Tu alma divina: Cómo convertirte en un mejor recipiente para la luz divina

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Los logros espirituales sólo son posibles si el hombre utiliza su intelecto y adquiere un grado de profundidad filosófica, discreción emocional y sensibilidad moral.

El requisito previo más elemental para el crecimiento espiritual es la utilización de la mente. Rashi, el gran sabio de Torá del siglo XI, al comentar sobre el versículo que dice que el hombre fue creado a “imagen de Dios”, sugiere que el hombre fue creado con la capacidad singular de “entender y conceptualizar”. ¿Qué significa “entender y conceptualizar”?

El hombre fue dotado de sofisticadas habilidades cognoscitivas. En primer lugar, es capaz de utilizar conscientemente sus habilidades cognoscitivas. A diferencia de los animales, cuyas capacidades cognoscitivas son subconscientes e instintivas, el hombre tiene la capacidad de desear usar su mente.

Además, el hombre tiene la capacidad de pensamiento abstracto. Debido a esta capacidad, puede operar en un nivel teorético y utilizar imágenes mentales. Puede trascender las percepciones superficiales, anticipar resultados e identificar principios subyacentes en el mundo que lo rodea.

El hombre es elevado porque puede formar conscientemente pensamientos abstractos, y a través de ellos “entender” conceptos subyacentes y “conceptualizar” realidades teóricas.

La utilización de esta capacidad humana singular se expresa en diversos reinos. Vamos a explorar brevemente tres expresiones primarias. Antes que nada, el pensamiento abstracto del hombre se expresa en su habilidad para reflexionar sobre las cosas desde una perspectiva filosófica. Él puede tratar de entender el significado de diversos eventos y descubrir un significado profundo en las cosas que encuentra. El pensamiento filosófico también le brinda la oportunidad de adquirir consciencia de sí mismo. Los patrones de pensamiento filosófico llevan al hombre a contemplar el significado de su vida y le otorgan las herramientas para considerar la naturaleza de su propia existencia. El hombre no sólo es capaz de observar la realidad, sino que también puede reflexionar sobre su significado profundo.

Parte de la habilidad del hombre de ver más allá de la superficie se refleja en su percepción y valoración de la excelencia, la majestuosidad y la belleza. El hombre es capaz de ver a las personas, los eventos y los objetos en contextos más amplios y apreciar su valor cualitativo. Como resultado, puede buscar la excelencia, la majestuosidad y la belleza, e intentar crear para sí mismo un ambiente que refleje esos ideales. Debido a esta forma de inteligencia, el hombre experimenta la vida de una forma mucho más rica y profunda que los animales.

Una segunda expresión es la inteligencia emocional del hombre. Aunque los animales tienen emociones y pasiones, estas en gran medida son instintivas y no calculadas. Los animales pueden emocionarse, pero sólo la humanidad tiene la capacidad de entender las emociones. El hombre puede detectar los sentimientos de los demás y apreciarlos, y también puede relacionarse con experiencias emocionales complicadas. Él puede descifrar el miedo, el dolor y la alegría y responder con palabras tranquilizadoras, de empatía o compartir el entusiasmo. El hombre puede controlar sus emociones, a veces permitirles manifestarse y otras veces suprimir su expresión.

De hecho, los animales al igual que los humanos, pueden expresar instintivamente muchas emociones básicas. Sin embargo, la capacidad de relacionarse con esas emociones, tal como canalizarlas o controlarlas, es sólo humana y se debe a la inteligencia emocional del hombre. El reino de las emociones se manifiesta especialmente en las relaciones que los seres humanos construyen entre ellos. A diferencia de las relaciones instintivas que existen entre los animales, el hombre puede construir relaciones que continúan creciendo y profundizándose con el tiempo.

Finalmente, el hombre cuenta con inteligencia moral. Esta forma de inteligencia le permite al hombre entender conceptos tales como justicia, bondad, crueldad y respeto. La inteligencia moral facilita la valoración de la nobleza de carácter y del autocontrol, así como el desprecio de los comportamientos bajos, la decadencia moral y la indulgencia excesiva. Al utilizar el pensamiento moral, el hombre es capaz de aprender a identificar el bien y el mal y tiene la capacidad de efectuar juicios morales.

Los logros espirituales sólo son posibles si el hombre utiliza su intelecto y adquiere un grado de profundidad filosófica, discreción emocional y sensibilidad moral. El desarrollo de la mente y la adquisición de la virtud moral son necesidades absolutas si el hombre desea transformarse a sí mismo en un recipiente de más energía y la luz divina.

Sabiduría de vida

La utilización de la mente para adquirir sabiduría filosófica, emocional y moral no es suficiente si el hombre desea convertirse en un recipiente de más divinidad. Para eso es necesario que también viva de acuerdo con la sabiduría que ha adquirido.

El intelecto del hombre puede enseñarle sabiduría emocional, pero él debe dar los pasos para implementar la sabiduría adquirida. Por lo tanto, no sólo debe aprender a identificar las emociones y a entender la influencia que ellas ejercen en las interacciones humanas, sino que también debe aprender cómo tiene que relacionarse con las emociones.

Respecto a sí mismo, el hombre debe lograr la capacidad de modular sus emociones. Debe ejercer control sobre ellas, saber cuándo las debe expresar y cuándo tienen que ser reprimidas. Respecto a los demás, su sabiduría emocional debe enseñarle cómo relacionarse con los demás y valorar sus sentimientos.

Asimismo, después de que el hombre adquiere sabiduría moral, debe utilizar su libre albedrío para tomar decisiones morales: elegir el bien sobre el mal, elegir la justicia ante la injusticia y elegir la bondad sobre la crueldad. No es suficiente con clarificar las verdades morales, también debe vivir de acuerdo con las verdades morales. También en el reino de la sabiduría filosófica, si el pensamiento filosófico lo lleva a tener una perspectiva más profunda sobre la vida, debe encontrar maneras concretas de implementar ese conocimiento y vivir una existencia más profunda.

Mientras más usa su mente para adquirir sabiduría e implementa esa sabiduría en su vida, más logra convertirse en un recipiente apto para una espiritualidad más elevada, para mayor santidad y divinidad.


Este es un extracto editado del libro de Rav Aryeh Leibowitz: “The Neshamah: A Study of the Human Soul”.

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