Cábala 24 - Kéter: La Sefirá que No Es Sefirá

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Kéter se manifiesta a sí misma en el mundo como la “voluntad” inexplicable que va más allá de la causa y el efecto.

Antes de terminar la cuenta de las sefirot, ocupémonos de una sefirá especial que no siempre es contada junto con las otras: Kéter, “corona”. Cuando la incluimos dentro de las sefirot, omitimos la sefirá de dáat.

¿Qué es kéter, y por qué normalmente no es incluida en las sefirot?

Hemos descrito a las sefirot como una cadena de mando comenzando con la idea (jojmá) y terminando con la implementación (maljut). Sin embargo, la “idea” nunca es el comienzo real de un acto. En cambio, el comienzo real es la “voluntad” o el “deseo”.

El comienzo real es la “voluntad” o el “deseo”.

Por ejemplo, una persona planea construir una casa. La construcción de la casa comienza con la imagen mental de una casa, y progresa hasta su realización final. Pero la verdadera raíz de la “idea” es la voluntad y el deseo de estar cómodo, o de lucirse, o cualquier otra motivación posible. Esa voluntad o deseo es paralela a la sefirá de kéter.

¿Por qué no la contamos con el resto de las sefirot?

La respuesta es porque este rasgo es tan fundamental y tan profundo que en realidad no es cuantificable. Entonces, imaginemos que una persona lleva a un empresario amigo a una cena fastuosa. ¿Cuál es su motivación? “Poner al empresario de buen humor”. ¿Y por qué? “Para que firme el trato”. ¿Por qué? “Para tener una atractiva ganancia”. ¿Por qué? “Para ser rico”. ¿Por qué? “¡Porque eso es lo que quiero!”.

Podemos rastrear sus razones hasta un cierto punto. En algún punto llegamos a una base de “deseo” o “voluntad” que no se traduce en nada más. No puede ser analizada en términos de causa y efecto, sino que es un axioma de la personalidad.

Esto corresponde a kéter en el individuo.

En ámbitos espirituales más altos, kéter es la principal voluntad Divina. No puede ser analizada. Y por lo tanto, no está realmente incluida en la cuenta de las sefirot, porque como explicamos en el comienzo, las sefirot son herramientas cuantificables de Dios que se entrelazan en una cadena de causa y efecto. Dado que kéter es sólo una causa, no es realmente parte de este sistema.

Podemos seguirle el rastro a muchos pasos de la Providencia Divina que tienen una causa y un efecto. Pero luego tenemos que decir que la raíz de todas estas razones es “impartir el bien a Sus criaturas”. La pregunta “¿Por qué Dios quiere hacer eso?” puede que no sea válida, porque estamos tratando con un nivel axiomático de Providencia Divina.

Causa y Efecto

Acabamos de explicar que kéter no tiene una “causa” discernible. Lo mismo ocurre con su “efecto”.

Hay dos tipos diferentes de “efectos”:

1. Hay efectos directos y mecánicos, como presionar un interruptor que une directamente dos piezas de metal, e inmediatamente se prende una luz.

2. Hay tipos de efectos indirectos y difusos, como enseñanzas y escritos que eventualmente tienen un efecto en conmover y cambiar a un grupo de personas.

En el segundo caso, estamos seguros de que hay un efecto, pero es imposible de cuantificar y de observar directamente.

Esta es la naturaleza de kéter. Afecta a las otras sefirot y las produce, pero en una forma incuantificable.

La razón de esto es muy profunda.

El primer grupo de sefirot – las sefirot “racionales” o “intelectuales”— son jojmá, biná y dáat. La cuantificación, la organización, la causa y el efecto directo, están todas arraigadas en el proceso racional. Cualquier tipo de actividad que precede a estas sefirot está fuera del proceso racional. No puede ser cuantificada ni estructurada en serie. Por lo tanto, a pesar de que es definitivamente la sefirá de kéter la que causa las sefirot siguientes, es imposible identificar el proceso.

La Fuente

Es por esto que esta sefirá es llamada kéter, que significa “corona”. Porque todas las otras sefirot son comparadas con el cuerpo que comienza con la cabeza y encamina sus pasos hacia abajo, hacia la acción. Pero la corona de un rey yace sobre la cabeza, y asocia el concepto de “monarquía”, que es abstracto e intangible, con la tangible y concreta cabeza del rey.

La corona “dota” a la persona con el poder y las prerrogativas de la realeza.

No es una conexión directa y mecánica como son los brazos y las piernas con el cuerpo. Ni siquiera una conexión más sutil, como la mente con el cuerpo. En cambio, la corona “dota” a la persona con el poder y las prerrogativas de la realeza. Sólo después de que el rey siente o es consciente de su estatus puede iniciarse un proceso linear. Se pregunta a sí mismo: “¿Qué se supone que tengo que hacer como rey? ¿Cuáles son los prerrequisitos necesarios para implementar mis obligaciones?”. Y luego procede a implementarlas.

Entonces, kéter es una sefirá en algunos aspectos, y en otros no. Definitivamente existe y es la fuente de todas las sefirot, pero no puede ser contada entre ellas.

Una vez citamos un versículo: “y la jojmá no viene de ningún lado”. Explicamos entonces que la jojmá es la primera sefirá. Pero los trabajos cabalísticos también nos dicen que “ningún lado” es en realidad la sefirá de kéter. Es un “ningún lado” porque nunca lo podemos enfrentar, cuantificar o analizar directamente. Pero al ver la jojmá, sabemos que fue precedida por kéter. Al igual que en un manantial saliendo de la tierra, la primera gota visible de agua es jojmá, pero siempre sabemos que hay una fuente –nunca vista— en la cual se origina. Y esa fuente es kéter.

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