Abraham Lincoln y los judíos: 10 hechos fascinantes

13 min de lectura

La notable relación de Abraham Lincoln con los judíos.

El presidente norteamericano Abraham Lincoln sostuvo la Unión y liberó a los esclavos norteamericanos. Pero menos conocido es el hecho de que defendió los derechos de los judíos de Norteamérica, incluso cuando hacerlo era difícil y no lo más popular.

Aquí hay diez ejemplos de la destacada relación de Abraham Lincoln con los judíos y de su apoyo a los derechos absolutos de los ciudadanos judíos.

1. Educación bíblica

El presidente Lincoln es considerado el presidente de los Estados Unidos con mayor conocimiento bíblico. Regularmente citaba la Biblia en sus cartas, en sus discursos y en sus conversaciones cotidianas. A diferencia de muchos cristianos norteamericanos de su época, Lincoln evitaba enfocarse primordialmente en las partes cristianas de su Biblia, y parecía estar sumamente cómodo con la Torá (o lo que llaman “el Viejo Testamento”).

De acuerdo con el historiador Jonathan Sarna, Lincoln citaba con mayor frecuencia del Viejo Testamento que del Nuevo Testamento. En sus cartas, Lincoln menciona a Dios más de 420 veces, pero se debe resaltar que nunca se refiere directamente a Jesús.

Un ejemplo de la familiaridad de Lincoln con la Biblia judía podemos verla en su carta del 29 de junio de 1863 al General Robert Milroy. Al reprender al general por su desobediencia, Lincoln se refirió a la historia judía de Moshé, quien pecó al perder el control y golpear la roca. “Mi estimado general, temo que esta es la roca que usted ha golpeado”, le reprochó Lincoln al general apoyándose en la famosa historia judía.

2. El primer amigo judío

A diferencia de muchos cristianos norteamericanos del siglo XIX, Abraham Lincoln consideraba a muchos judíos como sus amigos. El primer judío con quien Lincoln estableció una amistad probablemente fue Julius Hammerslough, el joven propietario de un comercio en Springfield, Illinois. Cuando Lincoln fue electo para la Legislatura Estatal de Illinois en 1834, conoció a Hammerslough y dio el paso poco usual de socializar con el joven comerciante.

Según todos los informes, Hammerslough era un judío orgulloso. De joven sirvió como secretario de la Sociedad de Asistencia Hebrea de Baltimore. En 1865, cuando su nuevo pueblo de Springfield construyó su primera sinagoga, Hammerslough fue su presidente. En una época en la que trataban a los judíos con sospecha, Lincoln se relacionó con Hammerslough como un igual. Cuando Lincoln se convirtió en presidente, Hammerslough lo visitaba con frecuencia en la Casa Blanca. Hammerslough murió en 1908. Su obituario en el New York Times lo describió como “un amigo cercano de Abraham Lincoln”.

3. El mejor amigo judío

Uno de los amigos más cercanos de Lincoln era Abraham Jonas, un comerciante, abogado y político de Kentucky que apoyó y alentó a Lincoln durante la mayor parte de su vida. Jonas fue una de las primeras figuras públicas que alentó a Lincoln a presentarse en las elecciones para presidente. También fue la única persona a la que Lincoln se refirió como “uno de mis más valiosos amigos”

Abraham Jonas

Jonas nació en una familia judía ortodoxa de Inglaterra y llegó a Cincinnati con su hermano en la adolescencia, en 1819. Ellos establecieron la primera sinagoga de Ohio. Posteriormente Jonas sirvió en la Casa de Representantes de Kentucky y eventualmente se instaló en Quincy, Illinois, donde se convirtió en abogado y político. Allí la religión de Jonas era pública: su oficina legal estaba en el mismo edificio que la sinagoga Bnei Abraham, de la congregación de Quincy, que Jonas y su hermano ayudaron a establecer.

Cuando el Congreso aprobó el Acta Kansas-Nebraska en 1854, permitiendo la expansión de la esclavitud al occidente, tanto Jonas como Lincoln se horrorizaron. Ambos se manifestaron en contra de esta medida y en contra de la esclavitud. Abraham Jonas fue el primero que invitó a Lincoln a debatir con el Senador Stephen A. Douglas, quien apoyaba el Acta, en lo que se volvió famoso como los Debates Lincoln-Douglas, algunos de los más básicos discursos políticos de los Estados Unidos respecto a la esclavitud y la naturaleza de la Unión Norteamérica.

Cuando estalló la Guerra Civil, tanto la familia de Lincoln como la de Jonas se encontraron a ambos lados de la división. Dos de los cinco hijos de Abraham Jonas lucharon por la Confederación. Cuando sus vecinos en Quincy exigieron que Jonas resignara a su puesto como administrador de correo de la ciudad porque tenía hijos que luchaban contra Illinois, Jonas emitió una respuesta angustiada:

Si es cierto que tal como dicen dos de mis hijos están en el ejército rebelde, sin importar cuanta angustia puedo sentir por saberlo, todos los hombres que me conocen simpatizarán conmigo y admitirán que no tengo ningún control en el asunto. Mis cinco hijos estuvieron en el sur muchos años antes de la rebelión y lo último que yo supe era que todos eran leales a la Unión. No estoy preparado para negar que dos de ellos, como otros cientos de hombres leales, se hayan sentido obligados a unirse al ejército rebelde, porque no recibí ni una línea de ninguno de ellos desde el comienzo de esta amarga guerra.

Charles, el hijo de Jonas, fue capturado y lo enviaron a un campo de prisioneros de guerra en Ohio. La salud de Abraham Jonas comenzó a deteriorarse y cuando en 1864 estaba en su lecho de muerte, su hija Annie pidió que le informaran a Lincoln que su viejo amigo no estaría mucho más tiempo en el mundo, y pidió que liberaran a Charles para que pudiera visitar a su padre una vez más antes de que falleciera. Lincoln de inmediato escribió una nota a los carceleros de Charles: “Permitan a Charles H. Jonas, ahora un prisionero de guerra en la Isla Johnson, salir en libertad condicional durante tres semanas para visitar a su padre moribundo”. Charles fue de inmediato a su hogar en Quincy el 8 de junio de 1864, justo a tiempo para que Abraham Jonas lo viera y lo reconociera. Abraham Jonas falleció más tarde ese mismo día y fue enterrado en el Cementerio Judío Sunset en Quincy, Illinois.

4. Fotógrafo judío

Lincoln vivió en los albores de la fotografía. Algunas de sus fotografías más icónicas fueron tomadas por Samuel Alschuler, un fotógrafo judío de Illinois.

Samuel Alschuler

La foto de Abraham Lincoln que sacó S. Alschuler

Samuel Alschuler nació en Bavaria en 1826 y al llegar a los Estados Unidos abrió un estudio de retratos en Urbana, Illinois. El 25 de abril de 1858, Alschuler recibió una visita distinguida: Abraham Lincoln, quien en ese momento hacía campaña por el Senado. Lincoln, en ese momento sin barba, vestía un viejo abrigo de lino que Alschuler sintió que era demasiado simple para una foto. Él le preguntó a Lincoln si tenía otro abrigo para cambiarse. Lincoln le respondió que había dejado sus otros abrigos en su casa y Alschuler, aunque era 30 centímetros más bajo que Lincoln, le ofreció que se pusiera su propio abrigo con solapas de terciopelo.

La foto de Alschuler del presidente electo

Lincoln volvió a posar para Alschuler dos años más tarde, luego de haber sido elegido presidente. La segunda foto muestra una imagen muy diferente de Lincoln: ya le había comenzado a crecer su famosa barba y también llevó su propio abrigo formal para la foto.

5. “Me parece que todavía no nombramos a ningún hebreo”

Al comenzar la guerra civil, Lincoln reclutó líderes civiles y militares para que lo ayudaran a dirigir la lucha. Abiertamente nombró a judíos, sin desmerecerlos nunca por su religión, a diferencia de lo que muchos de sus contemporáneos hacían de forma rutinaria. Uno de los primeros judíos que Lincoln nombró en tiempos de guerra fue Alfred Mordejai Jr., a quien Lincoln nombró como teniente segundo en 1861, tras la caída del Fuerte Sumter. Además de oficiales, el presidente Lincoln también designó alrededor de 50 judíos como oficiales de cuartel, encargados de supervisar la vivienda, suministros, transporte y ropa para las tropas.

Memorándum de Lincoln para que nombraran a un judío

Cuando en 1862 Cheme Moises Levy, un judío ortodoxo miembro de una distinguida familia de rabinos de Nueva York, aplicó para ser encargado de cuartel militar, su apariencia obviamente judía le agradó a Lincoln. “Me parece que todavía no nombramos a ningún hebreo”, escribió el presidente Lincoln a su Secretario de Guerra, Edwin M. Stanton, alentando el nombramiento de Levy. Cheme Levy se convirtió en el Capitán Levy del Ejército de la Unión y ayudó a distribuir comida y vestimenta a los soldados judíos que habían sido heridos en la batalla.

6. Perdón a un desertor

En medio de una noche en 1861, le informaron al presidente Lincoln que dos hombres estaban en la Casa Blanca y exigían verlo. Ellos eran Thomas Corwin, un ex senador de Ohio que ahora trabajaba como abogado en Washington DC, y Simon Wolf, un abogado judío cuya familia había llegado de Alemania y era uno de los muchos amigos judíos de Lincoln. Wolf se acababa de enterar que había un soldado judío en el Ejército de la Unión que estaba por ser fusilado por deserción. Los dos abogados visitaron a Lincoln a la medianoche para suplicar en favor del soldado y salvar su vida.

El “crimen” del soldado era haber corrido hacia el lecho de muerte de su madre, quien suplicaba darle una última bendición y poder verlo antes de morir. Por lo general Lincoln simpatizaba con la causa. Hacía poco tiempo había escrito: “Cuando pienso en estos jovencitos que nunca antes salieron de sus casas… y luego están en el campamento o en el campo de batalla a miles de kilómetros de sus hogares, añorando el descanso y la seguridad de su familia, siento mucho simpatía por ellos y no puedo condenarlos a morir por descuidar sus obligaciones de soldados por su añoranza de la vida familiar. En esta guerra hay suficiente muerte y sufrimiento sin este sacrificio”. Sin embargo, la disposición general de Lincoln de perdonar a los desertores fue lo que casi le cuesta la vida a este soldado judío.

El Secretario de Guerra Edward McMasters Stanton ya estaba cansado de la benevolencia de Lincoln, y amenazó con renunciar si el presidente perdonaba a un desertor más. Lincoln les dijo a Wolf y a Corwin que no había nada que él pudiera hacer. En vez de partir, Simon Wolf elevó una última súplica apasionada:

¿Qué hubiera hecho usted en el lugar de este joven? Si su madre moribunda lo hubiera enviado a llamar a su lado para recibir su último mensaje antes de que su alma sea convocada por su Creador, ¿hubiera elegido ser un desertor para con ella, quien le dio la vida, o ser un desertor ante la ley pero no de hecho ante la bandera a la cual juró fidelidad?

Lincoln se emocionó mucho, tocó una campanilla para llamar a su secretario y le ordenó enviar un telegrama de inmediato, en medio de la noche, para evitar la ejecución del soldado judío. El soldado posteriormente sirvió heroicamente y fue asesinado en 1864 en la Batalla de Cold Harbor al liderar un ataque contra el enemigo, sosteniendo una bandera de la Unión. Cuando Lincoln se enteró de la muerte del joven dijo: “Le agradezco a Dios por haber hecho lo correcto” al evitar su ejecución años antes.

7. Capellanes judíos

Al comienzo de la Guerra Civil, había 30 capellanes en el ejército norteamericano; ninguno de ellos era judío porque la ley federal estipulaba que los capellanes debían ser cristianos. En 1861, un regimiento mayoritariamente judío de Pensilvania trató de eludir esta ley nombrando a un joven maestro de hebreo de Filadelfia llamado Michael Allen como capellán judío voluntario. Como la letra de la ley estipulaba que un capellán militar recibía pago, esta era una forma de evitar la prohibición. El nombramiento de Allen provocó una reacción vigorosa y muy pronto se vio obligado a renunciar.

Isaac Mayer Wise de Cincinnati, quien lideraba la congregación reformista y publicaba un periódico llamado El israelita, comenzó una campaña convocando a los judíos de todo el país a “pedir (al Congreso) desde todos los rincones de los Estados Unidos” para alentar a sus vecinos no judíos a firmar y enviar peticiones pidiendo “a sus representantes o senadores” que hubiera capellanes militares judíos. Comenzaron a llegar las peticiones, desde ciudades importantes con grandes poblaciones judías, como Baltimore, y de pequeños pueblos que apenas tenían judíos, como Edinburg, Indiana, Columbia y Iowa.

Una organización comunitaria judía envió a Rav Arnold Fischel, un judío erudito de Filadelfia, para presionar personalmente en Washington para que hubiera capellanes judíos. Después de pedir una cita con el presidente Lincoln, el 1 de diciembre de 1861 invitaron a Fischel a la Casa Blanca y después él contó: “me invitaron a entrar a la habitación (del presidente Lincoln) y me recibieron con suma cortesía”. Fischel después recordó las palabras de Lincoln: “Él sinceramente admitió la justicia de mis pedidos, dijo que cree que la exclusión de capellanes judíos no fue intencional por parte del Congreso (y) que algo se debe hacer en este caso”.

Lincoln mismo fue al congreso para presionar para que permitieran capellanes judíos. Él enfrentó una dura oposición de algunas denominaciones cristianas, pero eventualmente lo logró: una ley de 1862 cambió los requisitos para convertirse en capellán militar, hizo que el proceso de veto fuera más riguroso y profesional, y por primera vez en la historia permitió que personas no cristianas ocuparan el puesto. Lincoln apoyó a los capellanes judíos y aprobó al primer capellán militar judío el 18 de setiembre de 1862: Rav Jacob Frankel de la congregación Rodef Shalom en Filadelfia.

8. Expulsión de los judíos

El 17 de diciembre de 1862, el General Ulises S. Grant emitió un espantoso decreto: la Orden General N° 11, que expulsaba a todos los judíos (“judíos como una clase”) de las áreas bajo su control, lo cual llegaba desde el norte de Mississippi hasta la punta sur de Illinois y desde el río Mississippi hasta el Tennessee.

Grant era un antisemita conocido que pensaba que los judíos eran especuladores y sacaban ganancias de la guerra. Al parecer, el hecho de que miles de judíos sirvieran heroicamente en el Ejército de la Unión, no cambiaba nada en su odio antijudío. Afortunadamente para los muchos judíos de la zona, las noticias de la Orden General N° 11 se movió lentamente, porque la batalla dañaba las líneas telegráficas.

Si bien muchas comunidades no recibieron la orden de expulsión de Grant, muchos individuos judíos sufrieron robos y abusos por parte de las personas que sí la habían recibido. El 28 de diciembre de 1862, la noticia de la orden llegó al pueblo de Paduca, Kentucky. Es estremecedor, pero los ancianos de la ciudad no parecieron tener ninguna dificultad en ponerla en acción y les dieron a los residentes judíos del pueblo 24 para partir. Obligaron a mujeres y niños a salir de sus casas. La escena era caótica: un bebé casi se pierde, y hubo dos mujeres judías ancianas que estaban muy enfermas y fueron incapaces de moverse. Los vecinos no judíos se ofrecieron a cuidarlas.

César Kaskel

César Kaskel, un destacado residente judío de Paduca, envió un telegrama desesperado al Presidente Lincoln que nunca llegó. Entonces Kaskel viajó personalmente a Washington DC y llamó a un amigo que era miembro del Congreso para pedirle ayuda para hablar con el presidente. Kaskel recibió una audiencia con Lincoln de inmediato y descubrió que él todavía no había sido informado de los decretos antijudíos de su General. El presidente le aseguró a Kaskel que los judíos de los Estados Unidos tendrían “la protección de Lincoln”.

De inmediato Lincoln le ordenó al General en Jefe del Ejército de la Unión contrariar la odiosa orden del General Grant. El 6 de enero de 1863, el cuartel de Grant fue obligado a enviar varios telegramas a diversos puntos notificando a todas las áreas que él controlaba que “Por orden del General en Jefe del Ejército en Washington, quedaba revocada la Orden General de ese cuartel de expulsar a los judíos de su Departamento”. (El General Grant se convirtió posteriormente en el 18° presidente de los Estados Unidos, representando al mismo partido republicano que apoyó al presidente Lincoln pese a que eran tan diferentes y él era tan tolerante).

Al día siguiente de que se revocara la orden, una delegación de líderes judíos viajó a Washington DC para agradecerle al presidente. Lincoln se tomó el tiempo en medio de sus ocupaciones para recibirlos y, de acuerdo con Isaac Mayer Wise, quien estuvo presente y después escribió sobre el encuentro, Lincoln les aseguró a sus visitantes judíos que para él “no había ninguna distinción entre judíos y gentiles” y resaltó su repulsión por las órdenes del General Grant y su virulento antisemitismo.

9. El judío que telegrafió la Proclamación de Emancipación

En 1863, en medio de la Guerra Civil, ocho telégrafos trabajaban en la oficina de telégrafos del Ejercito de la Unión en Washington DC. Uno de los jóvenes telégrafos era un judío de 19 años de Bohemia, llamado Edward Rosewater. Rosewater describió al presidente en las cartas que envió a su prometida, Lea: “Cada mañana, alrededor de las 8 de la mañana, (el presidente) Lincoln viene para leer los comunicados que se copian en libros… Como su casa queda cerca, viene a menudo. A veces nos cuenta una anécdota, o lee una historia en voz alta y se ríe (lo puedes escuchar a medio kilómetro)”.

Edward Rosewater

Rosewater estaba presente el 1 de enero de 1863 cuando Lincoln firmó un decreto histórico y declaró: “Nunca en mi vida sentí con mayor seguridad que estaba haciendo lo correcto que al firmar este papel”. Esta era la Proclamación de Emancipación, liberando a más de 3 millones de esclavos. Algunas horas más tarde, mientras el presidente Lincoln lo observaba, Rosewater tipió el documento en las máquinas del telégrafo, enviándolo a lo largo y a lo ancho del país. Rosewater tipió: “Y sobre este acto, sinceramente creo que es un acto de justicia, garantizado por la Constitución, y por necesidad militar, invoco el juicio considerado de la humanidad y el favor benevolente de Dios Todopoderoso”.

10. Muerte y recuerdo

Abraham y Mary Lincoln eran ardientes asistentes al teatro. Sorprendentemente, parecían no disfrutar particularmente las obras con temas judíos. En los años previos al asesinato de Lincoln, ellos vieron una obra llamada Gamea, o la Madre Judía, y la disfrutaron tanto que volvieron a verla unos días más tarde. Ellos también vieron El mercader de Venecia y Lea, la olvidada sobre una mujer judía que enfrentaba el prejuicio y la persecución.

El 14 de abril de 1865, los Lincoln miraban una obra de teatro en Washington DC cuando John Wilkes Booth, un actor furioso y desequilibrado, le disparó al presidente. Posteriormente, Mary Todd Lincoln dijo que unos minutos antes Abraham le había dicho que esperaba que un día pudieran viajar juntos a visitar la Tierra de Israel.

Por lo menos hubo un médico judío entre quienes trataron al presidente herido: Charles H. Liebermann, un destacado médico judío que había nacido en Rusia y vivía en Washington DC, donde ayudó a crear la Escuela de Medicina de la Universidad de Georgetown. El Dr. Liebermann trató de verter brandy en la garganta de Lincoln, en un esfuerzo desesperado por revivirlo, pero no tuvo éxito. Lincoln murió al día siguiente.

Entre los millones de personas que guardaron duelo por el 16° presidente de los Estados Unidos, muchas congregaciones judías realizaron servicios especiales y compusieron plegarias por su amado presidente. Cuando llevaron el ataúd de Lincoln por las calles de Nueva York, un periódico local estimó que 7.000 judíos salieron a presentarle sus respetos. En Springfield, Illinois, donde Lincoln fue enterrado el 4 de mayo de 1865, su viejo amigo Julius Hammerslough cerró su comercio y colocó una foto de Lincoln con una declaración que capturaba lo que muchos sentían: “Millones bendicen su nombre”.

Hoy, además de los monumentos a Abraham Lincoln que hay en los Estados Unidos, en el centro de Jerusalem hay una bella calle llamada en su nombre, un tributo adecuado a la gratitud del pueblo judío a un presidente que defendió a los judíos de Norteamérica.

EXPLORA
ESTUDIA
MÁS
Explora
Estudia
Más
Contacto
Lenguajes
Menu
Donar
Únete a nuestro newsletter
Redes sociales
.