Camino #3: Dilo en voz alta

8 min de lectura

Articula tus creencias en voz alta, y descubre si realmente crees en lo que dices.

Venimos de una sociedad en la que se estudia en silencio, en la cual que te digan “shhhh” es la norma. Si se te cae un libro en la biblioteca, la gente se asusta como si hubiese caído una bomba. Contrasta esto con una Ieshivá, donde serás recibido por un mar de ruido. El visitante ocasional suele preguntar: "¡¿Cómo pueden esas personas aprender algo con tanto ruido?!".

Todo es cosa de costumbre. Una persona del campo encuentra difícil dormir en la ciudad, porque hay mucho ruido. De igual forma, una persona de la ciudad que visita el campo también encuentra difícil dormir, ¡porque el silencio es enloquecedor!

El Camino #3 es Arijat sefataim, que significa literalmente 'articúlalo con tus labios'. Para obtener más claridad y sabiduría, intenta decir las cosas en voz alta.

A veces uno ve a alguien caminando por la calle muy concentrado, hablando consigo mismo. ¿Recuerdas haber hecho esto tú mismo? ¿Cuándo? ¿Por qué? Es una poderosa técnica de concentración.

Todas las personas tienen un mantra. El mantra es tu música particular, tu melodía personal. Especialmente con respecto al estudio, hay un cierto ritmo musical que te hace penetrar más profundo. Si estudias por un tiempo suficiente, entrarás en contacto con esa melodía. Es una tremenda ayuda para hacer partir tu motor. Comienza con tu melodía… ¡y ya estarás adentro!

Si estás leyendo, y tienes dificultad para mantenerte enfocado, comienza lentamente a leerlo en voz alta y descubrirás que esto te llevará directamente a entrar en contacto con el texto. Independientemente de qué estés leyendo inclusive que sea un simple periódico obtendrás una tasa de comprensión y retención muchísimo más alta si lo lees en voz alta. Puede que te sientas como un tonto al principio, pero eventualmente te acostumbrarás, ¡y veras cuán beneficioso es!

Articula tus principios para la vida

Tómate un momento y piensa: “¿Para qué estoy viviendo?”.

Ahora trata de decir en voz alta: “Estoy viviendo para…”

¿Notas la diferencia? Hablar de nuestras creencias en voz alta nos ayuda a descubrir cuán fieles somos a nuestros principios para la vida y si éstos realmente nos hacen sentido.

Todos queremos ser felices, exitosos, lograr cosas. Todos queremos utilizar nuestro potencial. No queremos perder siquiera un poco de éste. Todos queremos ser amables. Queremos cercanía. Queremos estar en la realidad. Queremos ser eficientes. Queremos todo lo bueno para nosotros, para nuestros seres amados y para toda la humanidad.

Si esto es cierto, di en voz alta: “Quiero ser grandioso”. Repite esto para ti mismo, quizás en una grabadora. Escucha cómo suenas. Descubre si lo dices con suficiente intención o no. Las palabras son efectivas como “balas”: si dices algo, entonces lo piensas; si piensas algo entonces lo eres. Lo que sale de la boca de una persona indica su “balance” real entre cuerpo y alma.

Si un concepto importante es confuso o difícil, explícalo, articúlalo, y obtendrás claridad. Así podemos detectar errores en nuestro razonamiento, errores que nunca habríamos encontrado si hubiésemos dejado esos pensamientos dentro de nuestras cabezas.

Articula lo que estás pensando, lo que estudias, lo que sabes sobre la vida. No dejes que se quedé ahí, en el fondo de tu cabeza. Cuando sea que escuches una idea sabia, transfórmala en una resolución, porque si no lo sacas hacia afuera, es inservible.

De potencial a real

El habla es una característica única que poseen los seres humanos. Cuando quieres traducir algo desde la realidad espiritual hacia la realidad física, el habla es el método para hacerlo.

Cuando tengas una pregunta o un problema, utiliza tu voz. Te forzará a lidiar con la extrañeza y la vaguedad. Llevar un problema de tu mente a tu boca lo traslada del potencial a la realidad. Cuando lo decimos en voz alta, el pensamiento permanece, se transforma en algo inamovible.

El alma quiere crecer, pero el cuerpo la detiene. Es por eso que debes articular las ideas de tal forma que sean convincentes, para poder así ingresar la idea al cuerpo. Sentimos gran responsabilidad de cumplir con lo que decimos, mucho más que con lo que pensamos.

La articulación cierra la brecha que hay entre las demandas del cuerpo y los elevados conceptos del alma.

Esto tiene una aplicación práctica en nuestra vida diaria en la sinagoga. Durante el rezo silencioso de la “Amidá”, los labios de la gente se mueven, pese a que sus voces permanecen silenciosas. Y en Iom Kipur, la confesión llamada “Vidui” se dice suficientemente fuerte como para que uno mismo se pueda escuchar.

Ten un diálogo

Supón que tomas cierta decisión, pero te das cuenta que te estás resistiendo a llevarla a cabo. Háblate a ti mismo sobre el tema. Juega a ser tu propio abogado del diablo.

Voy a trabajar más tarde en mi proyecto”.

No te creo. Convénceme. La última vez que dijiste eso, al final no terminaste el proyecto”.

Eso fue porque estaba demasiado cansado”.

Entonces, ¡no más excusas! ¡Ponte a trabajar en el proyecto ahora, o si no vas a acabar por no hacerlo otra vez!”.

Empújate a ti mismo con palabras. Cuando te levantes en la mañana y no tengas ganas de salir de la cama, dite a ti mismo: “Vamos, pon un pie abajo. No te dolerá”. Cuando estés decaído anímicamente, súbete el ánimo. Si estás enojado, apacíguate. Si te estás quejando, cálmate. Utiliza cualquier método que sea necesario para dar vuelta las cosas.

Dite a ti mismo lo que vas a hacer a continuación: “Voy a tomar esta pista de esquí ahora…”

Similarmente, antes de ir a un ambiente amenazador, repite muchas veces tus valores básicos. Te ayudará a estabilizarte.

Obviamente todo poder puede ser mal utilizado, y hay muchos locos ahí afuera hablando solos. Por lo tanto, es mejor no hacer esto en público. En vez de eso, enciérrate en tu cuarto y deja que la gente piense que estás ensayando para una obra teatral. Discútelo contigo mismo. Llámate con distintos nombres. Lo principal es que al estar articulando tus ideas respecto a la vida, estarás obteniendo claridad.

También debes estar atento a las palabras que son contraproducentes. No digas “no soy bueno, soy tonto, no voy a entender, soy un fracaso, no puedo cambiar”. Ya que si lo haces, prontamente comenzarás a creerlo realmente. Te derribarás a ti mismo y te sentirás como que fueras nada.

La idea no es volverte loco ni hacer que los otros piensen que estás al borde de la locura. La idea es sacar a la superficie tus racionalizaciones, de forma tal que puedas tener una visión más clara de la realidad. Es una manera de poner las distintas “partes” de ti sobre la mesa, de hacerlas trabajar en conjunto, y de eliminar los obstáculos que te impiden avanzar.

Palabras inspiradoras

Trata de decirte diariamente palabras inspiradoras respecto a lo mucho que vas a lograr.

“Hoy es un gran día, lleno de oportunidades. La vida es hermosa y tengo suerte de estar vivo. Voy a estar lleno de alegría y voy a aplicar toda la sabiduría que tengo. Hoy voy a alcanzar mis metas”.

De pronto, ¡estás acelerado y listo para partir!

Si tienes suficiente dinero, puedes incluso contratar a alguien para que te diga palabras inspiradoras. También puedes hacer un pacto con algún amigo para darse ánimo mutuamente. ¡O simplemente puedes hablarte a ti mismo!

Cada noche dite a ti mismo: “Mañana voy a saltar de la cama con energía y alegría”, o “No me voy a enojar”. Dite a ti mismo por qué lo vas a hacer, cómo lo vas a hacer y el placer que vas a obtener por hacerlo.

Y después de que te hayas convencido a ti mismo, ¡anda y hazlo!

Resuelve tus problemas en voz alta

Pensar acerca de un problema es sólo uno de los pasos de su proceso de resolución. Un problema que se mantiene en tu mente suele quedar irresuelto. Escuchar el problema con tus oídos le da un mayor nivel de objetividad y perspectiva, y te ayuda a enfocar tu atención.

Por medio de revisar el asunto en voz alta (o en papel), podrás definir cuáles son las dificultades. Esto te forzará a buscar una solución. En cierto sentido, serás capaz de desempeñar dos roles simultáneamente: de profesor y estudiante.

Prueba este método para resolver tus problemas:

  1. Escribe una lista de ventajas y desventajas.

  2. Asigna a cada ítem un valor. 1 para importante, 2 para muy importante y 3 para esencial.

  3. Suma los puntos en las ventajas y las desventajas. De esta forma, tendrás una decisión. Así de fácil.

Luego, una vez que hayas tomado la decisión, no des por hecho que la vas a llevar a cabo. Esto no es así. A veces tomamos una decisión y luego ni siquiera lo intentamos. Sólo estamos engañándonos a nosotros mismos.

No confíes en el solo hecho de que tomaste una decisión. Cuando sea que tomes una decisión importante, dísela a un amigo y ve si te cree o no. Cuando trates de vendérsela a alguien más, él puede simplemente decir: “¡Puras tonterías! ¡No te creo!”.

Imagina que has tomado una decisión: “Mañana voy a hacer X. Realmente voy a obtener lo que quiero de la vida”. ¿Cómo te asegurarás de lograrlo? Dilo en voz alta, con convicción. Convéncete de que realmente lo deseas. Tú eres quien manda. Si quieres que así sea, entonces así será. Tienes la fuerza de voluntad para lograrlo. Cuando eres persistente, nadie te puede hacer cambiar de parecer. No hay forma. Ya has tomado una decisión. Ahora hazlo. ¡Ya estás en camino!

Revisa los eventos en voz alta

Concretiza en palabras tus experiencias del día. ¿Qué significa? ¿Qué voy a hacer al respecto? Y si no voy a hacer nada al respecto, ¿por qué no? Lidia con estos asuntos.

Menciona en voz alta los eventos importantes que ocurren en tu vida. Después de una boda, un funeral o una graduación, di en voz alta: "¿Qué aprendí de esto?". Intenta entender todas las experiencias, tanto antes como después de vivirlas. Eso te dará más control sobre tu vida, y hará que esos eventos estén más integrados en tu conciencia.

También trata de decir en voz alta las bendiciones que hay en tu vida. Una dosis extra de gratitud es una herramienta sumamente poderosa para aumentar nuestro nivel de alegría en el día a día.

¿Cuál es el beneficio de toda esta articulación? Lograrás conocerte mejor a ti mismo. Y cuando sabes lo que quieres, puedes ir y conseguirlo. Si sabes qué es lo que te está deteniendo, puedes eliminar los obstáculos. Si sabes qué te da placer, puedes disfrutarlo. Tus capacidades son fabulosas.

Si no te conoces a ti mismo, estarás confundido. No podrás tener noción de tus capacidades.

La gente paga muchísimo dinero sólo para escucharse a sí mismos hablar. Cuando le pagas a un psiquiatra 200 dólares la hora, debes hablar muchísimo para que el dinero valga la pena. Si alguien se sentara contigo, te hiciera preguntas y te escuchara hablar, sería fantástico. Entonces, habla contigo mismo, ¡gratis!

¿Te es difícil hablar en voz alta contigo mismo? Prueba entonces escribiendo. Ten un diario de vida. Así es como puedes comenzar: toma un pedazo de papel y ponlo en la mesa, frente a ti. ¡El papel está pidiendo que escribas algo en él!

Transforma metas en eslóganes

“A que no puedes comer sólo una”, “Porque tú lo vales”, “Destapa la felicidad”. La industria publicitaria gasta millones de dólares para desarrollar eslóganes.

Un eslogan es una manera rápida y efectiva de expresar ideas fundamentales. Los eslóganes nos permiten mantenernos claros respecto a cuáles son nuestras metas y motivaciones, en especial cuando estamos confundidos o cansados. Los eslóganes nos inspiran a seguir intentándolo cuando estamos a punto de darnos por vencidos.

Antes de intentar cualquier cosa, pregúntate: “¿Qué quiero lograr?”. Luego, transforma la respuesta en un eslogan que quede pegado en tu mente.

Revisa la lista de los “48 Caminos”. Básicamente se trata de una serie de eslóganes.

El eslogan más famoso del judaísmo es el Shemá: “Escucha Israel, Hashem es nuestro Dios, Hashem es Uno”. Más que un rezo, es un recordatorio del propósito mismo de la vida.

Aquí hay otros eslóganes judíos:

  • Es una mitzvá estar siempre alegre.

  • Lo externo afecta lo interno.

  • El mundo se mantiene por la Torá, por el rezo y por los actos de bondad.

  • Todo lo que pasa es para bien (“gam zu le tová”).

  • Dios es bueno.

  • Dios me ama.

Para aumentar tu foco en la vida, intenta decir estas frases… en voz alta… una y otra vez.

Si eres realmente serio respecto a la vida, pregúntate a ti mismo: “¿Para qué estoy viviendo?”. Luego, has un eslogan de la respuesta, para que puedas mantenerte enfocado en todo momento.

Mientras más sentidos tengas trabajando de forma simultánea, mayor será la huella que quedará. Decir algo en voz alta quiere decir que estás utilizando todo tu ser. Estás utilizando tu diafragma, tu cerebro, tus oídos, tus labios, tus dientes y tu lengua. Trata de estar consciente de involucrar cada fibra de tu ser. Cuando dices “Escucha Israel, Hashem es nuestro Dios, Hashem es Uno”, haz que sea desde los dedos de tus pies. Eso dejará una gran huella. Eso es vivir con todo lo que tienes.

¿Por qué decir las cosas en voz alta es un camino a la sabiduría?

  • Decir las cosas en voz alta te ayuda a aclarar las ideas difusas.

  • Articular es obtener objetividad.

  • Mientras más sentidos involucres, mayor será la huella que quedará.

  • Lo que dices es una expresión de quién eres.

  • Todos necesitan que los escuchen y recibir retroalimentación. ¡Hazlo tú mismo!

  • Nunca digas “no puedo”. Porque entonces no podrás, a pesar de que en realidad podrías.

  • El lenguaje es el punto en el que se unen el alma y el cuerpo.

  • Decir las cosas en voz alta evita que te quedes dormido y que sueñes despierto.

  • Las palabras son una realidad. “Decir es ser”.

 

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