Camino #22: Conquistando la frustración

8 min de lectura

Es un mundo difícil y debemos ser persistentes. Acepta la frustración como un desafío. ¡Disfrútala!

Imagina que acabas de comprar un auto deportivo y que lo estás utilizando por primera vez. Te vas acercando al semáforo y ves que cambia a color amarillo, por lo que bajas la velocidad cuidadosamente y te detienes. De repente, alguien te choca por atrás. Y como si esto fuera poco, el mismo conductor retrocede y te vuelve a chocar. ¡Ahora estás furioso! ¡Han destrozado tu precioso y flamante auto deportivo que te costó un año de salario!

Saltas enfadado hacia afuera del auto, listo para saldar cuentas con el tipo que te hizo esto... cuando de pronto, un tipo enorme de dos metros de alto sale del otro auto.

"Eee... disculpe señor", comienzas a decir, con un tono mucho más bajo que el que originalmente pensabas utilizar. "Parece que accidentalmente chocó mi auto, ¿está usted bien? ¿Tiene seguro?".

¿Cómo se te fue el enojo tan rápido?

En un nivel intelectual, entendemos que el enojo es contraproducente. Poseemos el poder de controlar nuestras emociones. No importa cuán exasperante sea una situación, podemos poner el enojo a un lado y actuar de forma civilizada. Especialmente cuando estamos frente a un mastodonte de dos metros.

El Camino #22 es Erej hapaim, que significa literalmente ‘amplias fosas nasales’. ¿Te das cuenta de cómo se ensanchan las fosas nasales de una persona cuando está enojado? Una herramienta para llevar una vida saludable es conquistar esta frustración.

Una persona enojada actúa como un animal salvaje: deja a un lado toda la moderación, cierra la puerta con fuerza y grita obscenidades. No evalúa las consecuencias de sus acciones. Se ha dejado llevar por la frustración.

El primer paso para controlar el enojo es reconocer cuán contraproducente es. Cuando sientas que la frustración está creciendo y una voz interna te dice: "Vamos a gritarle a esa persona tan fuerte que se escuche del otro lado del mundo", pregúntate: "¿Qué beneficio tendré? Sólo me avergonzaré a mí mismo y luego estaré arrepentido de mis acciones".

Si pudiéramos ver un vídeo de nosotros mismos cuando nos enojamos, ¡la humillación nos podría curar del enojo por el resto de nuestras vidas!

Nunca renuncies a causa de la frustración

¿Alguna vez quisiste aprender una nueva habilidad —como un lenguaje diferente o un instrumento musical— y al final renunciaste?

"Renunciar" es otra forma de dejarse llevar por la frustración. Debes darte cuenta que vivimos en un mundo difícil y que tenemos que ser persistentes para poder lograr cosas. Nunca des marcha atrás a medio camino. Sigue hasta el final.

Piensa en cuántos proyectos empezaste y desechaste porque te frustraste y perdiste la paciencia. Haz una lista de las cosas que empezaste y desechaste porque parecían muy difíciles. Ahora calcula la decepción y la pérdida que sufriste por no aceptar la frustración.

¿Cómo reparamos esta falta? Mira la lista de las cosas a las que has renunciado. Escoge una y decide llevarla a cabo. Y por el resto de tu vida, una vez que decidas realizar algo, nunca renuncies. (A menos que estés objetivamente seguro de que "no vale la pena"; por ejemplo, si calculaste equivocadamente la cantidad de esfuerzo requerido en relación al pago final).

Cada noche antes de dormir evalúate: ¿Dónde gane y dónde perdí?

Perder la confianza

Además del resultado obvio de renunciar (es decir, no lograr tu objetivo), existe un terrible efecto secundario, el hecho de perder la confianza en ti mismo. Si renunciamos una vez, entonces la próxima vez que planeemos un proyecto, no confiaremos en nuestra habilidad para llevarlo a cabo.

Para darte cuenta de lo destructivo que puede ser este patrón, haz una lista de los proyectos que alguna vez pensaste, pero que nunca empezaste porque creíste que nunca los podrías lograr. Ve cuán poca credibilidad tienes a tus propios ojos. Después de unos cuantos fracasos, ¡obviamente esperas que eso siga pasando!

Cuando una persona deja de creer en sí misma, ha llegado a un callejón sin salida. De ese punto en adelante, la persona comienza a aceptar la idea de que está bien ser “mediocre”. Y esa es una actitud autodestructiva.

Toma una decisión: de hoy en adelante, cuando sea que estés considerando un proyecto, te sentarás y calcularás cuanto tiempo, energía y esfuerzo te exigiría dicho proyecto. Después de eso, decidirás si vale la pena o no. Si concluyes que sí vale la pena, entonces empezarás con confianza, y no te permitirás renunciar a menos que ocurra algo fuera de tu control.

Cuando algo se torne difícil y una voz diga: "¡No vale la pena!", debes decirte a ti mismo: "¡Sí vale!".

Al seguir adelante, no sólo conseguirás completar el trabajo, sino que generarás confianza en ti mismo, lo cual es en sí una razón suficiente para seguir adelante con el proyecto.

Sólo cinco minutos más

La frustración puede surgir al no progresar tan rápido como te habría gustado. En circunstancias como esa, es importante monitorear tu éxito, inclusive si se trata sólo de incrementos microscópicos. Lograr algo te ayudará a sentirte bien contigo mismo.

Para evitar renunciar, engáñate a ti mismo: Una maratón de tres horas puede ser casi imposible de correr, pero 10 tramos de 18 minutos cada uno es más razonable. Divide la meta en objetivos pequeños y realizables. Después, cuando estés en medio del proyecto y sientas que ya no puedes seguir, sólo dite a ti mismo: "otros cinco minutos y luego renuncio".

Cuando se acaben los cinco minutos, puedes regatear otros cinco minutos.

La frustración es mucho más fácil de soportar en dosis pequeñas. Si estás luchando con una dieta, decide que sólo por "hoy" vas a comer avena y jugo de naranja. ¡Mañana vas a darte el lujo de comer una carne grasosa con papas fritas! Eso te ayudará a convencer a tu cuerpo hasta que logres tus objetivos.

Nuestros Sabios dijeron en relación a la espiritualidad: "Si trabajas y no tienes éxito, significa que no has trabajado lo suficiente". Pese a que no existe ninguna garantía en otras áreas, respecto a lo espiritual sí existe una garantía de éxito. Y saber eso te ayuda a construir confianza.

No importa cuál sea el resultado, cada paso exitoso mejora tu confianza en ti mismo y te mantiene en el camino hacia el éxito.

La frustración de perder tiempo

La gente dice: "Lo único que quiero hacer es tomarme unas vacaciones y recostarme al sol". Pero, ¿qué ocurre después de unas cuantas horas de estar sentados en la playa, pensando, "Ahh... esto es vida"? Empiezas a sentirte inquieto e incómodo. Empiezas a pensar en qué cosas constructivas podrías estar haciendo. Después de dos días en la playa, ¡ya no sabes qué hacer!

La mayor forma de frustración es perder el tiempo. Cuando estás parado en la línea de un banco y ves cómo estás perdiendo tu día, sientes una frustración inmensa.

Renunciar también es una forma de perder el tiempo. Si invertimos tiempo y esfuerzo en un proyecto y luego no continuamos hasta completarlo, entonces habremos perdido muchísimo tiempo.

Dios creó la frustración para motivarnos a lograr cosas con nuestra vida.

La vida es un desafío

¿Es razonable asumir que nunca experimentarás frustración y que tu vida será siempre fácil? ¡Obviamente no!

En el libro de Proverbios, el Rey Salomón dice: "La persona justa cae siete veces y luego se levanta. La persona malvada cae sólo una vez". Vemos que no se define a la persona justa como alguien que nunca comete un error, sino que por el contrario, la persona que logra obtener grandeza es aquella que lo intenta una y otra vez. Es aquella que ve la frustración como una molestia pasajera y que por lo tanto nunca se rinde. De hecho, ¡el caer siete veces puede ser precisamente la forma en la que se hizo grande!

Tienes que distinguir entre lo que "esperas que pase" y lo que "probablemente pasará". La vida inevitablemente tiene altos y bajos; momentos de relajación y tiempos de tensión. Cuando aceptes esta realidad, estarás un paso más cerca de ser capaz de lidiar con la frustración de una forma más sana.

La próxima vez que surja la frustración, sólo debes recordarte a ti mismo: "¡Así es la vida!".

Toma las cosas con calma

La alegría es una de las herramientas más poderosas para eliminar el enojo y la frustración. Si estamos tristes, entonces tenemos menos paciencia y tolerancia para todo y para todos.

Ayer, cuando alguien pisó tu pie, probablemente le dijiste: "¡fíjate por donde caminas!". Pero imagina que hoy te ganas la lotería y que luego alguien pisa tu pie. "No hay problema amigo", le dirías con una sonrisa. "Qué tengas un buen día".

¿Por qué la diferencia? Sentirte relajado, seguro y elevado mantiene a la frustración y al enojo en jaque. Además, tu salud física se ve beneficiada; menos úlceras, menos presión sanguínea alta, etcétera...

¡Pero no esperes hasta ganarte la lotería para hacerlo!

Disfrutando la frustración

Ser capaz de tolerar la frustración es una manera de lidiar con ella. Un nivel más elevado —generalmente característico de aquellos que llegan a la grandeza— es decidir amar la frustración y trabajar con ella.

Si piensas en eso, verás que muy dentro de ti realmente "amas la frustración". Imagínate ir a comprar un rompecabezas de 1000 piezas. Lo llevas a casa, abres la caja y descubres que todas las piezas están numeradas y en orden. ¡Te pondrías furioso! ¿Por qué? Porque pagaste una buena cantidad de dinero por una caja de frustración, ¡y te quitaron el desafío!

La vida es como un rompecabezas. Cuando tienes un problema complejo, primero debes tratar de construir el marco, un sentido general de cómo quieres que esto se resuelva finalmente. Después, debes ver cómo resolver el puzzle… una pieza a la vez.

En nuestro día a día también obtenemos disfrute de la resolución de frustraciones. Hay muchas cosas que sólo se pueden lograr por medio de la lucha. Ya sea para dar a luz a un hijo o para tener éxito en el trabajo, estamos dispuestos a aceptar algunos sufrimientos como un precio que vale la pena pagar a cambio del placer que obtendremos posteriormente.

En realidad, mientras más grande el desafío, más alto nos podremos elevar al superarlo. Considera una persona muy enferma cuyo sufrimiento es intolerable. Él puede decidir no dejar que el sufrimiento le robe más calidad de vida de la necesaria. Puede decidir trabajar con el dolor, en lugar de trabajar en contra de él. En el instante en que toma la decisión, logra reducir notablemente el sufrimiento, si no físicamente, al menos emocionalmente.

Creyendo en ti

Hay dos tipos de problemas: Aquellos que sabes que pueden ser resueltos, y aquellos que no estás seguro si pueden ser resueltos o no.

El primer tipo es obviamente mucho más fácil de manejar. Cuando sabes que puede ser resuelto, tienes más ganas de luchar en contra de la frustración.

Siempre debes tratar de mover tus problemas a la categoría "conocida" de frustración. Cuando primero aprendiste a andar en bicicleta, probablemente tenías miedo de caerte y romperte la cabeza. Pero observaste a tu alrededor y viste a los otros niños que no perdían el equilibrio. Ver a otros teniendo éxito te da confianza para realizarlo. (¡Si nunca hubieras visto a alguien andar en uniciclo, pensarías que es totalmente imposible!).

Deshazte de la actitud de "no puedo hacerlo". Eso te derrota y es una excusa para ni siquiera intentarlo.

La sabiduría es una de las cosas más difíciles de obtener, y por lo tanto está sujeta a muchas frustraciones. La próxima vez que estés estancado, mira a otros que han tenido éxito. Sabemos que si ellos pudieron lograrlo, entonces nosotros también podremos. Creer eso es tener la mitad de la batalla ganada.

Dios provee el desafío

Hay un profundo aspecto metafísico respecto a la frustración: Dios nunca le presenta a una persona un desafío que no pueda superar. Esto pone efectivamente a cada desafío en la categoría de "realizable". Al igual que un buen entrenador de atletismo, Dios no va a levantar la vara más alto de lo que podemos saltar, porque eso nos llevaría directo hacia el fracaso. Y Dios quiere desesperadamente que tengamos éxito.

Similarmente, para aquellos que creen que Dios le habló a la humanidad en el monte Sinaí, y que le dio la Torá al pueblo judío, todos los problemas se mueven automáticamente a la categoría "conocida" de frustración. Si Dios nos dijo que estamos obligados a ayudar a la humanidad, a trabajar en conjunto y a amarnos los unos a los otros, entonces, eso significa que estas cosas sí son realizables. Dios no es sádico. Si no pudiese ser realizable, no nos hubiera ordenado hacerlo.

Es por eso que el judaísmo sostiene que el enojo y la frustración son equivalentes a la idolatría. Porque decir "no puedo hacerlo", es como decir que Dios no está involucrado en nuestras vidas. "No puedo" significa que no creo que Dios me pueda ayudar. Y eso, es idolatría.

No existen problemas en la vida; sólo oportunidades.

¿Por qué conquistar la frustración es un camino a la sabiduría?

  • Los que se rinden nunca ganan, y los ganadores nunca se rinden. Si pierdes tu temperamento significa que te rindes fácilmente.

  • Cuando te rindes a causa de la frustración, pierdes credibilidad y confianza en ti mismo. Adopta el lema: "Voy a sobreponerme a la frustración".

  • La mejor manera de lidiar con la frustración es aceptarla como un desafío, y amarla.

  • Enfócate en tu progreso y obtén placer en cada paso del camino, incluso si es tan sólo un pequeño paso.

  • El enojo es llamado idolatría, porque estamos escuchando órdenes del jefe equivocado.

  • La vida es difícil y el camino hacia la grandeza está pavimentado con frustración. No puedes llegar al cielo con patines.

  • Cuando sabemos que Dios es quien provee el desafío, entonces sabemos que podemos lograrlo.

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