El Incidente del Bagel

2 min de lectura

Por suerte tengo algo de visión de quién me gustaría ser, y gritar como una banshee no es lo que quiero.

Es una tradición hacer una celebración llamada "sium" cuando terminas una porción significativa de la Torá. Estudiar Torá, aunque no es visto típicamente como una trabajo duro (no hay casco o botas de construcción) en realidad requiere un tremendo esfuerzo físico e intelectual (ambos van de la mano). Y demanda determinación y constancia. Como todos los verdaderos logros de la vida, la Torá se adquiere a través de esfuerzo consistente, todos los días. La consistencia misma, ante los desafíos de la vida, no es una parte pequeña del logro.

Y así, mi esposo recientemente hizo un gran sium (¡uno muy grande!). Planeamos una celebración modesta en la secundaria de mi hijo.

Los niños adolescentes son tan fáciles de alimentar – algunos bagels, salmón y queso crema – y algunos postres caseros. Yo estaba a cargo de la comida. Horneé las galletas (mi hija hizo galletas de jengibre en forma de Torá – nunca eres demasiado viejo…), yo corté verduras. Preparé platos de salmón y compré varios potes de queso crema.

Y ordené 6 docenas de bagels de una panadería local, para ser retirados a las 6:30 a.m. en la mañana del evento.

Estaba muy emocionada por mi esposo. Salté de la cama y corrí a la panadería. Está bien, levanté a mi cansado cuerpo lentamente de la cama y me arrastré hasta la panadería – un poquito más tarde que la hora acordada. Pero los bagels no estaban ahí.

"¡¿Qué?!", grité. "Pedimos estos con anticipación. Todos están esperando. Mi esposo hace un sium; ¡necesitamos estos bagels!".

En realidad, no grité. Esperé pacientemente, ejercitando mi autocontrol – aunque mi expresión facial puede haber comunicado mi descontento.

Pero tuve esos pensamientos. Podía sentir la frustración comenzando a escurrir y creciendo. Y sin embargo, no era inconciente de la ironía. Era una celebración de estudio de Torá, un estudio que se supone debe ayudarnos a emular a Dios, ser más como Dios en nuestra conducta.

Perder el control en la panadería porque quería bagels para el sium hubiera sido no entender el punto. Estuve cerca.

Por suerte me detuve. Por suerte tuve perspectiva. Por suerte tengo algo de visión de quién me gustaría ser, y esa banshee gritona aullando en los oscuros recovecos de mi personalidad no es lo que quiero.

Estoy muy orgullosa de los logros de mi esposo. Me gusta pensar que también he crecido gracias a ellos. Pero claramente no es suficiente. Tengo mucho camino por recorrer. Pienso que debo hacer algo más que deleitarme en su gloria; mejor me sumerjo en algún estudio consistente de Torá propio.

Y en caso de que se estén preguntando, el personal en la panadería se disculpó mucho y llevó los bagels directo a mi casa 10 minutos más tarde. Después del banquete no quedó ni una sola migaja…

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