El Diario Secreto

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La vida está llena de sorpresas.

Amanda Kantor nació en 1978, fue criada en una granja en el estado norteamericano de Washington, 300 kilómetros al sur de Seattle. La madre de Amanda, Nancy, provenía de Alemania, su padre, Kevin, era un orgulloso irlandés. En la granja de 20 hectáreas ellos cultivaban árboles de navidad. Amanda se levantaba temprano, realizaba algunas tareas rutinarias de la granja y después tomaba desayuno – tocino, huevos, salchichas y panqueques – todo antes de subirse al bus escolar.

Los Kantor eran protestantes, pero no asistían ávidamente a la iglesia. Sólo iban para Navidad y el día de la madre, para complacer a la abuela Kantor. El día festivo más importante del año era el Día de San Patricio, (día festivo para los irlandeses). Ellos celebraban con una cena de carne y repollo y un montón de cerveza. La abuela Doris Bowden, por el lado materno de Amanda, era una atea férrea. Solía decirles a sus hijos que Dios no era real, sino sólo un mito inventado por gente débil. Cuando su hija Nancy decidió ir a la Escuela Metodista los domingos, Doris comenzó a salir de paseo con sus otros hijos para que ella sintiera envidia y abandonara la religión.

La vida de Amanda en la granja era muy tranquila, hasta que un día en 1996, durante su último año de secundaria, Amanda decidió escribir un ensayo final acerca de su historia familiar. Comenzó investigando el lado paterno. Fue muy simple, ya que la abuela Kantor, que había emigrado desde Irlanda sabía todo sobre la familia, y estaba feliz de compartir esta información con alguien.

Su lado materno impuso un desafío más grande. La madre de la abuela Doris, Anna Hilder, había emigrado desde Alemania en 1939. Ella vivió hasta una edad avanzada, pero pasó sus últimas dos décadas con demencia. De niña, Amanda visitaba a la bisabuela Anna. La mayor parte del tiempo ella hablaba en alemán. Cuando hablaba en inglés, repetía las mismas preguntas una y otra vez: "¿Dónde están mis padres? ¿Dónde está Ezra, mi hermano pequeño? ¿Dónde están mis hermanas? ¿Dónde está Ezra?"

"Esto era de mi madre", dijo. "Es todo lo que tengo".

Para su ensayo, Amanda intentó entrevistar a la abuela Doris. Ella no fue de mucha ayuda, pero le facilitó un diario de vida con tapa de cuero rojo. "Es de mi madre", dijo. "Es todo lo que tengo".

El diario estaba escrito en alemán, Amanda estaba desilusionada. ¿Para qué le servía un diario de vida en alemán? Se acercó a una compañera de clase que cursaba su 4º año de alemán, y la chica aceptó traducir el diario.

Un mes después, estaba listo. La chica le devolvió el diario a Amanda junto con una lista de palabras. La chica le explicó que no había encontrado traducción para aquellas palabras, incluso en el mejor de los diccionarios, y que incluso la profesora de alemán no conocía su significado. También dijo que habían cosas muy extrañas. Por ejemplo, se hablaba acerca de grandes preparativos para "las fiestas", pero en septiembre, no en diciembre. ¿Por qué, se preguntaba la traductora?

La chica le entregó la traducción y le dijo: "Creo que tu bisabuela era judía".

Amanda buscó las palabras intraducibles en Internet. No eran alemán, sino Idish.

Siguiendo las Señales

Con todo el estrés de su año de egreso, Amanda no tuvo tiempo para pensar en esta revelación sorpresiva. Entregó su ensayo, mencionando brevemente que su bisabuela materna podría haber sido judía.

Después de la graduación, tuvo más tiempo para reflexionar. Un día salió a dar un paseo por el bosque, se sentó y contempló el diario. "¿Qué significa esto para mí?", se preguntó. Durante sus años de adolescencia había sentido una atracción hacia la religión. Había asistido a un par de iglesias, un templo mormón y un templo Bahai. Sin emnargo, ella nunca había considerado el judaísmo. No conocía a ningún judío. Miró al diario y pensó: "Quizás esta es una señal que apunta en la dirección correcta. Tengo 18 años, puedo intentarlo".

¿Dónde comenzar? Amanda sabía que los judíos rezaban en sinagogas. Al parecer había una sinagoga a 100 kilómetros de su casa. El sábado siguiente Amanda estaba allí. Resultó ser que la "rabina" era lesbiana; ella y su pareja estaban celebrando su aniversario. "Se besaron en el escenario", recuerda Amanda. "Simplemente no era para mí".

En vez de esto, Amanda decidió aprender acerca del judaísmo por medio de libros. A través de su biblioteca local, solicitó un montón de libros sobre judaísmo en préstamos interbibliotecarios. Descubrió que el judaísmo se transmite por línea materna. Se dio cuenta que no tendría que convertirse; probablemente ya era judía. La primera acción concreta que decidió tomar para celebrar su condición de judía recién descubierta, fue dejar de comer cerdo. La abuela Kantor rápidamente notó que Amanda ya no comía tocino para el desayuno. Cuando le preguntó por qué, Amanda respondió "Sólo estoy probando algo nuevo".

Amanda se quedó con el diario durante dos años después de escribir su ensayo sobre la historia familiar. Finalmente, un día visitó a la abuela Doris, con el diario en la mano, y le preguntó "¿Qué significa esto? ¿Significa que la abuela Hilder era judía?"

La abuela Doris se puso a la defensiva. Contestó enojada "No sé por qué necesitabas toda esa información". Después le arrancó el diario de las manos y le gritó "Si vas a seguir adelante con esto, entonces no lo necesitas".

Cuatro años después, Doris, que sufría de Alzheimer, fue puesta en un hogar. Amanda y su familia buscaron en la casa de Doris, pero el diario no estaba por ningún lado. Aparentemente ella lo había destruido.

Era demasiado tarde. El pasado descrito en el diario se había convertido en el futuro de Amanda.

Era demasiado tarde. El pasado descrito en el diario se había convertido en el futuro de Amanda. Durante los años siguientes, Amanda tomó clases con un Rabino y gradualmente se volvió observante.

Pasado Revelado

En 2002, Amanda buscó en Internet una compañía de "herencia familiar judía". Contactó a la primera compañía de la lista. Les envió la escasa información que tenía: Su bisabuela, Anna Hilder, había llegado a Estados Unidos desde Munich, Alemania, en 1939, con su esposo George Hilder.

Seis meses más tarde, Amanda recibió sus respuestas. El apellido de soltera de Anna era Talen. Anna era la mayor de 6 hermanos. El padre de Anna tenía un puesto influyente en el gobierno alemán, hasta que Hitler subió al poder en 1933. En ese año, el padre de Anna casó a su querida hija con un vecino cristiano con buenas conexiones, esperando que Anna se salvara, mientras la perdición caía sobre los judíos de Alemania.

Sin embargo, las leyes de Nürenberg de 1935 destrozaron las esperanzas del señor Talen. Las leyes de Nürenberg prohibían a los alemanes casarse con judíos. Los alemanes que ya estaban casados con judíos debían divorciarse o enfrentar su misma suerte. Aparentemente, George Hilder decidió tomar a su mujer y escapar a los Estados Unidos. Entre los documentos adjuntos que recibió Amanda en su correo electrónico, había una fotocopia de la Ketubá (Contrato de Matrimonio) de los padres de Anna, que había sido preservada meticulosamente en los archivos de la judería alemana.

De acuerdo a una entrevista con un anciano alemán que conocía a la familia, todos habían sido aprisionados y deportados. Ninguno de ellos volvió jamás. El entrevistado listó los nombres de los hermanos de Anna Talen. El menor era Ezra.

Amanda recordó a su bisabuela demente, repitiendo obsesivamente la pregunta "¿Dónde está Ezra? ¿Qué le pasó a Ezra?"

El Árbol Truncado

La evidencia de Alemania fue suficiente para convencer a un Beit Din (Corte Judía) de que Amanda Kantor era judía.

Hoy Amanda y su marido, un Rabino ortodoxo, viven en Jerusalem con su pequeña hija.

El árbol truncado parecía muerto – completamente cortado. Pero aparentemente las raíces aún estaban vivas, ya que un nuevo brote ha nacido del tronco moribundo. Sólo tiene unas pocas hojas, pero está creciendo fuerte, y algún día ese brote se convertirá en un fuerte árbol.

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