¿Cómo me convertí en un "referente" del judaísmo?

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Una compañera de trabajo no judía estaba interesada en el judaísmo. ¿Cómo me convertí yo en su "referente" judío? ¡Ni siquiera soy religiosa!

"Esterle, ¿sabías que abrieron un comercio de falafel kasher a dos cuadras de aquí?", me preguntó con entusiasmo.

"Tú sabes que no me importa”, pensé.

“Esterle, ¿quieres venir conmigo esta noche a un shiur sobre lashón hará?”

¿Por qué siempre me llama por mi nombre en hebreo? ¿Por qué siente constantemente la necesidad de comentar conmigo cosas judías? ¿Qué es lashón hará y cómo puede ser que ella sepa más que yo de judaísmo? ¡Ni siquiera es judía!

¿Y por qué me molesta tanto su pasión por el judaísmo?

Yo tenía 25 años y trabajaba en una empresa con base en Manhattan cuando ella se acercó y se presentó en la sala de descanso de nuestra compañía.

—Hola, acabo de empezar a trabajar aquí. Mi nombre es Brittany, pero me puedes llamar Britt.

—Bienvenida a bordo, mi nombre es Eilleen —le dije mientras llenaba mi botella de agua.

—¡Uau! ¡Qué lindo jai tienes en tu cadena! —exclamó Britt abriendo sus grandes ojos azules.

—Gracias. Tengo que regresar a mi escritorio, pero fue un placer conocerte —le respondí mientras tapaba mi botella de agua.

—Espera, ¿cuál es tu nombre en hebreo?

—¡Vaya! No recuerdo la última vez que alguien me preguntó eso. Ester. ¿Sabes algo? Me encanta mi nombre en hebreo, pero creo que desde que terminé la escuela nadie me ha llamado Ester.

Como Britt y yo trabajábamos en diferentes departamentos, nuestras oficinas estaban ubicadas en lugares opuestos del piso. Pero de alguna manera nos encontrábamos casi todos los días. Durante nuestros breves pero constantes encuentros, Britt siempre me saludaba con su adorable versión de mi nombre en hebreo, Esterle. Ella me brindaba su hermosa y enorme sonrisa y compartía conmigo algo nuevo sobre judaísmo, siempre comenzando con: “Esterle, sabes que…”

“Esterle, ¿sabes que hay una bendición especial para cuando se ve un rayo en una tormenta? ¡No es algo fabuloso!”

“Esterle, ¿sabes que en Israel los sevivonim tienen la letra en hebreo pei en vez de shin? ¿Sabes por qué?”

"Esterle, ¿qué sabes sobre las 613 mitzvot del judaísmo?”

Los “Esterle, sabes que…” de Britt me llevaron a mis propias preguntas, por ejemplo: ¿Por qué esta mujer no judía estaba tan interesada en el judaísmo? ¿Cómo me convertí yo en su referente judío, a quién acudir en el trabajo? Yo no era religiosa. ¿Por qué no entendía que me interesaban las conversaciones sobre judaísmo? Yo siempre le respondía con respuestas de una palabra como, “Oh” o “Interesante”, y luego le decía que no tenía tiempo para hablar porque estaba ocupada. Yo estaba mucho más interesada en mi vida social que en mi vida judía.

Un día, cuando entré a donde estaban nuestras casillas de correo en el trabajo, encontré en mi buzón un regalo con un bello envoltorio. Mi correo en el trabajo consistía tan sólo en facturas de los vendedores, así que sentí mucha curiosidad por ver qué era mi regalo. Abrí rápidamente el envoltorio y encontré una pequeña nota pegada a un libro sobre sabiduría judía. La nota decía: “Esterle, ¡Disfruta este libro! Con cariño, Britt”.

Llevé el libro a mi escritorio, lo contemplé por un minuto y decidí que había llegado el momento de adquirir otra clase de sabiduría y averiguar de qué se trataba ese asunto de Britt y esta “cosa judía”. Corrí a su oficina con el libro en la mano.

"Britt, tengo una pregunta. ¿Te estás convirtiendo al judaísmo?"

Ella inspiró profundamente y dijo: "Lo estoy pensando”.

"¡Ah, ahora entiendo! Creo que eso es increíble, pero yo no soy religiosa, así que probablemente no soy la mejor persona con quien discutir cosas judías. Quizás debes darle este libro a otra persona”.

“Esterle, ¿recuerdas que la primera vez que nos conocimos te pregunté tu nombre en hebreo? Cuando me respondiste y me contaste cuánto te gustaba tu nombre en hebreo, tu rostro se iluminó. En ese momento pude sentir tu energía y vi tu neshamá. Desde entonces, no puedo evitar compartir contigo todas las cosas hermosas que sigo aprendiendo sobre esta increíble religión. ¡No tienes que ser religiosa para apreciarlas!”

No recuerdo cómo respondí, pero decidí quedarme con el libro. Poco después de esa conversación, Britt encontró un nuevo trabajo y dejó la compañía. No nos mantuvimos en contacto y yo nunca leí ese libro.

Un año más tarde comencé un curso de ulpán de hebreo en Aish HaTorá, lo que me llevó a mi primera cena de Shabat. Todos sabemos qué pasa después de las primeras cenas de Shabat (además de subir de peso) … invitaciones a clases, asistir a la sinagoga y, por supuesto, ¡más cenas de Shabat! Comencé a participar regularmente en eventos israelíes.

Pasó otro año y me había acercado todavía más al judaísmo y todo lo relacionado con Israel. Después de comprar un montón de hamsas en una feria israelí, no pude creer quién estaba parada allí… ¡Era Britt!

Me sentí muy emocionada no sólo de reconectarme, sino de llegar a conectarme realmente con ella. No podía esperar para contarle todo sobre las cenas de Shabat a las que había asistido, cómo las palabras de sabiduría judía me inspiraron y que finalmente había entendido lo que significaba “lashón hará” (hablar mal de las personas) y que me estaba convirtiendo en una profesional evitándolo.

“¡Britt!”, grité mientras corría hacia a ella.

“Esterle, ya no soy Britt. ¡Ahora soy Tzipora Lea!”, me respondió con esa enorme sonrisa con la que siempre me saludaba en el trabajo.

“¡Tzipora Lea! ¡Uau, te convertiste! ¡Mazal Tov!”, grité a todo pulmón.

“¡Todá! ¿Quieres venir a mi casa para Shabat?”

Dos días después, fui a la casa de Tzipora Lea para Shabat. Esa noche, me sentí fascinada por la misma mujer que solía molestarme con su actitud entusiasta hacia el judaísmo. Ese Shabat, ella brillaba. Ya sea la forma en que se cubría los ojos y rezaba junto a las velas de Shabat o sus entusiastas “Amén” después de cada bendición, no podía dejar de emocionarme por el genuino amor al judaísmo de Tzipora Lea y su alegría por ser judía.

En motzaei Shabat, regresé a mi departamento pensando cuánto envidiaba a Tzipora Lea. Entendí qué inmadura era cuando nos conocimos en el trabajo. En ese entonces, ella sólo quería conectarse con una futura hermana judía, pero yo estaba demasiado ocupada persiguiendo otros sueños que no me ayudaron en nada.

A la mañana siguiente, pensé mucho en Britt convirtiéndose en Tzipora Lea. Vi a una mujer inspiradora que quería profundizar su conexión con Dios y que se enorgullecía de demostrarlo. Vi una mujer a quien le encantaba demostrar su pasión por el judaísmo tanto en privado como en público. Y la mujer que vi era Eilleen convirtiéndose en Esterle.

Hoy en día, me encanta esta cosa judía. Y cuando mis amigos no religiosos tienen una pregunta relacionada con el judaísmo, adivinen a quién acuden… Yo soy su referente judío.

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