Aprender a vivir con incertidumbre

3 min de lectura

Cómo obtener paz mental en un mundo lleno de riesgos e inseguridad.

Están aquellos que aman las reglas y el orden, quienes toman decisiones rápidas y disfrutan terminar sus asuntos. Para estas personas, la incertidumbre y el riesgo es un poco doloroso. Por otro lado, están aquellos que prosperan en la incertidumbre, quienes prefieren mantener todas sus opciones abiertas, a quienes les es muy difícil tomar decisiones, al ser forzados a escoger una cosa (o persona) por sobre otra. Estos son los tipos de personalidades a quienes la incertidumbre les resulta fácil de llevar, que son más capaces de tolerar el riesgo, que podrían escoger trabajos en áreas como ventas y entretenimiento, en donde no hay sueldos “garantizados” (¡ellos también necesitan parejas que tengan la misma habilidad para tolerar la incertidumbre!).

Ya sea una característica innata o no, todos necesitamos aprender a vivir con la incertidumbre. No podemos conocer el futuro. No sabemos cuál será el resultado de nuestras elecciones. No se nos dice si nuestras decisiones llevarán a éxito o fracaso, si esta relación durará o se desvanecerá. Queremos certeza porque nos ofrece la ilusión de control. Y no la tenemos porque Dios quiere ahorrarnos esta ilusión. Él quiere que nosotros reconozcamos que finalmente Él está a cargo.

Sólo si reconocemos realmente —e interiorizamos profundamente— la idea de que Él quiere lo mejor para nosotros y que todo es para nuestro bien, podemos lidiar con lo desconocido. La Torá sugiere que al final de su vida, a nuestro antepasado Yaakov se le dio una visión del final de los días. Él estaba deseoso de compartir esta información con sus hijos, los líderes de las tribus de Israel. Sin embargo, Dios evitó que lo hiciera.

Creo que hay varias razones para esto. Si el final de los días estaba demasiado distante, ellos podrían haberse deprimido o desmotivado. Si era demasiado pronto, ¡podrían haberse emocionado y desmotivado! Esas sí son verdaderas preocupaciones. Pero en un nivel más profundo, creo que solamente a través de la incertidumbre podemos llegar a tener fe y confiar en Dios.

Digo esto siendo alguien que ama la estructura, las reglas y el orden. Digo esto siendo alguien que siempre está desesperada por llegar rápidamente a "conclusiones". Una amiga en el área de ventas dice que su consigna es “Mejor un sí lento que un no rápido”. Tengo miedo de que, al menos psicológicamente, yo prefiera el no rápido. Digo esto siendo alguien que toma decisiones rápidas (me he arrepentido de algunas, ¿quería realmente ese color de pintura en el baño?). Pero también digo esto siendo alguien que reconoce que aún le queda mucho por aprender y crecer, particularmente en esta área. También digo esto siendo alguien que entiende que la fe y la confianza requieren poder soltar.

El futuro está en las manos de Dios. No hay NADA que yo pueda hacer para cambiar eso y la aceptación de ese hecho, junto con el reconocimiento de Su amor y bondad, solamente pueden llevar a mayor tranquilidad mental. Nos engañamos al pensar que mayor control llevará a mayor calma. Si sigo trabajando en reconocer el amor y preocupación de Dios por mí, Su inversión en mi futuro y mi bien, entonces podré aprender a tolerar la incertidumbre, incluso con serenidad. Esa es mi meta porque en realidad, al final de cuentas, no tengo otra opción.

Todos tenemos que aprender a vivir con incertidumbre y a confiar en Dios. Algunos de nosotros nacemos con personalidades que hacen que este aspecto en particular de nuestra relación con Dios sea un poco más fácil, pero nos incumbe a todos descubrir los recursos internos que nos permitan aceptar la realidad de que no estamos en total control. Y seguir adelante.
 

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