Huracán Sandy: Las Secuelas

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Sandy hizo lo suyo. Ahora es tiempo de que hagamos lo nuestro.

Martes, 30 de octubre, 2012. 12:00 a.m. EST

"Hola, ¿911?".

"Sí. ¿Cómo podemos ayudar?".

"Hay agua afuera de mi casa y se está elevando rápidamente. Ya está en mi primer escalón y veo agua en el medio de la calle. No estoy seguro de qué está ocurriendo pero tengo miedo de que mi casa pueda llenarse de agua en las próximas horas".

"Señor, estamos viendo su ubicación y nuestro personal de emergencia no puede llegar a su manzana".

"Pero tengo cinco niños pequeños aquí. ¿Qué se supone que debo hacer?".

"Lo sentimos señor. No podemos ayudarlo. Buena suerte".

Clic.

Ahí estaba yo, mirando por la ventana de mi habitación con el teléfono en mi oído mientras el agua estaba subiendo por los escalones de mi casa. En la otra habitación, mi esposa y cinco niños estaban durmiendo profundamente. Yo me quedé ahí abrumado. Recurrí a Dios y le pedí ayuda. Y luego bajé corriendo por las escaleras.

Bienvenido al huracán Sandy, uno de los peores huracanes que ha golpeado el Noreste de los Estados Unidos. Cientos de heridos, más de 50 muertos. Miles sin hogar. Millones sin electricidad.

Mientras me siento aquí y contemplo las secuelas del huracán Sandy, sirenas en el trasfondo y escombros frente a mi casa, sigo pensando en un aforismo: "Lo que no te mata te hace más fuerte". A juzgar por la arremetida de Sandy, había una seria cantidad de “fuerza” esperándonos. Sandy hizo su lo suyo, ahora es tiempo de que nosotros hagamos lo nuestro.

Así que decidí tomar unas cuantas resoluciones.

#1: Sé feliz con lo normal

Recuerdo cuando tenía 16 años. Estaba en casa un sábado por la noche sin nada que hacer, deprimido, sintiendo pena por mí mismo cuando vinieron mis abuelos.

"¿Qué pasa?" me preguntó mi abuela.

"Estoy teniendo una mala noche, mis planes se disolvieron y no tengo nada que hacer", me quejé.

Mi abuela, quien a mi edad estaba en Auschwitz, comentó, "Hijo, que hubiera dado yo por no tener nada que hacer cuando tenía tu edad".

Suficiente. Jaque mate. Perspectiva adquirida.

Es impresionante como cuando nuestras vidas están funcionando normalmente, nos enfocamos en lo que nos falta. Corremos por nuestro día prestando apenas atención a todas las cosas que tenemos como salud, refugio, familia, electricidad y calor. Estamos demasiado ocupados yendo y viniendo, llamando y contestando, pensando y preocupándonos por lo que no tenemos, como para ir más despacio y ver lo que sí tenemos.

Entonces algo amenaza nuestro estado "normal". Un ser querido se enferma. Nos enfrentamos a la tragedia. Estamos en peligro. Casi instantáneamente, cambiamos de perspectiva. Dejamos de enfocarnos en "más". Dejamos de preocuparnos por lo que viene. Solamente queremos que vuelva a lo "normal".

Mi experiencia con el huracán Sandy comenzó en la noche del lunes. Habíamos estado dentro de la casa todo el día. Los vientos estaban soplando fuerte y los árboles estaban sacudiéndose. Las luces comenzaron a titilar, y entonces… oscuridad.

Perdimos la electricidad. Nos dijeron que los cortes de luz eran probables pero nunca puedes prepararte completamente para perder la electricidad. Estaba oscuro. Realmente oscuro. Durante el siguiente par de horas, sentimos de a poco los efectos. Sin Internet, celulares, calefacción, agua caliente, refrigeración. Nos acurrucamos. Yo no podía evitar pensar, rezar y rogar en silencio, pidiendo por electricidad. Eso era todo lo que quería. Ni siquiera me importaba para qué la utilizaría; solamente quería electricidad.

¿Electricidad? ¿Quién aprecia la electricidad? Yo nunca he encendido una luz y he dicho, "Huau, electricidad. ¡Increíble!".

Pero en ese momento, eso era todo lo que quería.

Nuestros sabios definen felicidad como la habilidad de sentir placer con lo que tenemos, y no dolor por lo que no tenemos. Los gurús de la psicología positiva como Tal Ben Shajar hablan de la relación científica entre la felicidad y la gratitud. Todos sabemos esto, pero al parecer nunca lo integramos en nuestras vidas.

Vivimos en una época en la que la mayoría del mundo civilizado disfruta de más lujos que la rica elite de tan sólo unas décadas antes. Tenemos tanto, y sin embargo queremos más. Estamos esperando que algo nos haga felices. Pero no hay nada que pueda hacernos felices. La felicidad es una elección.

Por supuesto que debemos esforzarnos. Crecimiento es parte de nuestra vida. Pero tenemos que asegurarnos de vivir con perspectiva. Tenemos que empezar a derivar placer de lo "normal". Tenemos que empezar a disfrutar de la vida tal como es. No deberíamos necesitar un huracán de categoría 1 para deleitarnos cuando las luces se encienden de vuelta.

Resolución #1: Cada día, notar una cosa en mi vida "normal" y estar agradecido por ella.

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#2: Confía en la grandeza interior

Mientras estaba parado allí, mirando por la ventana, me di cuenta. Nadie iba a venir. ¡Nadie!

Siempre pensé que habría alguien a quien recurrir en momentos de necesidad. Un oficial de policía, un bombero, personal de emergencia, familia o amigos están tan sólo a una llamada de distancia si las cosas se ponen difíciles.

Estaba equivocado.

Estaba solo, y necesitaba ayuda.

Parado en mi habitación, me vino un pensamiento a la cabeza. Una persona nunca está sola. Dios no está en el cielo mirando hacia la tierra. Él es Infinito y lo abarca todo, en cada fragmento de realidad. Él no está solamente "ahí arriba", Él está "aquí mismo", Él es el pegamento que nos mantiene juntos. Todos tenemos una fuente de fuerza, sabiduría y perseverancia a la que podemos recurrir. Él está con nosotros, siempre. Recé para poder encontrarlo, y ahora.

Se me ocurrió una idea. Agarra a la familia y salgan corriendo por atrás. Pero antes de despertarlos, necesitaba asegurarme de que teníamos un lugar adonde ir.

Bajé corriendo las escaleras, salí por la puerta trasera al jardín. Salté una cerca alta, a través de una zona de árboles y luego a la parte trasera de una casa que daba a otra calle. Subí las escaleras traseras y vi una ventana. Toqué y toqué hasta que alguien contestó.

Gracias a Dios, estaban en casa y eran acogedores. En minutos, regresé a mi casa, desperté a mi familia y entonces, uno por uno, los encaminé hasta que todos estuvieron en la casa, a salvo.

Mis acciones fueron tan sólo una pequeña muestra del coraje, el heroísmo y la fortaleza que salieron a la luz durante el huracán Sandy.

Durante la tormenta, miles de personas "normales" utilizaron una fuente interna a la que nunca habían accedido antes. Doctores y enfermeras trasladaron salas de hospital y salvaron vidas. Policías y bomberos nadaron, corrieron y condujeron botes para salvar a personas del agua. Vecinos, amigos y completos extraños literalmente salvaron vidas.

¿Por qué? No es porque la crisis genera héroes. La crisis permite que las personas saquen el heroísmo que siempre tuvieron dentro.

Somos creados con un alma que es Divina. Como un pozo, mientras más sacamos, más reconocemos su profundidad. A veces se requiere una tragedia para darnos cuenta cuán amables, preocupados y generosos somos. A veces una crisis revela el coraje, el valor y la fuerza que nunca antes vimos.

Resolución #2: Atreverme a ser grandioso. Cada día, fijar una meta más allá de mis limitaciones percibidas e ir por ella. Presionar para ver cuánto potencial tengo realmente.

#3. Reestructura tu vida para alinearla con tus prioridades

El famoso autor y orador, Dr. Stephen Covey, condujo un seminario en donde invitó a las personas a poner piedras de diferentes tamaños dentro de un balde. Después de múltiples intentos fallidos para meter todas las rocas, Covey demostró como hacerlo. Él comenzó con las piedras grandes y luego de ponerlas cuidadosamente, todas las rocas entraban. Él se dirigió a la audiencia y declaró: "Si ustedes no ponen las rocas grandes primero, nunca las podrán meter".

¿Cuántas veces nos sentimos abrumados pero frustrados? ¿Ocupados pero fuera de control? Sintiendo que la vida debiera sentirse diferente de cómo se siente actualmente. La razón es que, muchas veces, nuestras vidas no se alinean con nuestras prioridades. Estamos fuera de balance y lo sentimos.

No hay nada como una crisis para realinear nuestras acciones con nuestras prioridades.

Después de garantizar la seguridad de mi familia, regresé a casa para traer algunos artículos básicos. En el camino de regreso, medí el daño. Mi auto estaba bajo el agua, mi casa se estaba llenando de agua. Me di cuenta de que esta tormenta podría aniquilar mis posesiones.

Intenté estar afectado pero no pude. No me importó. Ni siquiera un poco. Sabía que me importaría mañana, pero hoy en la noche, había cosas más importantes. Corrí para recolectar pañales, agua, calcetines y pijamas y regresé con mi familia. Las cosas son lo que son, cosas. Por esta noche, no llegaron al principio de mi lista.

¿Cuántas veces nuestros seres queridos son cambiados por nuestro trabajo? ¿Cuántas conversaciones nos perdimos a pesar de que estábamos ahí físicamente? ¿Cuántos miembros familiares reciben menos atención que nuestros pasatiempos?

Y nos preguntamos por qué nos sentimos frustrados.

Hay una familia en mi vecindario que se despertó con el agua brotando en su casa. Ellos subieron al ático hasta que fueron rescatados horas después. Al día siguiente, vi al padre caminando con sus hijos. Él tenía un bolso con sus posesiones. Su casa estaba bajo el agua. Le pregunté cómo estaba. Él respondió "Gracias a Dios, ¡todo está genial!". Al ver mi expresión facial, él continuó, "No estoy seguro de si tengo una casa, pero tengo a mi esposa y a mis hijos. Eso es todo lo que necesito".

Lección #3: Cada día, abraza a cada niño, fuerte. Escoge un miembro familiar para decirle te quiero.

#4: Dar es lo que hace al mundo girar

"El mundo fue construido en base a bondad" (Salmos 89:3)

Mientras estábamos sentados en casa de mi vecino, no podía evitar sonreír. Éramos prácticamente extraños. Sin embargo su flujo de apoyo era increíble. Ellos nos hicieron sentir tan bienvenidos como fue posible. Ellos trajeron comida, agua y frazadas. Hicimos un buen desorden y lío, y ellos no se molestaron en lo más mínimo.

Dar se siente mejor que recibir porque dar es una cualidad Divina, y mientras más Divino actuemos, mejor se siente.

Hay algo sobre la crisis que saca lo mejor de muchos de nosotros. En lo profundo, sabemos que somos un pueblo. Durante tiempos "normales", es fácil enfocarse en las diferencias. Es fácil atrincherarse y protegerse a uno mismo. Pero cuando nuestra vida "normal" es amenazada, nos damos cuenta de que nos necesitamos mutuamente. Nuestras diferencias son eclipsadas por las similitudes. Dejamos salir a nuestro “yo” verdadero. Somos libres para dar.

Al día siguiente de la tormenta, salí a caminar por la calle. Las personas estaban afuera de sus casas ofreciéndose ayuda los unos a los otros. Estábamos compartiendo bombas subterráneas y aspiradoras de líquidos. Una mujer, cuya casa fue perdonada, pasó conduciendo y nos trajo provisiones. Otra persona trajo una pizza. En la noche, un amigo vino con calentadores. Familias se mudaron con otras. Nuestros teléfonos sonaban con personas que expresaban sus buenos deseos.

Resolución #4: La próxima vez que tenga la oportunidad de dar, solamente daré.

Martes, 30 de octubre, 2012, 9:00 a.m. EST

Caminé por fuera de mi casa para medir el daño. Las calles aún estaban llenas de agua. Botes de la guardia costera estaban evacuando personas de sus casas. Sirenas estaban resonando por las calles.

"¿Qué haremos ahora papi?", preguntó mi hijo.

"Hay solamente un lugar adonde ir", respondí.

"¿Adónde?"

"Hacia adelante".

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