¿Por qué traer niños a un mundo tan convulsionado como el nuestro?

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Por qué la esperanza es un valor judío.

A algunas personas no les gustó mi artículo "Polémico debate: ¿Tener bebés o no tener bebés?". Pero eso no me sorprendió. Yo lo escribí en respuesta a un ensayo de Suzy Weiss, "Primero viene el amor, después la esterilización", donde habla de los jóvenes que eligen no tener hijos, e incluso deciden esterilizarse a sí mismos, en vez de comenzar nuevas familias. En mi artículo, sugerí lo contrario: que uno debe tratar de tener hijos y que la recompensa, en particular el crecimiento personal, supera con creces los beneficios de una vida sin hijos.

Sin embargo, muchas personas no estuvieron de acuerdo, aunque no aludieron a las mismas ideas de una vida liberada de limitaciones infantiles como el artículo de Weiss, sino que sus preocupaciones eran más pedestres y se centraban en cosas como el cambio climático y el reciente incremento de los ataques antisemitas.

Alguien dijo: "El planeta está siendo pavimentado por demasiados seres humanos y la magnífica vida silvestre [de Dios] perece sólo porque las parejas quieren comenzar con su propia tribu". Otro opinó: "Las democracias colapsan, el ala derecha de la política cada vez es más antisemita. Y la crisis climática está saliendo de todo control. Tener hijos en esta época es como remodelar una casa que no tiene techo. Yo trabajo con niños y siento pena por ellos por el mundo que van a heredar".

O como lo resumió otra persona: "Ya nos hemos reproducido y multiplicado más que suficiente".

Estos sentimientos son poderosos. ¿Qué derecho tenemos de traer niños a un mundo donde una catastrófica crisis climática es inminente? ¿Es justo para esos niños? Además, ¿no es cierto que su misma existencia exacerba el problema (esos pequeños monstruos que respiran y contaminan)? Agreguemos a esto el abierto antisemitismo, a veces incluso institucional, temores reales de terrorismo y persecuciones, y un mundo político cada vez más volátil. ¿Cómo puede alguien con clara consciencia traer niños a semejante mundo?

Cada generación piensa que ella vive en el Fin de los Días. Pero no es así.

Yo pienso que puedes hacerlo. Pero esto requiere un cambio de perspectiva, tanto en términos de valorar el ingenio humano, como de incorporar un entendimiento diferente de lo que es la "esperanza".

Todo lo antiguo vuelve a ser nuevo

No es que nunca hayamos oído esta historia antes. La historia está repleta de desastres e infiernos generados por los humanos. Desde la erupción del Vesubio en los tiempos romanos, el hundimiento de la antigua ciudad egipcia Thônis-Heracleion, a la destrucción de Cartago. La mayor parte del planeta está cubierta de ciudades abandonadas, algunas de ellas (como la antigua capital persa, Ctesiphon, o la solitaria Zigurat de Ur en lo que hoy es el sur de Iraq), alguna vez fueron centros masivos y activos de comercio y poder.

Sin embargo, a pesar de las tragedias masivas, ya fueran naturales o provocadas por el hombre, y que sólo empeoraron a medida que mejoró la tecnología (por lo menos 108 millones de personas fueron asesinadas en guerras tan sólo en el siglo XX, sin mencionar otras atrocidades y horrores), la civilización encontró nuevas formas de sobrevivir.

La humanidad sabe adaptarse. Las personas son resilientes. Cada generación enfrenta trastornos y desafíos masivos. La mayoría de las personas están convencidas de que el Armagedón se encuentra a la vuelta de la esquina. Imagina lo que fue vivir durante el saqueo de Roma, o en Europa a finales del primer milenio. Cada generación está segura de que su era es el Fin de los Días.

Pero no fue así, y probablemente tampoco ahora lo es. Planea un futuro mejor y espera tener un futuro mejor.

¿Pero qué es exactamente la esperanza?

La esperanza es lo eterno

La esperanza tiene mala reputación. La mayoría de las personas entienden que esperanza es lo que tienes cuando te quedas sin opciones. Cuando has hecho todo lo que puedes hacer y el resultado ya no está bajo tu control. La esperanza es como una especie de ilusión asertiva.

Pero esa es la sensación de impotencia y desamparo. También es algo fugaz. Independientemente del resultado (ya sea que obtengas o no lo que deseas), la esperanza deja de ser relevante. No hay nada que puedas esperar.

La palabra hebrea para esperanza, kavé, comparte la raíz etimológica de mikve, que es una especie de piscina, una reunión de agua. La esperanza es algo que te envuelve y que lo abarca todo.

Pero ese no es el concepto judío de esperanza. En el judaísmo, la esperanza es lo mejor. La esperanza es real y eterna. En el libro de Salmos, la esperanza es un sinónimo de fuerza. "Ten esperanzas en Dios, Fortalécete a ti mismo y Él te dará coraje, ten esperanzas en Dios". La palabra hebrea para esperanza, kavé, comparte la raíz etimológica con la palabra mikve, que es una especie de piscina, una reunión de agua. De forma similar a lo que ocurre al sumergir un cuerpo en el agua, la esperanza es algo que te envuelve, que lo abarca todo.

La esperanza también es una herramienta espiritual, es la forma en que te relacionas con Dios. Pero esto requiere un entendimiento más profundo de Dios.

Dios no es Superman

En la creencia judía, Dios no es una versión religiosa de Superman. No aparece de la nada, te salva y desaparece hasta la próxima vez. Es una fuerza siempre presente en tu vida, que te empuja a ser mejor.

Pero el énfasis está en "te empuja".

Piensa en Dios como en un entrenador. Un buen entrenador no te dice que eres magnífico, aunque a veces pueda hacerlo. Por lo general se enfoca en tus debilidades, y en la práctica te empuja a trabajar sobre esas áreas.

Es doloroso. A veces también es frustrante y humillante. Pero el entrenador no es un sádico. No está tratando de quebrarte. Te empuja a trabajar en esas áreas para que puedas llegar a ser grandioso.

Pero en el momento no puedes verlo. En el momento te enojas. Duele, Parece un retroceso. E incluso si el entrenador te explica el proceso, no ayuda demasiado. No puedes escucharlo. Y no lo escucharás hasta más tarde, especialmente si ganas, o si logras establecer un récord, o logras algo que no pensabas que fuera posible.

Pero cuando lo logras, lo entiendes. El entrenador no era tu enemigo, simplemente era parte del proceso. De hecho, tu entrenador es tu mejor defensor. Quizás incluso derramarás Gatorade sobre su cabeza.

Amar la lucha

Lo mismo ocurre en la vida. Los desafíos, contratiempos, frustraciones, desilusiones e incluso el dolor son oportunidades para que llegues a la grandeza. Por más difíciles que sean esas situaciones en el momento, en retrospectiva a menudo resultan ser los mejores instantes. A veces, puedes sentirte derrotado y terrible, pero no es el fin del juego. Es sólo un punto temporario a lo largo del camino, como un día después de un entrenamiento difícil.

La esperanza es aferrarse a esta perspectiva. No es algo llano ni pasajero, es un proceso, con altibajos, con fracasos y éxitos, y a veces sólo sobrevivir ya es suficiente.

Pasarás tu vida resolviendo problemas y adelantando la civilización, pero como en un juego interminable de golpear al topo, él encontrará nuevas formas de seguir adelante y prosperar.

Ese también es un arreglo a nuestro mundo. La utopía no se encuentra a la vuelta de la esquina (lo siento por desilusionarte). El mundo era un lugar dificil antes de que tú nacieras, y continuará siendo un lugar dificil despúes de que tú te vayas. El punto no es lo que ocurre aquí. Es lo que haces de ti mismo mientras estás aquí.

Tus padres te trajeron a un mundo de desastres naturales, guerras, gente terrible, y la posibilidad de una aniquilación nuclear. Los nombres y villanos cambiarán, y el hombre encontrará nuevas maneras de causar estragos en el medio ambiente, pero al fin y al cabo, tus hijos vivirán en un mundo similar a ti. Te pasarás tus días resolviendo problemas y ayudanco a la civilización a avanzar, pero igual que un interminable juego de aplasta topos, surgirán nuevos problemas que enfrentar.

Pero eso es maravilloso. Es lo que deseas. Y es la forma en que llegarás a la grandeza. También es lo que deseas para tus hijos, incluso si pasarás la mayor parte de tu vida tratando de suavizar el golpe. Y como escribí en "Polémico debate: ¿Tener bebés o no tener bebés?", los niños no sólo son tu futuro, sino que ellos también te arrastrarán a ti para que puedas cruzar la línea de llegada.

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