La princesa espía india que luchó contra los Nazis

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Detrás de las líneas enemigas, con gran coraje Noor Inayat Khan espió en favor de Gran Bretaña.

Noor Inayat Khan, descendiente de la nobleza de la India, fue una gran heroína de la Segunda Guerra Mundial. Aunque su historia es poco conocida, durante la guerra ella proveyó ayuda crucial a los Aliados en su lucha contra la Alemania nazi.

El tatarabuelo de Noor fue Tipu Sultán, sultán del reinado musulmán Mysore en India, quien luchó ferozmente contra las fuerzas invasoras británicas y murió en la batalla en 1799. El padre de Noor, Hazrat Inayat Kahan, era un musulmán sufí, místico y músico, que se casó con una mujer norteamericana, Ora Ray Baker, y se fue con ella a vivir en Moscú. Eventualmente la familia se mudó a París, donde disfrutaron de una vida de cultura y arte. Allí vivieron en las afueras de París, en una casa llamada “Fazil Manzil”, la Casa de las Bendiciones.

Noor, su hija mayor, estudió música en el conservatorio de París y psicología infantil en la Sorbona, y se convirtió en una conocida autora de libros infantiles. En 1939 se publicó su libro “Veinte cuentos de jakata”. Tras la caída de Francia en 1940, la familia Khan huyó en el último barco que salió de Francia hacia Inglaterra. Allí Noor y su hermano Vilayar se unieron al esfuerzo de la guerra, enrolándose para luchar con el ejército británico.

Noor con su madre norteamericana

Para Noor, luchar no fue una elección natural. Ella era una pacifista y se había opuesto vehementemente al dominio británico sobre la India. También era sumamente delicada y suave. Posteriormente, Jean Overtron, una amiga de Noor, dijo: “Noor era la persona más callada que uno puede llegar a imaginar. Su voz era tan suave que a veces apenas era audible”. Sin embargo, al enfrentar la barbarie nazi, Noor no lo dudó y se unió al Cuerpo Femenino de Auxiliares de la Fuerza Aérea británica (WAAF).

Al escalar la guerra, Winston Churchill, el primer ministro británico, comprendió que los Aliados necesitaban más información de inteligencia respecto a lo que ocurría del otro lado de las líneas nazis. Él ordenó un proyecto ultra secreto para “encender a Europa”: un equipo de expertos operadores de radio que entrarían detrás de las líneas enemigas y transmitirían a Gran Bretaña informes secretos. Esta era una misión sumamente difícil. Los operadores de radio estarían trabajando solos en la Europa ocupada por los nazis, espiando a las autoridades. Ellos debían cargar un pesado equipo de radio, lo cual dificultaba que lograran ocultarse y moverse con rapidez. Los espías tuvieron que encontrar lugares en donde establecer bases no detectadas y con cada transmisión que efectuaban corrían el riesgo de revelar su ubicación. Como prácticamente todos los hombres disponibles ya estaban en unidades de combate, muchas de las reclutadas para este proyecto clasificado fueron mujeres.

Noor Inayat Khan fue una de las primeras mujeres reclutadas, y fue la primera mujer operadora radial enviada a la Francia ocupada por los nazis. Ella fue entrenada para espionaje por el equipo especial de operaciones (SOE). En un primer momento, algunos oficiales británicos cuestionaron que fuera adecuada para esa tarea. Pero su fluidez en el idioma francés, su conocimiento de París y su compromiso con la causa Aliada los convenció para aceptarla. En junio de 1943 Noor recibió el nombre de código “Madelaine” y se arrojó en paracaídas en Francia, detrás de las líneas enemigas, con la misión de establecer contacto con la red de resistencia en París. Ella sabía que si la capturaban enfrentaría torturas y una muerte casi segura.

Noor comenzó a trabajar con los otros espías, pero una semana más tarde ocurrió una desgracia. El grupo de espías se vio en una situación comprometida y muchos de los operadores de radio fueron arrestados. Los directores de Noor en Inglaterra le ordenaron salir de Francia de inmediato para salvar su vida, pero Noor decidió quedarse. Ahora ella era la única operadora radial de la red, el único contacto radial de Gran Bretaña en todo París.

Durante el verano y el otoño de 1943, Noor se movió por toda Francia, llevando con ella su equipo de radio y encontrando lugares seguros desde los cuales efectuar sus transmisiones. Durante cuatro meses y medio evadió la captura y envió regularmente emisiones codificadas desde París a Londres. Posteriormente se estimó que durante esos meses ella efectuó el trabajo que normalmente hubiera requerido seis operadores radiales.

En octubre de 1943, Noor fue entregada a la Gestapo. Aparentemente quien la delató fue Renée Garry, cuyo hermano fue el primer contacto de Noor en París. Noor fue arrestada y enviada a la infame sede de la Gestapo en la Avenida Foch en París, desde donde se escuchaban constantemente los gritos de los prisioneros. Trágicamente, los oficiales nazis lograron encontrar registros de las emisiones de Noor y los utilizaron para enviar sus propias señales a Londres, atrayendo a Francia nuevos espías británicos que llegaron directamente a la trampa de la Gestapo.

Aunque la sede de la Gestapo estaba sumamente custodiada, Noor logró salir de su celda y escaparse. La Gestapo la siguió y la arrestó unas pocas horas más tarde. Ahora clasificada como “altamente peligrosa”, Noor fue enviada a la prisión de Pforzhem en Alemania, donde la torturaron y la mantuvieron encadenada y aislada durante diez meses agonizantes. A pesar de todas las torturas e interrogatorios, Noor se negó a divulgar secretos sobre el programa de transmisiones radiales o la identidad de los otros operadores.

Busto en homenaje a Noor Khan en Gordon Square Garden, Londres.

En setiembre de 1944, Noor y otras tres mujeres espías fueron transferidas al campo de concentración Dachau, donde las fusilaron el 13 de septiembre. Noor tenía sólo 30 años. Los testigos aseguran que la última palabra que ella dijo momentos antes de ser asesinada fue “Liberté”.

Noor Inayat Khan, descendiente de la realeza musulmana, personifica la máxima de Hilel: “En un lugar en el que no hay líderes, esfuérzate por ser un líder” (Pirkei Avot 2:5). Noor se negó a ser una mera observadora y efectuó el máximo sacrificio al luchar contra los nazis. Su valiente ejemplo merece ser conocido y difundido.

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