La elección de Adar

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Purim nos enseña a apreciar la increíble belleza del mundo a pesar de estar rodeados por el caos y el horror.

Todos saben que el año judío comienza en Tishrei, con la festividad de Rosh Hashaná. Pero, ¡sorpresa!, ¡sorpresa! – realmente existen cuatro maneras de calcular nuestro calendario. La versión actual está establecida de acuerdo a los cálculos de Hillel Ha-Zaken en la era talmúdica, y se refiere a los meses con nombres babilónicos – Tishrei, Jeshván, etc.

El otro método es el que se utiliza en la Torá. El texto de la Torá no le asigna nombre a los meses, en cambio se refiere a ellos como "primer mes", "segundo mes", etc. El "primer mes" es Nisán, donde se celebra la festividad de Pesaj, el aniversario de la liberación de Egipto. ¡En el otro calendario Nisán es el séptimo mes!

¡A los judíos les encanta complicar las cosas! En realidad, esto es el resultado de un análisis en profundidad. Desde esta perspectiva, algo fascinante emerge de las dos maneras distintas de calcular el tiempo:

Tishrei es el mes que marca la creación del hombre, la creación de la humanidad. Para nosotros, los seres mortales, este es el evento central de la historia. Por lo tanto, Tishrei es el primer mes.

Dios sin embargo, ve las cosas desde otro punto de vista. Así como está expresado en la Torá, el nacimiento de la nación judía marca el inicio de la historia. Por lo tanto, Nisán es el primer mes.

Lo cual nos lleva a Adar, el mes de Purim, el mes que precede a Nisán. De acuerdo a la perspectiva de la Torá, Adar es el último mes del calendario hebreo. Y es descrito habitualmente como el "mes de la oscuridad", porque durante la época de Hamán estuvimos al borde de la exterminación. La luz de Nisán, la luz de la liberación, podría haberse extinguido si Hamán hubiera tenido éxito. A través del milagro de Purim, la oscuridad se transformó en luz.

Peces y fertilidad

Adar es el mes judío de la buena fortuna. De hecho, Purim es la época más alegre del año. "Cuando llega el mes de Adar, aumentamos nuestra alegría", dicen nuestros Sabios. ¿Cómo se ganó Adar esta alegre reputación?

El signo astral de Adar son los peces (Piscis). Los peces son muy fértiles, y por esta razón son vistos como un símbolo de bendición y prosperidad. La palabra hebrea para bendición es brajá, de la raíz (letras) bet, reish, kaf. En numerología judía (guematria) la letra bet vale 2, reish vale 200 y kaf 20. Cada una de ellas es el plural dentro de su número unitario (2, 20, 200). Esto revela que el concepto judío de "bendición" se relaciona con la fertilidad, representada por los peces de Adar. Después de todo, si algo es bueno, ¿por qué no dejar que aumente?

Lo opuesto de bendición es contracción y limitación. Adar es el mes en el que Hamán amenazó no sólo con limitar nuestra existencia, sino que amenazó con eliminarla completamente. Pero Dios tenía un plan diferente.

El nacimiento y la muerte de Moisés

Cuando se destruyó el Primer Templo, los judíos fueron exiliados a Babilonia. Luego, Babilonia cayó en manos del Imperio Persa. Este Imperio eventualmente conquistó todo el mundo conocido, colocando a toda la población judía bajo el dominio Persa, sin importar donde se encontraran.

Hamán, el malvado primer ministro de Persia, hizo un sorteo y definió un día para que su imperio fuera Judenrein, es decir, libre de judíos.

El "día de suerte" de Hamán fue el 13 de Adar. Y cuando vio que salió este día, aparentemente al azar, se alegró, porque el 7 de Adar fue el día en que murió Moisés. Moisés fue el judío modelo; los Sabios dicen que fue equivalente a toda la nación judía. La cabeza que controla "al cuerpo", es decir, a la nación. La cabeza que proporciona perspectiva, articulación y dirección. Para Hamán, el hecho de que el sorteo cayera precisamente en Adar significaba que su plan para destruir todo lo que Moisés había construido tendría éxito.

Sin embargo, lo que Hamán no sabía, es que el 7 de Adar también fue el día en que nació Moisés. Lo que Hamán presumió sería el fin de la nación judía, se transformó finalmente en un día de renacimiento nacional.

Humildad y peces

Hay otro significado para los peces, el signo astral de Adar.

Los peces viven toda su vida bajo el agua, fuera de la vista del ojo humano. Nuestros Sabios nos dicen que la bendición no recae sobre algo que está siendo observado detenidamente, sino que sobre algo que está oculto. Esto se debe a la estrecha relación que existe entre modestia y bendición.

Por supuesto, desde un punto de vista occidental, donde la fama y el éxito son como "hermanos gemelos idénticos", la modestia pareciera relacionarse inversamente con la bendición.

La Torá nos enseña sin embargo, que el costo de esta exposición – en vez de una bendición – es el riesgo de convertirse en una persona sin personalidad propia, que utiliza una máscara para ser el tipo de persona que los demás quieren que sea.

Moisés es descrito en la Torá como "la persona más humilde". Él vivió con modestia y esta característica quedó grabada para siempre en nuestra identidad nacional. Siempre hemos valorado a la humildad por sobre el orgullo. Por esta razón, los peces, el signo de Adar, son el signo del pueblo judío.

Celebración de milagros ocultos

Uno esperaría que la Meguilá estuviera repleta con descripciones del milagro de la destrucción de Hamán, dándole crédito así al "Autor" de los milagros. Sin embargo, lo que encontramos es bastante distinto. El nombre de Dios no es mencionado ni siquiera una sola vez en todo el relato. La Meguilá es una gran dicotomía, donde el héroe está siempre fuera de escena, pero al mismo tiempo es la figura central de toda la historia.

Por supuesto, no todo el que lee la Meguilá notará la sutil pero incuestionable presencia de Dios. Los eventos que Él ha orquestado están escondidos detrás de capas de aparentes coincidencias, maquinaciones políticas, causas naturales, etc. Los Sabios se refieren a estos eventos como "milagros ocultos", ya que está dentro de nuestra capacidad apreciar la realidad debajo de las capas, o simplemente negarla y atribuir todo al azar.

Lo que nos lleva a una importante pregunta: ¿Por qué Dios oculta y revela su presencia simultáneamente? ¿Por qué no salva a los judíos a través de rayos, truenos y efectos especiales así como en las películas?

Para responder esto, primero debemos responder otra pregunta fundamental: ¿Por qué el mundo es tan complejo, repleto de aparentes contradicciones? El mundo tiene un orden intrínseco lleno de belleza, pero al mismo tiempo hay tanto caos y horror, ¿por qué?

La respuesta es que depende de nosotros observar la profundidad y reconocer ambos aspectos de la realidad. Es tentador refugiarse en la simplificación superficial, ignorar las fallas en la fachada perfecta que nos gusta ver cuando nos miramos al espejo. Por supuesto, esto requiere un poco de esfuerzo, como por ejemplo evitar las noticias y escondernos en la seguridad de nuestros autos y hogares. Y esto representa una gran negación.

El acercamiento opuesto es deleitarse de manera masoquista pintando el mundo de negro. Sin embargo, el precio que pagan estas personas en términos de amargura y apatía es muy alto. Pero por lo menos sienten que están recibiendo algo hermoso a cambio, que es "ver las cosas como realmente son". El problema es que esto también representa una gran negación de la realidad, así como el primer grupo.

El acercamiento judío es apreciar que el caos y el orden en realidad co-existen, y que cada uno tiene un propósito particular. Debemos ser capaces de enfrentar los desafíos que provienen del lado oscuro, y al mismo tiempo debemos inspirarnos con la belleza que está ahí cada vez que abrimos los ojos. Una vez cada tanto Dios abre las puertas de par en par para entregarnos un mensaje que nos ayuda a resistir cuando hemos perdido la esperanza. El mensaje es: "Aquí estoy, a tu lado, así como siempre he estado y así como siempre estaré. No sólo cuando el mar se abre, o cuando mi presencia te sobrecoge, sino cuando eliges verme".

Y este es el mensaje esencial de Purim. Se trata de esta elección – la elección más significativa y alegre que existe.

Prácticas de Purim

  1. Leemos la Meguilá dos veces, una en la noche (para celebrar la fe y la esperanza que tenemos en los momentos de oscuridad) y otra durante el día (para celebrar el hecho de que nuestra fe fue validada abierta y alegremente).
  2. Regalamos al menos dos tipos de comida a una o más personas. Este regalo no es para satisfacer una necesidad, sino que para crear unidad. Celebramos el hecho de formar parte de un pueblo que vive los milagros.
  3. Entregamos dinero a los pobres. Esto difunde el placer de sentir que alguien se preocupa por ti, y abre los corazones del dador y del receptor.
  4. Fortalecemos nuestra creencia en Dios, y su presencia en el mundo, con un banquete. Invita a todos tus amigos. Disfrázate para celebrar el hecho de que las cosas no siempre son lo que aparentan ser. Bebe hasta extasiarte, hasta que no reconozcas que hay héroes y villanos – sólo personajes en la obra de Dios que revelan su amor y su presencia.
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