Dios y la creencia judía

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Dios es al mismo tiempo la Fuerza de la creación y el Director de la historia.

El fundamento del judaísmo y la base de toda religión verdadera es el saber que tanto la existencia como el hombre tienen un propósito.

Tanto el hombre como la naturaleza son significativos porque fueron creados por un Ser intencionado. Es a este Ser a quien llamamos Dios.

Si no hubiese un Creador, entonces el universo no tendría sentido, la existencia humana sería en vano y la vida carecería de significado y esperanza.

La existencia de un Creador intencionado es indicada por el hecho de que el universo inorgánico contiene todo ingrediente necesario para que la vida orgánica sea posible. El mundo existe como un escenario para la vida, y la probabilidad de que esto haya ocurrido por casualidad es infinitesimalmente pequeña.

La obra de Dios es discernible a partir del mismísimo hecho de que pueda existir el cuerpo humano.

En reconocimiento de esto, el Salmista dijo: "Le agradeceré a Dios, porque estoy hecho de manera asombrosa y maravillosa" (Salmos 139:14). También está escrito: "En mi carne, veré a Dios" (Job 19:26). Es decir, la obra de Dios es discernible a partir del mismísimo hecho de que pueda existir el cuerpo humano.

También es enseñado que incluso las cosas inanimadas alaban a Dios. Su existencia misma es un himno que muestra el trabajo hecho por Dios. De acuerdo a esto está escrito: "Los cielos declaran la gloria de Dios, el firmamento relata Su obra" (Salmos 19:2).

Es impensable concebir que el universo haya surgido por casualidad sin la existencia de un Creador intencionado, al igual que es imposible concebir que un hermoso poema haya sido escrito por un salpicón azaroso de tinta.

Fuerza motivadora

El primero de los Diez Mandamientos dice: "Yo Soy el Eterno, tu Dios, quien te sacó de la tierra de Egipto, de la casa de la esclavitud" (Éxodo 20:2). Este es un mandamiento positivo de creer en Dios. Este mandamiento depende del pensamiento, y puede ser cumplido en cualquier momento.

De su redacción se hace evidente que este mandamiento incluye un requerimiento de creer en Dios como el Dios de la creación y como el Dios de la historia.

Por lo tanto, el judaísmo rechaza el concepto deísta de que Dios creó el universo y luego lo abandonó, dejándolo sin gobernante, guía ni juez.

La existencia de Dios como el Poder ético y como la Fuerza motivadora detrás del universo es indicada por la experiencia de los hombres y de las naciones, la cual demuestra que sólo el bien es estable, mientras que el mal tiende a destruirse a sí mismo. Respecto a esto, está escrito: "Hay muchos pensamientos en el corazón del hombre, pero es el consejo de Dios el que perdurará" (Proverbios 19:21).

Ningún otro poder

El segundo de los Diez Mandamientos dice: "No tendrás otros dioses delante de Mí" (Éxodo 20:3). Éste es un mandamiento negativo de no creer en ninguna deidad más allá del único y verdadero Dios, el Creador del Universo. Este mandamiento también depende del pensamiento y puede ser observado en todo momento.

Este mandamiento nos prohíbe que aceptemos cualquier ser, entidad u objeto como una deidad y que la llamemos dios. Esto es cierto incluso si uno sigue creyendo en el Dios verdadero.

Este mandamiento también prohíbe aceptar a cualquier ser, entidad u objeto como mediador entre Dios y el hombre. Esto también es considerado idolatría.

Es por esta razón que el judaísmo rechaza absolutamente el concepto cristiano de un mediador entre Dios y el hombre.

Un no judío puede aceptar otro ser como una deidad, pero no puede adorarlo como un ídolo.

La mayoría de las autoridades extienden esta prohibición a los judíos y no judíos por igual. Sin embargo, otros sostienen que un no judío puede aceptar otro ser como una deidad o mediador, siempre y cuando no lo adore como a un ídolo y que crea también en Dios. Se basan en el versículo: "No sea que… seas desviado y los adores a ellos, los cuales el Eterno, tu Dios, les ha dado a los gentiles…" (Deuteronomio 4:19). De acuerdo a la segunda opinión, el cristianismo podría ser una religión permisible para no judíos, y podría estar de acuerdo al objetivo supremo de Dios.

De todos los Diez Mandamientos, sólo estos dos primeros están escritos en primera persona. De acuerdo a la tradición, sólo esos dos mandamientos nos fueron dados directamente por Dios, mientras que todos los otros fueron transmitidos a través de Moshé. Respecto a esto está escrito: "Dios ha hablado una vez, dos veces he oído esto" (Salmos 62:12).

Consciencia constante

Si una persona niega la existencia de Dios o acepta cualquier otro ser como deidad, está negando la esencia misma del judaísmo y es absolutamente rechazada por Dios. Este es el único caso en el que uno puede ser castigado por un mero pensamiento.

Se nos exige que siempre estemos conscientes de Dios y que no Lo olvidemos a Él ni a Sus milagros, como está escrito: "Cuídate, no sea que olvides a Dios, quien te sacó de la tierra de Egipto, de la casa de la esclavitud" (Deuteronomio 6:12). También se nos advierte no olvidar a Dios ignorando Sus mandamientos, como está escrito: "Cuídate, no sea que olvides al Eterno tu Dios al no respetar Sus mandamientos, Sus decretos y Sus leyes" (Deuteronomio 8:11). Algunas autoridades cuentan esto como un mandamiento negativo.

Por lo tanto, uno debería estar constantemente consciente de la presencia de Dios, como dijo el Salmista: "He puesto a Dios delante de mí todo el tiempo" (Salmos 16:8).

Asimismo, se nos alienta a no olvidar la revelación en Sinai, donde fueron entregados los Diez mandamientos. Respecto a esto está escrito: "Sólo cuídate y guarda muy bien tu alma, no sea que olvides estas cosas que tus ojos han visto y no sea que se aparten de tu corazón todos los días de tu vida, y hazlas conocer a tus hijos y a los hijos de tus hijos: el día en que te paraste delante del Eterno tu Dios en Jóreb…" (Deuteronomio 4:9-10). Esto es declarado en el más enfático de los términos, y es contado por algunas autoridades como un mandamiento negativo.

Extraído de “The Handbook of Jewish Thought” (vol. 1), de la editorial Moznaim Publishing. Reimpreso con permiso.

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