lo que ha salido mal y en todo lo que hemos perdido. Sin embargo, el poder del pensamiento positivo puede convertir una situación terrible en una situación inspiradora. Está completamente en nuestro control determinar cómo resultará la situación.

Vivimos en un mundo obsesionado con el dinero, las posesiones y el estatus. Muchas veces la primera pregunta que nuevos conocidos me hacen es, "¿qué haces para ganarte la vida?" cuando contesto, "Pediatra", siempre recibo una reacción positiva. Después les digo, ¿no es cuidar a los niños un noble esfuerzo?

Sin embargo, a veces, respondo la pregunta de forma diferente. Digo que soy la orgullosa madre de cinco niños hermosos. Me doy cuenta de que no están impresionados. A veces, ellos incluso me tienen lástima. Sin embargo, ¿no es cuidar a los niños un noble esfuerzo?

Éste es el mundo en el que vivimos.

Este robo fue una tremenda bendición para nuestra familia. Mis hijos pudieron ver que nosotros no lloramos por un anillo o por una copa de plata. En vez de eso, valoramos los actos de bondad y apreciamos todo lo que tenemos.

Éstos son los objetos de valor que aumentan su valor con el tiempo. Y eso nunca puede ser robado.