Janucá y el milagro de recuperarse de la adicción

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La adicción es una batalla diaria. El proceso de recuperación es un ejemplo de los milagros que ocurren en nuestros días.

En los días que el pueblo judío conmemora la milagrosa victoria de los macabeos, los terapeutas no podemos dejar de pensar en otra batalla que se libra día a día: la recuperación de la adicción y los milagros que tienen lugar a lo largo del proceso.

Aquí hay tres lecciones que aprendí a partir del trabajo de quienes se esfuerzan para recuperarse de la adicción, que me ayudaron a entender con mayor profundidad la experiencia de Janucá.

1. No estamos solos en nuestras batallas

Quienes están en recuperación, al igual que los macabeos, a menudo sienten que luchan una batalla temible: "La progresión hacia la recuperación es un viaje continuo cuesta arriba" (Narcóticos Anónimos)

Como lo atestigua la alta tasa de recaídas, las probabilidades están en contra de estos soldados que se enfrentan a un "ejército" gigante, feroz y sumamente armado. Traumas no procesados y/o dificultades de salud mental, circunstancias de vida difíciles, una profunda sensación de soledad y la más absoluta desesperanza, el brutal ciclo físico de la adicción y el deseo, y la lista sigue…

De acuerdo con las leyes naturales, el pequeño grupo de los macabeos no debería haber vencido al ejército enemigo. Sin embargo, su feroz voluntad y dedicación, junto con la ayuda Divina, les dio la victoria contra una oposición gigante. Como decimos en la plegaria Al Hanisim de Janucá: "[Dios], con Tu abundante misericordia, estuviste con ellos en el momento de angustia. Libraste sus batallas, defendiste sus derechos, y vengaste el mal que les habían hecho. Tú entregaste a los poderosos en manos de los débiles, a muchos en manos de unos pocos".

El rol fundamental de la ayuda Divina, y la esperanza encendida por esta ayuda, es muy conocida por quienes luchan la batalla de la recuperación. En las palabras de la literatura de los 12 pasos:

"A veces, cuando rezamos pasan cosas impresionantes: encontramos los medios, la forma y las energías para realizar tareas que están por encima de nuestras capacidades… El factor central de nuestras vidas hoy es la certeza absoluta en que nuestro Creador entró a nuestro corazón y a nuestra vida de una forma que es milagrosa. Él comenzó a lograr para nosotros cosas que nunca hubiéramos podido hacer por nosotros mismos".

Reconocer la necesidad de recurrir y confiar en "algo más grande que nosotros mismos" se considera como la base de nuestro poder y nuestro combustible. Cuando alguien que lucha contra la adicción internaliza el mensaje de que hay alguien a su lado librando esa batalla con él, entonces él también es capaz de avanzar en esa lucha. "Admitimos que somos impotentes para alejarnos del alcohol por nuestros propios medios, y aceptamos nuestra dependencia en un Poder Superior que puede permitir que esto ocurra".

A través de las luces de la menorá, quienes confrontan, aman o tratan a quienes luchan contra el uso de sustancias recuerdan que a pesar de la oscuridad, a pesar de la fuerza y de la intensidad de la batalla que enfrentan, hay esperanzas, porque este es un viaje en el que no se lucha solo.

2. La luz adquiere su significado en medio de la oscuridad

La menorá se enciende cuando cae la noche. La luz adquiere su función y significado en medio de la oscuridad.

Es conocido que el Rebe de Lubavitch alentó a Netanyahu antes de que entrara a su difícil desafío político con las palabras que él sigue teniendo en mente hasta la actualidad: "Recuerda que en una habitación en absoluta oscuridad, si enciendes una pequeña vela, todos verán su luz desde muy lejos".

Al trabajar con quienes se están recuperando de la adicción, continuamente experimentamos el impacto que puede tener incluso una chispa de luz en medio de la oscuridad. Alex* llegó al centro de rehabilitación después de luchar contra la adicción y la depresión. Al estar sentado con otros miembros judíos del centro, dijo con lágrimas en los ojos:

"Desde mi bar mitzvá no pensé demasiado sobre lo que el judaísmo significa para mí. Ahora siento que estoy buscando algo, pero no estoy seguro qué. Cuando vi que aquí había otros judíos, comprendí que esta conexión es algo que me faltaba. Anoche, por primera vez en muchos años, dije el Shemá y sentí que en lo más profundo de mi ser algo se encendió. Como una parte mía que estaba completamente tapada".

Esa pequeña chispa de judaísmo despertó la "pintele id" (la chispa judía) cuya luz no disminuye a pesar de estar oculta. Esa pequeña vasija sellada con aceite puro, esa profunda conexión pura y autentica, está allí si tan sólo la buscamos.

La adicción a menudo es un período profundamente oscuro, repleto de soledad y desesperación. Sin embargo, a menudo esa misma oscuridad se convierte en una gran motivación para el crecimiento espiritual, emocional y psicológico. Por esta razón, quienes luchan para mantener su recuperación llevan consigo una luz muy bella que es palpable y contagiosa para quienes los rodean.

3. Un ciclo continuo comienza con el primer paso

Una costumbre particularmente significativa es que en vez de encender las ocho velas de una vez, vamos encendiéndolas en orden ascendente. La primera noche encendemos sólo una vela. La segunda noche agregamos una vela más. Al llegar a la octava noche de Jánuca, encendemos las ocho velas.

El milagro de Janucá es un testimonio del impulso positivo que podemos lograr al dar tan sólo un paso adelante.

Quizás el mayor milagro de todos sea la fe del pueblo judío y la esperanza a pesar de toda la oscuridad que los rodeaba.

En Janucá, quizás el mayor milagro de todos sea la fe del pueblo judío y la esperanza a pesar de toda la oscuridad que los rodeaba. Incluso frente a la amenaza que acechaba y aunque la derrota parecía inevitable, el ejercito de los macabeos actuó con fe y esperanza.

La recuperación implica hacer el primer movimiento. En el lenguaje del programa de los 12 pasos, se trata de la disposición inicial a "entregar nuestra voluntad". Es decir, esa primera decisión de comenzar el tratamiento. Tomar la decisión de iluminar esa chispa de luz (de esperanza por el cambio y un paso en dirección a la curación) puede dar lugar a un ciclo continuo.

Alguien que se encuentra sumergido en lo más profundo de la desesperanza de la adicción, a menudo no puede creer que hay esperanzas de alguna forma de progreso, mucho menos que sea posible vencer en esa terrible batalla. Una vez que se enciende una pequeña chispa de esperanza, una chispa que cree que soy digno de ser amado y aceptado, que hay un Ser y un grupo de personas a quienes puedo acudir para recibir apoyo, se abre el espacio para que la luz penetre cada vez más profundo. Cuando tiene lugar esa primera chispa y deja entrar una pequeña luz, ella enciende la voluntad, y la voluntad abre el camino al cambio y la transformación. El proceso de recuperación comienza no con un gran salto, sino al dar el primer paso.

Una vez que se activa este impulso, los ciclos de oscuridad no sólo pueden disiparse, sino que se transforman y transmutan adquiriendo un significado, un propósito y una sabiduría más profundos. Este es el "regalo de la desesperación" del que se habla a menudo en la recuperación. Muchas veces las personas no logran mejorar hasta que no llegan a estar tan sumergidas en la oscuridad que no tienen más opción que comenzar a buscar la luz. Literalmente se ven obligadas a crecer. Por esta razón, a menudo las grandes personalidades tuvieron pasados difíciles. En las impresionantes palabras de Víctor Frankl: "Todo lo que da luz se debe quemar".

En Janucá, nos inspiremos cada día por la valiente lucha de los "macabeos" de la batalla de la recuperación, y recordemos que en nuestras propias batallas poseemos una fuerza inimaginable que surge cuando comprendemos que no luchamos solos. Tampoco olvidemos que, a menudo, a través de la oscuridad podemos descubrir nuestra luz inextinguible.

*El nombre fue cambiado.

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