Por qué creer en Dios debería convertirte en una persona más bondadosa

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La forma más concreta en que podemos conectarnos con Dios es tratar a los demás con bondad. El resto es comentario. Ve y estúdialo.

Nuestro patriarca Abraham es famoso por dos características aparentemente desconectadas: por traer al mundo el monoteísmo, y por sus incesantes actos de bondad, tal como queda demostrado en la porción de la Torá de esta semana cuando Abraham recibe a tres nómadas en el desierto y les sirve comida.

El monoteísmo y la bondad en verdad van de la mano: creer en un Dios Único lleva a la bondad.

¿Por qué?

Aquí hay dos maneras en las que estos dos aspectos están conectados.

Una vez que Abraham reconoció la existencia de Dios, un ser Infinito que no tiene limitaciones ni necesidades, su siguiente desafío fue: ¿Cómo puede uno acercarse a este Ser Trascendente? Él comprendió que podía crear una afinidad con Dios al emularlo. Mientras más se pareciera a Dios, más cerca de Él estaría.

Como dice el Talmud (Shabat 133b): "Así como Él es compasivo, también tú debes serlo".

Abraham pensó: no hay nada que un Ser Perfecto e Infinito pueda derivar de la creación; debe ser todo para nosotros. No hicimos nada para merecer nacer. Toda la vida es un inmenso e inmerecido regalo de pura bondad.

Además de difundir al mundo la idea del monoteísmo, Abraham se esforzó por asemejarse a Dios al ser un "dador".

Por lo tanto, la cualidad de la bondad es la piedra básica de la existencia. Además de difundir al mundo la idea del monoteísmo, Abraham dio un paso más y se esforzó por asemejarse a Dios al ser un "dador".

Es una experiencia increíble estar en comunión con Dios, tal como vemos con Abraham al comienzo de la porción de la Torá de esta semana (Génesis 18:1). Dios se presenta ante Abraham y él recibe cierta forma de profecía. Pero entonces Abraham se aleja de la Presencia de Dios para ir a preparar la cena para tres extraños… ¿Cómo pudo alejarse de una experiencia tan intensa y trascendental para efectuar una actividad tan mundana?

En verdad no es así. Abraham efectuó el mayor acto espiritual. En vez de limitarse a hablar con Dios, él se transformó en algo similar a Dios a través de su acto de bondad. Con esto nos enseñó: "Es más importante recibir huéspedes que recibir a la Presencia Divina" (Shabat 127a).

Todos tenemos el mismo Padre

Hay otra razón por la cual el monoteísmo es la base de la entrega y la bondad. Veamos el lado contrario. Si Dios no existiera, y la única realidad fuera el mundo material, ¿acaso tendría una obligación moral de esforzarme y dar a quienes son más débiles y están necesitados? Para quienes lo prefieran, digamos que la vida es un masivo "Juego del calamar", el que sobrevive es el más fuerte. Bienvenido a la ley de la selva.

Cada persona fue creada a imagen de Dios, sin importar el color de su piel, su religión, su capacidad cognitiva ni su orientación sexual.

Pero cuando Dios entra a la ecuación, todo cambia. Un Ser Infinito es la Fuente de todo y todos compartimos el mismo Padre. Esto significa que todos los seres humanos son parte de la familia de la humanidad; todos somos hermanos y hermanas. Cada persona fue creada a imagen de Dios, sin importar el color de su piel, su religión, su capacidad cognitiva ni su orientación sexual.

Un padre ama a todos sus hijos y quiere que sus hijos se cuiden entre ellos. Tenemos una obligación moral de esforzarnos por los demás y dar, especialmente a aquellos que son los miembros más débiles de la sociedad, quienes más necesitan nuestra ayuda.

El principio más importante del judaísmo

El gran sabio talmúdico, Rabí Akiva, dijo: "'Ama a tu prójimo como a ti mismo' (Levítico 19:18). Esta es la regla más importante de la Torá" (Talmud de Jerusalem, Nedarim 30b).

Esta declaración hace eco de la respuesta que Hilel dio al futuro converso que le pidió que le enseñara toda la Torá mientras estaba parado sobre un pie. Hilel le dijo: "Lo que no te gusta que te hagan, no se lo hagas a tu semejante. Esa es toda la Torá, el resto es comentario. Ahora ve y estúdiala". (Shabat 31a).

Yo puedo entender que amar al prójimo es importante, pero ¿cómo es posible que todo el judaísmo se reduzca a las relaciones interpersonales? ¿Dónde queda Dios dentro de esta imagen?

Entender la conexión entre el monoteísmo y la bondad responde a esta pregunta. Cuando amas a tu prójimo, haces mucho más que dar. En primer lugar, reconoces la chispa Divina inherente a esa persona. Y te asemejas a Dios. "Ama a tu prójimo" abarca ambas relaciones: del hombre con el hombre y del hombre con Dios. Por eso es el pilar del judaísmo.

La espiritualidad judía no sólo tiene lugar en la sinagoga; sino que está en nuestros hogares, en nuestro lugar de trabajo, en las calles, porque la manera más concreta en la que podemos conectarnos con Dios es al tratarnos mutuamente con bondad y compasión.

El resto es comentario. Ve y estúdialo.


La foto del cuadro pertenece a Yoram Raanan. Puedes visitar su sitio web en https://www.yoramraanan.com/

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