El fiasco de Facebook

5 min de lectura

No necesitas ser religioso para apreciar los peligros de Internet.

Mark Zuckerberg tuvo una semana bastante movida.

El fundador de Facebook, de 28 años, se convirtió oficialmente en multimillonario y en una de las personas más ricas del mundo el día en que su compañía comenzó a cotizar en la bolsa de comercio. Luego, al cabo de unos cuantos días, vio como su patrimonio disminuía en varios miles de millones de dólares mientras su compañía hacía historia como uno de los grandes fiascos de la Oferta Pública de Venta (OPV).

Mientras que las grandes compañías transan en promedio un 20% en su primer día de aparición en la bolsa de valores, el rendimiento plano de Facebook en el primer día y la baja de casi 11% en el segundo, preparó la escena para más bajas, en lo que continúa siendo una historia inconclusa sobre un grupo de acciones cuyo futuro sigue siendo altamente incierto para Wall Street y para la comunidad de inversionistas en general. Al borde de un escándalo, los inversionistas están tomando acciones legales, y todo el proceso de Oferta Pública de Venta está siendo cuestionado.

El matrimonio mixto de Zuckerberg, que asegura el final de su linaje judío, fue mucho más trágico que su fallida Oferta Pública de Venta.

Pero Zuckerberg todavía tenía otro importante evento en la agenda para esa misma semana: Ese sábado, Mark se casó con su novia de hace años. Desde una perspectiva judía tradicional, el hecho de que este sea un matrimonio mixto – poniendo fin de esta manera al linaje judío de Zuckerberg – es algo mucho más trágico que el destino de una fallida Oferta Pública de Venta. Y si bien no hay temores por el futuro financiero de la pareja – a pesar de que las acciones de Facebook sigan bajando – es fascinante especular sobre las posibilidades de que su matrimonio tenga un final feliz, en base al impacto que Zuckerberg ha tenido en las costumbres de la sociedad contemporánea.

Facebook y el futuro del matrimonio es un tema que finalmente está recibiendo una muy necesitada atención. Más de un tercio de las aplicaciones para divorcios del último año en el Reino Unido contenían la palabra "Facebook", de acuerdo a una encuesta realizada por la empresa de servicios legales Divorce-Online. Y más del 80% de los abogados especialistas en divorcio de los Estados Unidos dicen que ven un aumento en el número de casos que utilizan la red social, de acuerdo a la American Academy of Matrimonial Lawyers.

"Veo constantemente a Facebook destruyendo matrimonios", dice Gary Traystman, un abogado especialista en divorcios. De los 15 casos que atiende por año en donde la historia de navegación, los mensajes de texto y los emails son admitidos como evidencia, el 60% involucra solamente a Facebook.

K. Jason Krafsky, quien junto a su esposa escribió el libro Facebook and Your Marriage nos dice: "Los engaños en Facebook ocurren a la velocidad de la luz". En el mundo real, dice, los romances de oficina y citas clandestinas pueden tomar meses y hasta años en desarrollarse. "En Facebook", dice, "ocurren en unos cuantos clics".

Cara a Cara

Quizás el aspecto más irónico de las relaciones de Facebook es que carecen del ingrediente fundamental del contacto cara a cara. De acuerdo a la tradición judía, la especial e intensa relación entre Moisés y Dios es expresada con la expresión hebrea "panim el panim" – cara a cara. La raíz de la palabra panim en hebreo es pnim, que significa esencia interior. Hablar "cara a cara" significa compartir lo que somos en realidad, transmitir la esencia de nuestro ser. Así es como Dios le habló a Moisés, demostrando Su gran amor y cercanía por el líder del pueblo judío.

Y eso es precisamente lo que está faltando en las interacciones de Facebook. No nos vemos, meramente intercambiamos palabras. No tenemos manera de saber si son verdad o no. Nos faltan las pistas que podríamos descifrar de las expresiones faciales. Si Shakespeare estaba en lo cierto y los ojos son realmente “la ventana del alma”, Facebook cierra la persiana y nos deja literalmente ciegos respecto a los demás.

Los encuentros furtivos están a sólo un "mensaje" de distancia.

Los romances de Facebook a menudo están basados en fantasía. Es por eso que resultan mucho más atractivos que nuestras conexiones de la vida real. No nos cuesta nada presionar el botón "me gusta" incluso si no conocemos a la persona realmente – ya que tendemos a idealizarla – pero nos cuesta mucho aceptar a una persona de carne y hueso que se para delante nuestro y viene con una mezcla de virtudes y defectos de un ser humano normal.

Los engaños no sólo son mucho más tentadores, sino también más posibles. Los encuentros furtivos están a sólo un "mensaje" de distancia. E Internet continúa alterando el paisaje de las relaciones sexuales.

Peligros de Internet

Este fenómeno recibió gran atención a partir de una manifestación masiva que tuvo lugar en el estadio Citi Field, Nueva York, a la que asistieron más de 45.000 judíos observantes. Anunciada como una protesta en contra de los peligros de Internet, es lamentable que los asistentes hayan sido retratados por la prensa como un grupo de “judíos amish” que se oponen a la innovación tecnológica. Lo que pocos estuvieron dispuestos a hacer fue reconocer áreas preocupantes incluso para los usuarios de Internet de mente más abierta que están preocupados por su impacto en la sociedad contemporánea.

Para indignarse ante el fácil acceso a material pornográfico que tienen nuestros niños hoy en día no hace falta tener una extrema sensibilidad religiosa. La simple aceptación de normas civilizadas debería incitar la furia de los líderes de la sociedad secular, casi tanto como lo hizo en los rabinos que organizaron la reunión masiva para advertir en contra de los peligros morales de Internet.

Pero la pornografía no es el único motivo de preocupación.

Nadie puede acusar a Eric Schmidt, presidente ejecutivo de Google, de fanatismo religioso ni de un miedo exagerado ante los efectos nocivos de la adicción a Internet. Sin embargo, cuando fue invitado a recibir un título honorario y a ofrecer el discurso principal a los alumnos de último año de la Universidad de Boston, la idea que sintió que debía compartir con ellos fue "desafiarlos a dar el paso radical de quitar sus ojos de las pantallas de sus teléfonos y computadoras".

El presidente de Google instó a los estudiantes a "tomar una hora por día y apagar esos aparatos".

Si bien destacó que las herramientas electrónicas pueden ser fuerzas muy positivas, instó a los estudiantes a "tomar una hora al día y apagar esos aparatos". Ante un conmovedor aplauso de una audiencia que creció confiando en el motor de búsqueda, el email y otros servicios de Google, Schmidt le rogó a sus oyentes: "Quiten sus ojos de esa pantalla y miren los ojos de la persona que aman. Tengan una conversación, una conversación real".

Sus palabras resuenan con un significado muy especial para el judío observante de Shabat. Hace ya mucho hemos reconocido que para que nuestras vidas tengan sentido debemos ser los amos de nuestra tecnología – y la única manera de probar nuestro dominio es demostrando nuestra capacidad de controlar su poder sobre nosotros. Cuando ya no podemos detener nuestras creaciones debemos admitir que hemos creado Frankensteins, que si fueran dejados en libertad, podrían destruirnos.

Hacemos lo que dice Schmidt pero mejor. No sólo "tomamos una hora al día y apagamos esos aparatos", sino que tomamos un día entero a la semana y sustituimos el contacto vía mensajes de texto por la mesa de Shabat, y a Facebook por las conversaciones cara a cara con los seres queridos.

Y eso no nos convierte en fanáticos religiosos, simplemente significa que somos lo suficientemente realistas como para darnos cuenta que por más maravilloso que sea Internet, debería venir con una etiqueta de "manipular con cuidado".

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