¡Acéptalo! Tienes un propósito individual único

3 min de lectura

La decisión que tenemos que tomar es cómo haremos historia, cómo seremos recordados.

Autor del libro "Propósito" – El Eje central de una vida apasionante


¿Cuál es la probabilidad de que uno exista tal como es?

Un interesante estudio dirigido por el Dr. Ali Bizanir, llevado a cabo por la Universidad de Harvard, arrojó un resultado impactante. La posibilidad de que una persona termine siendo exactamente esa persona, es de 1 de cada 10 elevado a 2.685.000; la misma probabilidad que la de que dos millones de personas lanzaran un dado con mil billones de caras cada uno y que todos sacaran el mismo número, es decir, casi cero. (Comparado con otras cifras gigantescas, esta cifra es mucho mayor. Por ejemplo: un hombre adulto de 80 kilos está formado por cerca de 10 elevado a 27 átomos, que el número de átomos que componen la Tierra es de 10 elevado a 50 o que el universo conocido está hecho de 10 elevado a 80 átomos) ¡Simplemente impresionante!

Eternidad, por lógica

Siendo así, es muy fácil entender por qué el Ramjal en su libro Mesilat Yesharim (Cap. 1) afirma que por pura lógica se puede deducir que nuestras acciones impactan dimensiones eternas, pues, sería ridículo pensar que el magnífico milagro de la existencia sea para un mero disfrute físico de placeres finitos y más nada. Asimismo, El Rav Shlomo Wolve, en su libro Alei Shur, explica que uno debe tomar conciencia de su autenticidad y de la exclusividad de su personalidad, y no permitirse vivir como un hombre común sin repercusión en la historia.

El gran rompecabezas de la historia 

El judaísmo nos enseña que cada persona es una entidad única e insustituible. Cada persona cuenta con un perfil único de cualidades y talentos, que se combinan con la época de la historia en la que vive, la familia y sociedad en la que crece, las experiencias de los años vividos, lo cual da como resultado una obra de arte única e irrepetible. Esa obra eres tú, soy yo, somos cada uno de nosotros. Esta idea me gusta compararla con un gigantesco rompecabezas.

Imaginemos resumir toda la historia de la humanidad en un inmenso rompecabezas. Si cada persona de la historia representara una pieza del rompecabezas, ¿de cuántas piezas se compondría? ¡Millones de millones de piezas! En ese rompecabezas, se refleja la imagen de toda la historia, desde los primeros días de la humanidad hasta nuestros días. En esa hermosa imagen, se recuentan todos los sucesos históricos en todas las etapas de la historia. Cada pieza representa una persona; si nos fijamos bien, podremos reconocer caras, lugares y épocas. Hay piezas grandes, otras medianas, y otras pequeñas. Hay algunas enormes que ocupan grandes espacios del rompecabezas. Podemos ver que el tamaño de la pieza depende de la influencia que esa persona haya tenido en su época y en la historia en general. Pero, eso sí, todos, absolutamente todos, tienen un lugar en el rompecabezas. Todos tienen su espacio. Todos ocupan un lugar en el rompecabezas.

Es algo hermoso, asombroso, espectacular y emocionante. Y no es una simple metáfora; es una realidad.

Cada uno es una pieza del rompecabezas (incluso tú)

Ahora, querido lector, quiero invitarte a imaginar que tú eres una de esas piezas. Te invito a que dejes de lado tu pensamiento racional y dejes a tu imaginación volar. Recorre aquel rompecabezas, y mira las caras y las imágenes de todos los sucesos allí reflejados. Recuerda que toda la historia de la humanidad está allí plasmada. Piensa en un amplio salón de algún museo de esos súper grandes. El suelo de madera, las paredes blancas, las luces delicadas. Y en la pared, un inmenso cuadro que ocupa varios metros. Es quizás el cuadro más grande que hayas visto alguna vez. Te acercas y percibes ese maravilloso rompecabezas. Asombrado, vas recorriendo sus piezas y vas reviviendo cada evento allí plasmado. Es emocionante; te hace sentir una gran admiración y sumisión a la infinita sabiduría que se esconde detrás de todos los acontecimientos de la historia. Mientras vas pasando los siglos y los años, te acercas a la época actual. Puedes ver tu país de nacimiento, tu ciudad, tu calle y, finalmente, encuentras tu lugar en ese rompecabezas. Querido hermano, entiende algo; independientemente de cuál sea tu propósito en la vida, ¡el rompecabezas no está completo sin ti!

Eres extraordinario

Muchas personas me han dicho: “Yo quiero ser una persona promedio, feliz y responsable; no tengo por qué realizar alguna acción sobresaliente ni hacer historia”. Yo pienso que están en un error gravísimo. La pregunta no es si serás parte o no de la historia, pues, a fin de cuentas, todos formamos parte de la historia. La gran pregunta es: ¿cómo vas a ser parte de la historia?

Querido lector, Esa pieza indispensable que tú representas dentro del rompecabezas, ¿será una pieza pequeña o quizás mediana, grande o enorme?, ¿esa pieza será colorida y hermosa, o será opaca y apagada?, ¿transmitirá alegría o resignación? La decisión que todos tenemos que tomar es cómo haremos historia; cómo seremos recordados por todas aquellas personas con las que interactuamos en la vida. Es cuestión de atreverse a ser extraordinario ¡Adelante!


Dedicado por Alan (Moshé) Azulay para el crecimiento espiritual y personal de su querida esposa Pola bat Rajel. En memoria de Esther bat Sarah z"l.

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