¿Por qué estoy tan enojado?

3 min de lectura

Cada sentimiento viene a enseñarnos una importante lección respecto a quiénes somos

A Natasha cada vez le resultaba más difícil controlar su enojo con sus dos hijos de 6 y 8 años. En especial le gritaba a su hija mayor y su esposo comenzó a señalárselo. Estaba perdiendo el control y decidió tomar algunas clases para padres. Las técnicas que aprendió eran muy buenas, pero después de aplicarlas durante tres meses su enojo seguía fuera de control. Natasha comenzó a sentirse mal consigo misma y pensaba que era una madre terrible. Se sentía desesperanzada.

El judaísmo tiene una fuerte postura en contra del enojo porque es un sentimiento sumamente tóxico y destructivo. Nuestros Sabios sugieren muchas formas de controlar y reducir los sentimientos de enojo, tal como crear una imagen de uno mismo sin enojarse, en calma, dar un nuevo enfoque a la situación, confiar más en Dios, y dejar de lado la necesidad de controlar todos los resultados, por nombrar algunas de ellas. Todas estas son herramientas efectivas para enfrentar el enojo en lo que yo llamo una forma descontextualizada; es decir, son remedios universales para tratar el enojo de una forma genérica o generalizada.

Ejercer autocontrol es crítico en todas las situaciones. Pero el objetivo no es sólo controlar nuestro enojo, sino entender el significado profundo de nuestro enojo para poder transformarnos a nosotros mismos. Esto lo logramos al entender el significado único del sentimiento tal como lo experimentamos personalmente, en el contexto singular de nuestra vida. Esto se llama contextualizar nuestros sentimientos.

Cuando llegamos a entender el significado único de nuestros sentimientos, no sólo tenemos una oportunidad de disminuir nuestro enojo, sino que ganamos un entendimiento más profundo y expansivo de nosotros mismos y de nuestro mundo emocional. Con esta conciencia expandida, se nos abren nuevas posibilidades para llegar a ser lo mejor que podemos ser. Los sentimientos son información y cada sentimiento puede enseñarnos una importante lección respecto a quiénes somos.

La clave para implementar un enfoque conceptual para transformar los sentimientos difíciles es formular preguntas que conceptualicen nuestra experiencia emocional. Aquí hay algunos ejemplos:

  • ¿Por qué siento esto en este momento y en este lugar específico?
  • ¿Por qué siento de esta manera con esta persona y no con otras personas?
  • ¿Cuál es el detonador específico que provocó este sentimiento?
  • ¿Alguna vez antes me sentí de esta forma?
  • ¿Cuál es la primera vez que recuerdo haber tenido este sentimiento? ¿Tengo algún recuerdo específico?
  • ¿De qué manera esta persona me recuerda a alguien de mi pasado que fue la primera persona que provocó ese sentimiento?

Cuando Natasha exploró su enojo de forma contextual, descubrió algunas cosas sorprendentes sobre ella misma y el significado singular de su enojo. En primer lugar, ella entendió que se sentía amenazada y sobrepasada por las necesidades de sus hijos; emocionalmente se sentía asfixiada por sus necesidades. Ella sentía enojo de que la necesitaran demasiado, lo cual no tenía sentido porque claramente entendía que no había nada inusual en sus necesidades. Sin embargo, ella sentía resentimiento.

En segundo lugar, cuando Natasha exploró su pasado, comenzó a ver la conexión entre su enojo actual y los malos sentimientos que tenía cuando era una niña en su relación con su madre. Natasha recordó que cuando era pequeña se sentía abrumada por las demandas egoístas de su madre. Ahora, de adulta, comenzó a entender que su madre tenía tendencias narcisistas que la hacían sentirse sofocada. También pudo ver que transfería hacia sus hijos su enojo infantil a su madre, porque nunca había logrado resolver su enojo hacia su madre.

Al descubrir esta conexión, Natasha pudo separar el enojo hacia sus hijos del enojo hacia su madre y reconocer que las necesidades de sus hijos eran razonables mientras que las necesidades narcisistas de su madre eran realmente peligrosas. Natasha sintió cierta liberación con este descubrimiento y pudo enfrentar mejor las necesidades de sus hijos, con más paciencia, bondad y sensibilidad.

La transformación del enojo de Natasha de intolerable a tolerable demuestra la fuerza de la contextualización de nuestros sentimientos. Si luchas con sentimientos difíciles, puedes encontrar el alivio que añoras explorando contextualmente el significado de tus sentimientos.

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