Camino #13: Analiza tus decisiones

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A veces tomamos decisiones apresuradamente. Otras veces nos demoramos demasiado. Aprende las técnicas para tomar decisiones correctas.

Imagina que estás caminando sobre una cuerda por encima de las Cataratas del Niágara. Vas avanzando lentamente y de pronto ves que un loco viene persiguiéndote. Ahora no sólo estás preocupado de no caerte hacia los lados, ¡sino que también debes asegurarte de que el loco no te atrape!

Así es la vida. Cada paso que damos tiene consecuencias reales, y a pesar de eso, debemos seguir moviéndonos hacia adelante.

La gente quiere obtener resultados inmediatos y tienden a perder la paciencia cuando se trata de tomar decisiones. Una persona puede tomar una decisión precipitada para bien o para mal sólo para sacarse el peso de encima.

Por otro lado, otros pueden pensar sus decisiones durante demasiado tiempo por miedo a tomar la decisión incorrecta.

De cualquier manera, las decisiones que tomamos pueden regresar para intimidarnos. Entonces nos preguntamos: "¿Por qué no pensé sobre esto con más detenimiento?".

Toma nota de la manera en la cual tomas tus decisiones. ¿Analizas y sopesas las alternativas cuando se trata de un asunto importante? ¿Eres impulsivo y no piensas en las consecuencias? ¿O simplemente encoges tus hombros y tomas una decisión basada en tu ignorancia respecto al tema?

El Camino #13 es beishuv que significa literalmente 'mediante el sentarse'. En la vida debemos tomar decisiones constantemente. No seas apresurado. Ve con calma. Examina todos los aspectos. Reflexiona. Medita.

Toma las mejores decisiones que puedas, sin que te de miedo comprometerte con una decisión final.

Las siguientes técnicas te ayudarán a resolver los problemas que inevitablemente se presentarán en tu carrera profesional, en tu matrimonio, con tus hijos, etc. De esta manera, cuando tomes una decisión, podrás seguir adelante con confianza, sabiendo que fue la mejor decisión que pudiste haber tomado.

4 pasos para tomar decisiones

Tomar una decisión implica evaluar ideas, sucesos, puntos de vista; cualquier cosa que encontremos en la vida. Deja que las cosas reposen un momento y después vuelve a analizarlas.

Nuestros sabios nos dicen que cualquier idea nueva que encontremos debemos estudiarla cuatro veces. Este proceso se compara metafóricamente con la acción de cultivar, porque la sabiduría es para el alma lo que la comida es para el cuerpo.

  • Sembrar: La primera vez que te encuentras con una idea debes tratar de entenderla. Eso es como “hacer el hoyo en la tierra”.

  • Plantar: La segunda vez, la idea comienza a tener sentido. Estás “poniendo la semilla en la tierra”, plantándola en tu interior.

  • Cosechar: La tercera vez obtienes un entendimiento vivencial e intelectual. Es como “cosechar el trigo”.

  • Digerir: La cuarta vez es cuando integras la idea a tu vida. Digieres la idea, ella “nutre” tu alma y pasa a formar parte de ti.

Todos queremos lograr cosas increíbles con el mínimo esfuerzo. Un gran sabio solía decir: “El hombre quiere volverse grandioso en una sola noche, ¡pero también quiere dormir bien esa misma noche!”. Debes darte cuenta que el verdadero crecimiento es un proceso lento. Por eso analizar tus decisiones es una herramienta importante, porque te obliga a disminuir la velocidad, ejercitar tu paciencia y aumentar el límite de tus fuerzas.

Dado todo lo que quieres lograr y dado el tiempo limitado del cual dispones tomarte un tiempo para analizar tus decisiones es la mejor inversión que podrías hacer.

Las 6 herramientas para el análisis de tus decisiones

Herramienta #1: Repaso nocturno

Antes de ir a dormir en la noche, revisa y repasa los eventos de tu día. Trata de identificar lo que has aprendido y luego proyéctalo hacia el futuro. Anticipa lo que esperas para el día, la semana o el mes siguiente.

Establece un cronograma para revisar tu vida de forma regular. En el judaísmo, los momentos establecidos para esto son cada semana antes de Shabat, cada mes antes de Rosh Jodesh, y cada año antes de Rosh HaShaná. También puedes hacerlo antes de tu cumpleaños, graduación, boda o antes de cualquier otro evento importante de tu vida.

Haz esto con constancia durante el resto de tu vida. Piensa sobre lo que has hecho en el pasado y sobre lo que quieres hacer en el futuro. Si no lo haces, estarás corriendo sin rumbo por la vida; eventualmente acabarás en algún lugar, pero no serás feliz ni sabrás cómo llegaste allí.

Herramienta #2: Captura y materializa

Todos tenemos ocasionalmente algún momento de claridad, aquellos momentos en los que nos damos cuenta lo que significa ser un amigo, lo que estamos haciendo mal, lo que realmente queremos de nuestra vida. Comúnmente, creemos que ese momento nos cambiará para siempre. Pero por lo general, ese momento queda en el olvido. Porque a menos que concreticemos esa visión, nunca actuaremos en base a ella, y finalmente su efecto terminará disipándose.

La próxima vez que obtengas claridad sobre alguna idea, detente. Congela el momento. No te muevas. Piensa sobre el significado de esta idea en el esquema general de las cosas. Y descubre cómo llevarla a la práctica.

Imagina que ves el sufrimiento de los pobres y te conmueves hasta las lágrimas. Si quieres ayudarlos, entonces deberás estructurar un plan sumamente cuidadoso y detallado. De otra manera, todas tus buenas intenciones no serán capaces de lograr nada.

Herramienta #3: Piensa antes de hablar

Todos tenemos altos y bajos, buenos y malos días. Las reacciones precipitadas son un mecanismo de defensa, y usualmente no son la forma más efectiva de actuar. Si no estamos en guardia, podemos terminar actuando de forma impulsiva.

La crítica se mete bajo nuestra piel y nos hace atacar a la fuente de dicha crítica. Por lo tanto, antes de reaccionar, date una oportunidad de analizar qué significa realmente el comentario que te han hecho, y quizás verás que éste sí tiene alguna validez. Como decía el Rey Shlomó: “No te apresures en responder”.

Cuando alguien te dañe o te insulte, espera antes de reaccionar. Naturalmente estarás a la defensiva. Ten cuidado de no hacer o decir algo de lo que te arrepentirás más adelante. Antes de empezar a gritar, ¡detente! Respira y cuenta hasta 10.

Similarmente, cuando alguien te haga una pregunta, piensa antes de contestar. No tengas miedo de decir “no sé”. Cuando te pregunten tu opinión aprende a decir “no estoy seguro” o “me parece que...”. A la larga ganarás el respeto de la gente.

Herramienta #4: Analiza la información

Si no vale la pena reflexionar sobre determinada idea, quiere decir que no vale la pena ni siquiera comenzar a estudiarla. Porque al final de cuentas, toda esa información puede simplemente terminar confundiéndote en vez de ayudándote a obtener claridad.

Cuando escuchas o lees algo, aprende a identificar y a resumir la idea esencial en unas cuantas palabras. Si no te tomas el tiempo para analizar lo que acabas de estudiar, estarás siguiendo ciegamente las ideas de otra persona.

Luego, examina las implicancias de lo que has leído o escuchado. Ayuda mucho tener una lista de preguntas estándar. Por ejemplo:

  • ¿La fuente es objetiva?
  • ¿Cuál es la evidencia citada?
  • ¿Qué parte no entiendo?
  • ¿Cuáles son las implicancias o las consecuencias de esto para mi vida?

Hacerte estas preguntas afilará tu habilidad analítica, y te ayudará a aplicar lo que aprendas.

Luego, toma una hoja y escribe los puntos a favor y los puntos en contra. Esto te encaminará en una dirección constructiva.

A pesar de que parezca que este proceso te hará avanzar más lento, una vez que domines la técnica, ésta se convertirá en algo más automático. Y luego serás capaz de analizar las cosas a la velocidad de la luz y de tomar mejores decisiones.

Herramienta #5: Prepárate

Es necesario que distingas entre “realidad” y “estados de ánimo”. Pensar en el tema antes de que surja algún problema te permitirá actuar con mayor confianza cuando esto ocurra.

Por lo tanto, antes de enfrentar una situación que te podría causar problemas como por ejemplo una entrevista de trabajo, una reunión familiar, etc. considera con anticipación qué cosas tendrás que enfrentar y practica para ello. Actúa frente a un espejo (o con un amigo) y prepara eslóganes que te ayuden a mantener el foco en medio de la tensión.

Cuando estás preparado, tienes confianza. Y entonces, nadie puede derribarte.

Herramienta #6: Dale tiempo

¿Alguna vez te ocurrió que te fuiste a dormir teniendo un problema y te despertaste con la solución?

Para obtener claridad, a veces lo que debes hacer es simplemente alejarte de la situación y regresar después. Si sientes que no tienes soluciones, tómate un descanso y regresa luego cuando estés más fresco. Tú eres más inteligente de lo que crees. Las soluciones pueden llegar a ti en cualquier momento.

Con el tiempo, obtenemos las respuestas que necesitamos. ¡Así que no desesperes! Aconséjate con otras personas. Pídele ayuda a Dios. La claridad finalmente vendrá a ti.

¿Por qué analizar tus decisiones es un Camino a la Sabiduría?

  • Todos queremos grandeza, pero toma tiempo y mucho trabajo alcanzarla.

  • Cuando te encuentres con una dificultad, haz una pausa y analiza la situación. Enfrenta el problema. No busques una solución fácil y rápida.

  • Una reflexión cuidadosa genera una respuesta mucho más sabia que una reacción impulsiva.

  • Para saber por qué estás viviendo, tómate el tiempo para pensarlo. De otra forma, podrías terminar viviendo una vida sumamente superficial.

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