Mis experiencias como una judía ortodoxa afroamericana

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Las últimas semanas fueron abrumadoras y desgarradoras.

Una de las frases que más uso es que a mí “no me pueden encasillar”. Y esto lo digo como una judía afroamericana ortodoxa. Muchas veces me piden que cuente mi historia porque la gente tiene curiosidad sobre mi camino. Pero mi historia es bastante larga y complicada, así que ya no la cuento demasiado. De todas formas, la versión breve es que quería vivir una vida observante de la Torá, lo que me resulta inmensamente satisfactorio. Y también tuve la bendición de encontrar a mi esposo, Aryeh Klein, quien me provee apoyo y compasión en cada paso del camino.

Como una judía ortodoxa afroamericana, tuve muchas experiencias que me convirtieron en lo que soy, y una de ellas es la experiencia de ser una persona de color. Las últimas semanas fueron abrumadoras y desgarradoras.

Antes que nada quiero expresar mis condolencias a la familia de George Floyd. Ninguna persona, sin importar el color de su piel, debe morir de esa forma. Es una tragedia espantosa.

También extiendo mis condolencias a la familia del oficial de policía retirado David Dorn, quien fue asesinado por saqueadores y alborotadores. Otra tragedia terrible. No puedo expresar cuán triste me siento por estos eventos trágicos.

Como una trabajadora social que trabajó para un departamento de policía al lado de nuestros oficiales, siento respeto por los oficiales de policía que cada día arriesgan sus vidas para proteger a los ciudadanos. Realmente los valoro.

Alyssa Braja y Aryeh Klein

Por otro lado, también entiendo las experiencias espantosas y los desafíos de las personas de color en Norteamérica, y sobre todo de los hombres de color.

La muerte de George Floyd es sólo uno de los muchos incidentes espantosos que describen lo que algunos hombres de color enfrentan al interactuar con la policía. Desafortunadamente, hay algunos policías malos dentro del sistema. Ellos deben ser identificados y no hay que "protegerlos" o "resguardarlos" dentro de los departamentos de policía. Yo creo que los oficiales de policía (tanto negros como no negros) pueden beneficiarse al aprender diferentes procedimientos de arresto y recibir entrenamiento para tener competencia cultural. Demasiados oficiales de policia (así como los ciudadanos comunes) sospechan de los hombres de color y tienen creencias racistas. Como hija de un hombre de color, lo experimenté y lo vi con mis propios ojos.

Recuerdo que cuando tenía 15 años, hice con mis padres un crucero a Alaska, en el que éramos una de las dos familias de color a bordo, junto con otros cientos de personas. Hubo muchas miradas, conversaciones desagradables e incomodidad.

Era un tour por mar y tierra. En uno de los recorridos por tierra viajamos en tren por Yukon, y había un asiento vacío al lado de mi padre. Nadie quiso sentarse a su lado. Podías ver los gestos de burla y disgusto cuando pasaban a su lado, juzgando a mi padre sólo por el color de su piel y no por su carácter.

En un artículo en el Detroit Jewish News, un hombre negro compartió su historia sobre ser detenido cada día a las 5 de la mañana cuando iba camino al gimnasio donde trabajaba como entrenador con un cliente. Un día, él le preguntó al oficial: “¿Por qué me detienes cada mañana? Ya sabes quién soy. Soy el único hombre negro que viene aquí”. El policía no le respondió.

La indignación puede entenderse. Se expresó a través de protestas pacíficas de multitudes de personas y, lamentablemente, también a través de los disturbios y la destrucción.

La indignación puede entenderse. Se expresó a través de protestas pacíficas de multitudes de personas y, lamentablemente, también a través de los disturbios y la destrucción de un gran grupo de personas, negras y blancas, algunas que sólo buscaban problemas, otras que estaban enojadas y querían expresarlo de forma inadecuada, y otros que tenían diferentes intereses.

En un discurso de 1966, el Dr. Martin Luther King habló sobre los disturbios. Él dijo:

"Hay ciertas condiciones que siguen existiendo en nuestra sociedad y que deben ser condenadas con tanto vigor como condenamos los disturbios. Pero en el análisis final, los disturbios son el idioma de aquellos a quienes no se escucha. ¿Y qué es lo que Norteamérica falló en escuchar? No escuchó la difícil situación de los negros pobres que empeoró en los últimos años. No escuchó que las promesas de libertad y justicia no se cumplieron".

Muchas veces esta cita es sacada de contexto por aquellos individuos que apoyan los disturbios. Quien conoció al Dr. King sabe que él creía en las protestas pacíficas y no apoyaba la violencia. El Dr. King solamente estaba manifestando empatía sobre los temas que preocupan a las personas de color en los Estados Unidos y resaltando la razón por la que la gente participaba en los disturbios. No los estaba justificando.

El Dr. King, que era un ministro, habló de muchos principios religiosos entre ellos la paz, la bondad y el respeto por el prójimo. Al igual que el Dr. King, mis padres siempre me enseñaron sobre la bondad y el respeto al prójimo. También me enseñaron que el hecho de experimentar un sufrimiento no significa que tengas derecho de provocar sufrimiento a otros. La historia de mi madre es un maravilloso ejemplo en este sentido.

Mi madre era una electricista oficial de la General Motors. Mientras trabajaba allí le diagnosticaron esclerosis múltiple. En su trabajo ella experimentó racismo y sexismo, lo que exasperó su estado médico y precipitó su declive. Mi madre pasó años en batallas legales por la forma en que la trataron y nunca se hizo justicia. Pese al terrible trato que recibió, ella continuó teniendo fe y no se vio motivada a sentir enojo y odio hacia el mundo.

Yo creo que la fuerte voluntad de mis padres y su habilidad para seguir teniendo fe sin importar los desafíos que enfrentaron, forma parte de las razones que me motivaron a buscar un estilo de vida judía más observante.

Mi padre a menudo me dice que las cosas buenas y las bendiciones tienen lugar en los momentos difíciles. Tiene razón. Los momentos difíciles como este me demuestran que tengo una familia y amigos increíbles que se preocupan por mí y me apoyan. Asimismo, estos momentos difíciles me ayudan a ver qué obstáculos puedo enfrentar sin importar cuán difíciles sean, especialmente cuando me guía la fe.

Por último, pero no menos importante, podemos combatir el racismo con los principios específicos de tratar a las personas de la forma en que te gustaría que te traten, aprender sobre nuestros semejantes, y tratar a los demás con respeto sin importar de dónde vienen.

También podemos aprender cómo combatir el racismo a través de:

1. Aprender sobre ti mismo y revisar si tienes prejuicios o parcialidades.

2. Conversar con alguien de otra etnia.

3. Aprender sobre otras culturas y su historia

4. Escuchar con atención

5. Formular preguntas cuando es adecuado, si se presenta la oportunidad

6. No asumir que sabes todo sobre una cultura particular a partir de lo que dicen en los medios de comunicación

7. Entender que existen conflictos culturales

8. Ser un aliado de aquellos que a veces no pueden hablar.

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