4 lecciones judías de El Rey León

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La película se inspira en historias y valores judíos eternos.

Don Hahn, el productor de la versión original de El Rey León, explicó que sus creadores se inspiraron en fuentes tales como Hamlet de Shakespeare y en La Biblia, especialmente en las historias bíblicas de Moshé y de Iosef. Estas historias presentan "un personaje que nació en la realeza, fue exiliado y que luego regresó a reclamar su reino", afirmó Hahn.

Aquí hay cuatro lecciones judías claves que se presentan en El Rey León:

El verdadero significado del heroísmo

Un verdadero rey no gobierna por su propia gloria, le dice el Rey Mufasa al joven Simba en El Rey León. Un verdadero líder debe dedicarse a su pueblo y trabajar en beneficio de sus subordinados, y no en su propio beneficio. Simba necesitó experimentar años de exilio hasta que llegó a madurar lo suficiente para regresar y asumir el rol de liderazgo, arriesgando su vida y luchando para proteger su orgullo.

Esta narración conmovedora se basa en historias bíblicas. Las vidas de muchos héroes judíos incluyeron el exilio y el retorno. Nuestro patriarca Iaakov creció en la Tierra de Israel, pero tuvo que huir durante muchos años y vivir en el exilio antes de poder regresar a su hogar. Moshé creció en el palacio del Faraón antes de verse obligado a huir y vivir oculto durante muchos años. Eventualmente él regresó a Egipto y guio al pueblo judío hacia la libertad.

Estos héroes judíos experimentaron períodos de dudas e incertidumbres. Tuvieron que superar miedos y debilidades para emerger como héroes valientes. No lo hicieron solos. En cada caso, lo que les dio el coraje de actuar fue su creencia en Dios y el entendimiento de que existe un plan Divino para la supervivencia judía. Los héroes judíos de la Torá no asumieron el liderazgo porque deseaban tener gloria o poder. Ellos reconocieron que la situación exigía su respuesta singular y eso fue lo que los llevó a la grandeza.

El significado de la vida

En El Rey León, Simba se ve envuelto en una amarga disputa entre su padre, el rey Mufasa, y Scar, su malvado tío. Scar mata a Mufasa y convence a Simba de que él es responsable por la muerte de su padre. Abrumado de vergüenza, Simba parte y comienza una nueva vida en el exilio. Se hace amigo de un jabalí llamado Pumbaa y un suricata llamado Timón. Ellos le enseñan que la vida no tiene significado. Su objetivo debe ser "Hakuna matata" (que en swahili significa 'no te preocupes' o 'todo está bien'). Aunque esta frase puede significar 'cálmate' o 'relájate', los amigos de Simba lo transforman en un himno y una forma de vida, y le enseñan a Simba que no tiene sentido tratar de llegar a la grandeza o ser altruista y valiente.

El pensamiento judío rechaza esta perspectiva nihilista en favor de la perspectiva del mundo más sabia de Mufasa. Un Ser infinito creó este mundo con un propósito, y eso infunde el universo con significado.

Como explica Rav Abraham J. Twerski; "Tal como el universo en general tiene un propósito, también lo tiene todo lo que existe en el universo… Cada individuo tiene un propósito. Mi existencia no es un accidente. Tengo que lograr algo con mi existencia. La existencia no es algo fortuito ni sin sentido". Cada uno, al igual que Simba, tiene un rol importante en la vida. Nuestro desafío es descubrirlo y cumplir nuestros objetivos de vida, los que sólo nosotros podemos llegar a alcanzar.

Modelos de comportamiento

Una de las escenas más conmovedoras de El Rey León tiene lugar cuando Simba ve ante él la imagen de su padre y recuerda la sabiduría y las esperanzas que el Rey Mufasa tenía de su hijo. En la película original de 1994, en esta escena Simba reconoce el rostro de su padre en las constelaciones de estrellas. En la versión del 2019, Simba ve aparecer mágicamente el rostro de su padre en su propio reflejo cuando se asoma en la superficie de un estanque.

Quizás quienes escribieron el guion se vieron inspirados por una bella historia judía. La Torá describe que Iosef, el hijo favorito de nuestro patriarca Iaakov, fue vendido como esclavo a Egipto. Allí él trabajó para un ministro llamado Potifar y aparentemente se integró a la sociedad egipcia. Iosef era un empleado confiable y llegó a tener muchas responsabilidades.

La esposa de Potifar se sentía atraída hacia Iosef e hizo todo lo que estaba a su alcance para seducirlo. Un día, ella planeó una trampa para Iosef, que estaba solo en la casa con ella. Para Iosef hubiera sido muy fácil sucumbir al bajo nivel moral de Egipto, pero en ese momento de repente tuvo una visión de su padre Iaakov. En un instante, Iosef recordó el código moral que defendía su padre (Rashi sobre Génesis 39:11; Talmud, Sotá 37). Esa visión le dio a Iosef la fuerza para resistirse a la esposa de Potifar. (Iosef fue enviado a prisión y posteriormente se convirtió en virrey de Egipto).

Luchar contra la injusticia

El Rey León tiene reminiscencias de temas judíos cuando algunos personajes femeninos se niegan a aceptar la opresión y la injusticia. Luego de apoderarse del trono, el malvado león Scar instituye un gobierno represivo y espantoso que hace sufrir terriblemente al resto de los leones. En vez de aceptar este triste destino, dos leonas (Sarabi, la madre de Simba y Nala, su prometida) se resisten. Nala incluso emprende un viaje peligroso para ir a buscar ayuda.

Tal vez los guionistas se inspiraron en las enseñanzas judías. La historia judía nos presenta a Shifra y Puá (otros nombres de Iojéved y Miriam, la madre y la hermana de Moshé), dos mujeres sumamente valientes que se resistieron a la malvada opresión y a quienes se acredita la supervivencia de todo el pueblo de Israel. Aunque aparentemente los guionistas se vieron inspirados por la historia de Moshé, quien creció en el palacio real y después debió salir al exilio antes de regresar, la madre y la hermana de Moshé (así como el resto de las mujeres judías) fueron quienes salvaron al pueblo durante los largos años de esclavitud.

Cuando los hombres judíos perdieron todas las esperanzas, las mujeres judías de alguna forma encontraron las fuerzas para seguir adelante y convencer a sus esposos para que no cedieran a la vida familiar. Las mujeres judías continuaron educando a sus hijos e impregnaron a sus familias con la esperanza de que un día las cosas mejorarían. Cuando el faraón decretó que debían arrojar al Nilo a todos los bebés varones, las parteras judías desafiaron su orden.

A lo largo de la historia, el pueblo judío fue salvado una y otra vez por valientes héroes. Nuestras historias han inspirado a muchos escritores, incluso a quienes escribieron El Rey León.
 

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