Cómo eliminar la envidia

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Un proceso de 3 pasos para descubrir la raíz de la envidia y extirparla por completo.

Si alguna vez tuviste envidia de la buena fortuna de otra persona o te sentiste opacado por el éxito de alguien, sabes que eso puede robarte la felicidad. Quiero compartir contigo un método singular para superar la envidia, el cual se basa en el pensamiento judío y en la psicoterapia. Este método considera a la ansiedad como un llamado para mirar dentro de nosotros y expresar nuestro yo auténtico con mayor profundidad.

La base de este método es un proceso de tres etapas de transformación personal enseñado por Rav Israel Salanter. Estas etapas son: Consciencia, Control y Transformación.

ETAPA 1: CONSCIENCIA

La primera etapa requiere tomar consciencia de nuestros pensamientos envidiosos y su origen. Los detonantes de la envidia pueden cambiar dramáticamente de persona a persona, pero con frecuencia esto ocurre cuando consciente —o inconscientemente— sentimos una carencia; por ejemplo, cuando sufrimos dificultades personales como una crisis financiera o una enfermedad.

Descubrir las raíces de la envidia también implica entender nuestras conductas contraproducentes, por ejemplo temer demasiado, la necesidad de controlar todo o la falta de motivación. A menudo estas conductas nos llevan a sentirnos atascados, insatisfechos o improductivos, lo que nos vuelve propensos a más sentimientos envidiosos.

ETAPA 2: CONTROL

Después de clarificar nuestros pensamientos envidiosos y su origen, pasamos a la siguiente etapa: controlar esos sentimientos. Esto se logra a través del pensamiento, el habla y la acción.

Pensamiento:

La envidia puede surgir de un pensamiento incorrecto que distorsiona nuestra percepción de la realidad. Como explica Rav Dessler: “La envidia tiene lugar cuando prestamos atención a unos pocos momentos de éxito en la vida de otra persona, e ignoramos su sufrimiento”.

La terapia cognitiva-conductual enseña que lo que causa nuestra respuesta emocional no es un evento real sino nuestra interpretación del mismo. Al tomar consciencia de nuestra distorsión cognitiva (patrones de pensamiento irracionales), podemos cambiar la forma en que pensamos sobre una situación y, en consecuencia, alterar nuestra reacción emocional hacia ella. Por eso, al sentir envidia es importante decidir si estamos viendo la situación en términos de todo o nada, en donde descalificamos lo positivo que tenemos y magnificamos lo bueno que tiene el otro. Al desafiar nuestra visión inicial, ganamos un entendimiento más realista y reducimos la envidia.

Habla:

Compartir de forma confidencial los pensamientos y sentimientos de envidia con otra persona también ayuda a ver a través de nuestro pensamiento irracional. A veces, cuando pasamos un momento difícil, el proceso de expresar estas emociones también puede traer mucho alivio. En otras situaciones, cuando alguien hace algo que nos produce celos, puede ayudar hablar directamente con esa persona sobre el tema e intentar mejorar la situación.

Acción:

En vez de intentar conseguir más de lo que tienen los otros, podemos utilizar la envidia como una motivación positiva para mejorar. El Talmud enseña: “La envidia entre rabinos incrementa la sabiduría”. Cuando los Sabios sentían envidia de los logros espirituales de los demás, la usaban para motivarse a estudiar más y llegar a ser más sabios.

Cuando sentimos envidia de otra persona, podemos usarla como un incentivo para mejorar. De esta forma nos sentiremos más satisfechos con nosotros mismos y, en consecuencia, menos envidiosos.

ETAPA 3: TRANSFORMACIÓN

En esta etapa, vamos más allá de reducir nuestra envidia para llegar a cambiar nuestra naturaleza y dejar de sentir envidia. ¿Cómo podemos lograrlo? Tenemos que eliminar las cualidades autodestructivas (por ejemplo, la pereza, la falta de confianza en uno mismo) que constituyen la base de la envidia y reemplazarlas con cualidades positivas. Esto se logra repitiendo acciones positivas hasta que se forman nuevos hábitos.

Al final del episodio de Caín y Abel, Dios puso una marca en Caín y lo convirtió en un hombre errante. Una opinión dice que esa “marca” fue que le regaló un perro. La razón por la que Caín recibió un perro fue para ayudarlo a aprender la verdadera naturaleza de la entrega y de la gratitud, porque los perros tienen una naturaleza de entrega y lealtad. Esta era la cualidad que Caín necesitaba interiorizar para superar su naturaleza egoísta y envidiosa.

Cuando alguien repite actos de entrega, con el tiempo se convierte en una persona más generosa. De esta forma extirpa la envidia de raíz y se libera de ella. Entonces comenzará a experimentar alegría por la buena fortuna de los demás, en vez de dejar que eso disminuya su felicidad y cree hostilidad.

Un hermoso ejemplo de este nivel es descrito cuando Moshé fue escogido para liderar al pueblo judío para salir de Egipto. Su hermano Aharón podría haberse sentido opacado y envidiarlo. Pero está escrito que Aharón sintió: “alegría en su corazón”. Él estaba verdaderamente feliz por su hermano. El hecho de que Dios eligiera a Moshé sólo incrementó el amor que Aharón ya le tenía.

También nosotros podemos sentir alegría y cercanía a los demás al transformar la envidia de una emoción problemática a una fuerza positiva.

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