Huracán Irma: Viviendo en el cono de la incertidumbre

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Vertiendo nuestro corazón en plegaria.

Si vives en la parte sur de Florida, cuando escuchas la palabra "cono" en esta época del año no piensas precisamente en un helado, sino en el camino de un huracán. Cuando se genera una nueva tormenta y comienza a acercarse a tierra, los expertos ofrecen sus mejores estimaciones sobre dónde y cuándo lo hará. Así, se forma el "cono de la incertidumbre", y con cada actualización, las comunidades y personas revisan para ver si aún se espera que sean afectados. Mientras uno está dentro del cono de la incertidumbre, hay una inevitable angustia y el tortuoso proceso de esperar lo que está por venir.

Tan sólo una semana después de que Harvey devastó a Houston, Irma amenaza a nuestra comunidad en Boca Ratón y a otras comunidades del sur de Florida. Más grande que toda Francia, esta gigantesca y poderosa tormenta ha provocado e inspirado un sentimiento de urgencia y una gran respuesta. Las filas en las gasolineras son interminables, muchos supermercados se han quedado sin productos, y la gente ha entrado en pánico y están legítimamente asustados. Una considerable parte de nuestra comunidad se ha ido. Algunos en avión, otros en autotrén, y otros muchos simplemente se subieron en su automóvil y comenzaron a conducir rumbo al norte. La comunidad judía de Atlanta, liderada por Rav Adam Starr y Rav Ilán Feldman ha sido genial y ha recibido a cientos de familias. Se movilizaron con rapidez y nos ofrecieron generosamente su ayuda, por lo que no podríamos estar más agradecidos.

Poco después de la creación, Dios le dijo a Adam que se multiplicara y conquistara Su mundo. De hecho, Él nos ha dado las llaves para entender Su universo y con cada descubrimiento científico, médico o tecnológico, nos acercamos más a conquistarlo. Pero hay tres llaves que Dios mantuvo en su “llavero celestial” y se rehusó a compartir con nosotros: la llave de la lluvia, la llave de la procreación, y la llave de la resurrección de los muertos (Talmud, Taanit 2a). En realidad, las tres excepciones son una: Dios se quedó con la habilidad de proveer, mantener y resucitar vida.

Con todo lo que podemos dominar, manipular y controlar, el clima sigue siendo un enigma y misterio. Podemos identificar que se ha formado una tormenta catastrófica, pero no sólo carecemos la capacidad de disolverla, interrumpirla o redirigirla, sino que ni siquiera podemos predecir adónde se dirigirá con precisión.

Hay mucho que podemos y debemos hacer para prepararnos para la tormenta —comprar baterías, agua, linternas, guardar los muebles de jardín, cerrar las persianas—, pero somos incapaces de influir directamente en la tormenta. La llave de la trayectoria y fuerza del huracán Irma le pertenece exclusivamente a Dios y a nadie más.

Cuando se trata de otras crisis y emergencias, hay muchas cosas que podemos hacer para enfrentar el desafío. El esfuerzo e impacto que tenemos nos engaña y nos hace pensar que sólo el doctor fue quien curó al paciente, o sólo el shadján unió a la pareja. Con un huracán, dado que la única iniciativa que uno puede tomar es protegerse, y no dirigir la tormenta, debería ser más fácil entender la importancia y necesidad de dirigirnos al “Dueño de las Llaves” para que envíe la tormenta lejos en una forma en que nadie se vea amenazado o resulte herido.

En ninguna de las listas de preparación que han sido distribuidas por agencias y organizaciones aparece "rezar". Sin embargo, debería ser lo primero de nuestras listas, no en vez de las otras preparaciones, sino que además de ellas. Invito a todos a que hagamos aquello que debería nacer espontáneamente en un momento crítico como este: pedirle a Dios, desde el fondo de nuestros corazones, que se lleve la tormenta al océano y nos salve a nosotros, a nuestra comunidad y a toda la humanidad.

El Salmo 27, que recitamos en las mañanas y noches desde el comienzo del mes de elul hasta Simjat Torá culmina con la frase "pon tu esperanza en Dios, fortalécete y obtén el coraje para poner tu esperanza y fe en Dios". ¿A qué se debe la redundancia? Si hemos puesto nuestra esperanza en Dios, ¿por qué el versículo nos pide que lo hagamos por segunda vez? Nuestros sabios (Brajot 32b) explican: "Si una persona ve que rezó pero que sus rezos no fueron respondidos, que regrese y vuelva a rezar".

Rav Asher Weiss explica que aprendemos de este versículo que cuando nuestro rezo no genera inmediatamente los resultados que queremos, no significa que nos han dado un 'no' de respuesta; significa que tenemos que regresar y rezar nuevamente, con mayor fervor y concentración. Uno nunca debe rendirse, nunca debe asumir que el rezo no fue respondido ni dejar de creer que hay Alguien que escucha nuestros rezos.

Rav Asher Weiss escribe: "El rezo y la fe dependen uno del otro. El rezo es la más alta expresión de la fe, y la fe obliga al rezo, porque si una persona realmente cree que no hay nada en el mundo fuera de Dios, y que Él es todopoderoso y que todo lo sabe, entonces esa persona pondrá su fe en Él y sentirá la necesidad de rezarle con todo su corazón".

Mientras nos preparamos en Florida para la llegada del huracán Irma, pienso que en realidad no somos los únicos que se encuentran en un cono de incertidumbre. Es verdad que si no vives en la costa este o en el área del golfo puedes estar bastante seguro de que no te afectará este huracán. Pero quién sabe qué podría afectarte personal o comunitariamente sin mayor advertencia o predicción. Todos vivimos en un cono de incertidumbre, y siempre deberíamos canalizar nuestro sentimiento de vulnerabilidad y mortalidad hacia un acercamiento a Dios, lo único seguro que hay en este mundo.

A pesar de que Irma no es bienvenida y debería irse lejos de aquí, la renovada intensidad de los rezos que está inspirando sí es bienvenida, especialmente en esta época del año en la que nos preparamos antes de sentarnos en el juicio celestial frente a Dios.

Ponemos nuestra esperanza en Dios y luego revisamos las últimas noticias, y si vemos que aún estamos en el camino de Irma, nos fortalecemos y buscamos el coraje para, una vez más, poner nuestra esperanza y fe en Dios.

Rezamos que, en mérito de nuestro acercamiento a Dios en este momento de urgencia, las nuevas informaciones muestren que Irma se está alejando de nosotros.  

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